Toros
Perera y Ginés se suman a la fiesta de El Fandi con Limpito en Palencia
El torero de Puebla del Prior realiza la faena de más peso y el granadino logra la mayor conexión con el público en un estreno de feria de triple puerta grande
Los ultras antirroquistas se marcharon felices de Colmenar

Qué contento se marchó el público del coso de los Campos Góticos. Aunque no todo el campo fuese orégano, asistieron a un espectáculo de triple puerta grande, en el que la terna puso mucho y la amabilidad de los tendidos y la presidencia hizo ... el resto con una desigual corrida de Montalvo, con un Limpito premiado con la vuelta al ruedo. Así se desarrolló el estreno de San Antolín, toro a toro:
El Fandi, en su papel desde el inicio. Con cuatro largas cambiadas de rodillas saludó al primero, tan corretón como justo de fuerzas. No ayudaban a sus caídas la suelta arena. A un integrante del burladero de médicos brindó. Y a punto estuvo de pasar por el hule: Fachón metía la cara con un buen embroque, pero a mitad del muletazo se vencía. Por la pierna prendió al granadino, que procuró que siempre fuese metido en las telas, con con facilidad par despedirlo hacia fuera. Con mucho oficio y sin ceñimientos. El efectivo acero, que se cayó, despertó los pañuelos y Fandila se embolsó una cariñosa oreja.
Echaba las manos por delante el altote segundo, que se movía sin entrega. Un arreón (del toro y de las banderillas) se llevó Perera ya en el prólogo. Rebrincado, se tragaba dos muletazos pero al tercero movía el cuello con una elasticidad tremenda. Qué poca clase la de Profesor, con tornillazos incomodísimos. Como era se movía: destartalado. No se arrugó Perera, firme y con la franela a la altura que requería el Profesor, con máster de saltimbanqui. Porque, ojito, por arriba no admitía ni uno. Se alargó demasiado el extremeño, que dejó al toro nocaut de un metisaca en los bajos.
Más armónicas hechuras traía el castaño tercero, distraído de salida y de contado poder. Más de una vez se desplomó en la chicuelinas de Ginés. Esperó en banderillas entre el mosqueo del personal al ver que los palos iban de uno en uno. Corto se quedó en la muleta, que Marín manejó con gusto y sin estrecheces. Le concedió distancia y lo llevó a su aire, sin atosigarlo. Para darle confianza. Obedeció Chiquito a las telas por el derecho y tuvo peor ritmo por el zurdo. Lo oxigenó con listeza entre las tandas hasta exprimir todo el ir y venir sin celo del montalvo.
Después de un paréntesis para arreglar el ruedo, pasar el rastrillo y la manguera, apareció Limpito. Otra vez se puso de hinojos David Fandila para trazar una larga, cosida a verónicas de buen tono. De najas salió el toro en su primer encuentro en varas. Giró como un molinillo el de Granada en las navarras antes de brindar el tercio de banderillas. Cómplice con el público, levantó la algarabía en pares de dentro a fuera, pero fue el último, a la inversa, el de mayor mérito. Perdón, el penúltimo: faltaba el violín. Un clamor en los Campos Góticos. Todo estaba a punto de caramelo, con la gente completamente enfandilada. Un trébol rodilla en tierra inauguró la faena, brindada al público. Sabía El Fandi que tenía buen material delante. Entre molinetes, pases ligeros y un fenomenal pase de pecho, faltó más calma. Por ambos pitones, que por ambos tuvo que torear Limpito, con más excelencias por el lado diestro. Pidió parar la música en una serie zurda de mayor temple. Y tras eso pidió que sonara de nuevo, con tres festivos molinetes de rodillas. Siguieron las manoletinas, un desplante rodilla en tierra... Y allá que seguía el noble Limpito. Agradeció El Fandi a la banda su intervención y cuadró al de Montalvo. Pero pinchó y se evaporó el premio gordo, porque tal y como estaba el ambiente quién sabe qué le hubiese pedido la gentil afición palentina. Dos orejas le dieron pese a todo, con vuelta al ruedo en el arrastre para el noble toro de Montalvo, de buen fondo. La puerta grande le esperaba a El Fandi, sustituto de Daniel Luque.
Feria de Palencia
- Plaza de toros de los Campos Góticos. Miércoles, 30 de agosto de 2023. Primera corrida. Un tercio de entrada. Primera corrida de la Feria de San Antolín. Toros de la ganadería de Montalvo (incluido 5º bis), desiguales de presencia y juego, destacaron el 4º, Limpito, premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre, y el 5º
- El Fandi, de blanco y oro con cabos negros. Estocada caída (oreja). En el cuarto, dos pinchazos hondos (dos orejas).
- Miguel Ángel Perera, de azul rey y oro. Metisaca en los bajos (ovación). En el quinto, estocada tendida (dos orejas).
- Ginés Marín, de corinto y oro. Estocada desprendida (oreja). En el sexto, estocada (oreja).
Serio el quinto, pero se derrumbó y se fue para atrás. Caracolillo se llamaba el sobrero, con cuajo y al que se le notaba su cercanía a los cinco años. Qué despacito ejecutó las tafalleras. Hasta tres pendulares 'majó' al tal Caracolillo, que acudía con nobleza por el derecho, por donde se centró en la asentada primera parte. Pero cuando cogió la zurda, el toro se le fue directo al cuerpo. Resolvió con destreza el de Puebla del Prior y cuando logró su objetivo de sacarle la tanda a izquierdas regresó a la mano de escribir, con Caracolillo completamente aplomado. Aguantó los parones con valor y se metió en las cercanías. De pie y de rodillas para poner la chispa que le faltaba al desfondado pero obediente Caracolillo. Queriendo siempre Perera. Ambicionando el triunfo. Hasta cazarlo a la primera y pasear las dos orejas.
Si su anterior había sido guapo, el sexto no era un dechado de belleza. Ni de casta. No quería marcharse a pie Ginés, que se echó de rodillas. Protestaba el animal, de medio viaje y con cero clase. Todo puso el pacense, muy por encima de Dinamitero. Segurísimo con el acero, el cañón de su espada le entregó el trofeo que lo aupaba a hombros con sus compañeros.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete