FERIA Del toro
Alejandro Talavante se inspira en la tempestad de Olivenza
En una tarde de perros por el vendaval y la lluvia, el extremeño destapa la magia del toreo con Relicario, el mejor toro de una mansa corrida del Puerto, y sale a hombros
Mercado del toro bravo: baja el número de machos útiles; suben los costes
![La izquierda de Talavante](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/03/02/tala-RO6Dz0xzwGtQOnJ5olCfa8L-1200x840@diario_abc.jpg)
Se afanaban diez operarios para que la lona que resguardaba el ruedo de la lluvia no volara hasta el tendido. Aquel plástico negro levantaba un oscuro oleaje sobre la arena hasta convertirse en uno de esos castillos hinchables de la feria. Después de sudar ... lo suyo para evitar que los charcos empapasen el redondel –casi media hora después de lo anunciado–, arrancó el paseíllo y allá que seguía el público buscando su localidad entre chubasqueros, paraguas y un vendaval que invitaba a la suspensión. Pero como el sentido común no impera precisamente en este espectáculo de locos, Olivenza celebró su primera corrida de la feria. Llena a reventar estaba la plaza: poco le importaba al gentío acabar con los huesos mojados. No había climatología que frenase la fe por ver la comunión entre un toro y un torero.
Y la afición se topó con una obra de Talavante nacida de la más profunda inspiración. Como si se creciese en medio de aquella tempestad que animaba a recrear estampas de barcos piratas y velas soplando. Hasta lograr apaciguar al mismísimo Eolo.
Sucedió en el quinto, el mejor del manso conjunto de Puerto de San Lorenzo, que se dejó con nobleza en esas telas talavantinas que desentrañaban el otro misterio del toreo, el de la creatividad y la magia. Como en el patio de su casa andaba el matador pacense, a gusto, creyéndoselo, con muletazos soñados por momentos. A placer nacieron los cambios de mano, que los bordó al ralentí, y esos pases de pecho con el señorío extremeño. Como en los tiempos de grandeza del Talavante que sabe ejercer de Alejandro Magno. Ya aquellas gaoneras del quite, ceñidas como una ola a la tabla de surf, prometían cantes de otra época. Apenas había picado a Relicario, que brindó a los tendidos antes de plantarse de rodillas en un emotivo prólogo. Sus ganas de volver a ser se habían vislumbrado ya en el anterior –al que cortó una oreja–, pero con este noble quinto dio un paso más mientras hacía que no perdiese celo. Aun sin ahondar en series rotundas, destapó mágicas esencias, de naturalidad y frescura, con el culmen de un broche por doblones de torerísima antología. Talavante ha vuelto: que sea para quedarse.
Dos orejas paseó entre la algarabía de muchos de los que habían ido a ver a Roca Rey, al que no le sonrió la fortuna en la primera de sus dos tardes: sin un pase el acucharado e inválido sexto, el tercero –pese a esa engañosa alegría– cantó la gallina en cuanto se sintió podido. El arrimón calentó los ánimos, pero el palco no estimó la petición. Saludos cosechó un dispuesto Manzanares frente al viento y teclosos animales.
Feria de Olivenza
- Coso de Olivenza. Sábado, 2 de marzo de 2024. Segunda corrida. Lleno de 'No hay billetes'. Toros de Puerto de San Lorenzo y La Ventana (2º y 4º), de aparente presencia –aunque algunos de cómodas caras–, mansos y descastados en general; destacó el buen 5º.
- José María Manzanares, de gris plomo y oro. Estocada delantera y tendida (saludos). En el cuarto, estocada (saludos).
- Alejandro Talavante, de verde esperanza y oro. Estocada desprendida (oreja). En el quinto, estocada delantera que escupe. Aviso (dos orejas).
- Andrés Roca Rey, de de sangre de toro y oro. Estocada desprendida (petición y saludos). En el sexto, pinchazo y estocada corta (silencio).
En la tempestad reinó Talavante, aupado a hombros por sus paisanos en una tarde de
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