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EL MOMENTO DE LA VERDAD

El mundo (taurino) al revés

Miraban los toros de Miura como don Eduardo al ministro de Cultura en una corrida de alta tensión en la que El Fandi mereció la oreja que el palco racaneó

El rugido de Roca Rey en el templo del silencio

El Fandi, que compartió banderillas con Escribano, en un par al violín Efe
Rosario Pérez

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Miraba el primer toro de Miura como don Eduardo miraba al ministro de Cultura. De frente, sin quitarle ojo, con semblante de pocos amigos para aquel que ha dejado a la tauromaquia sin más medallas de oro. Venía la corrida de Zahariche con su ... tirón taquillero y toda la leyenda a cuestas, con la seriedad de su sangre y la psicosis que brota nada más ver su nombre en el cartel. ¡Que viene Miura! Y eso son palabras mayores y voltajes superiores. En tensión siempre. Como el ñu con la manada de leones. Titánico el esfuerzo de la terna –meritísima la reaparición contra todo pronóstico médico de Escribano y el premiado toma y daca de Esaú–, vibrante cada batalla entre presa y depredador.

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