Ser figura es llamarse Andrés Roca Rey, llenar y triunfar
El peruano, con más ambición que ninguno, sale por una puerta grande que también pidieron para Juan Ortega, que meció por momentos la torería
Cayetano se juega la vida para salvar la de Roca Rey
![Roca Rey sale a hombros](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/07/25/rey-RJRJz0ah4IKd3JM2zW7b7ZN-1200x840@diario_abc.jpg)
Ser figura es arrimarse con el toro chico y con el toro grande. Ser figura es no aliviarse en Madrid, Sevilla, Bilbao y Pamplona. Ser figura es pasar por los despachos y exigir la tela que uno se ha ganado exponiendo las femorales. Ser ... figura es ser el primero en agotar las entradas. Ser figura es ser el único en colgar el cartel de ‘No hay billetes’ en una feria. Ser figura es saber que la masa ha venido a verte y, por un camino u otro, devorar la puerta grande y que el cliente se marche contento. Ser figura es llamarse Andrés Roca Rey.
Como nunca el ambiente en Santander: ni una almohadilla más cabía en las gradas. A reventar. Toreaba el peruano y lo sabían hasta las gaviotas, que sólo se posaron en tejadillo cuando se perfiló para matar. Qué manera de ejecutar la suerte. Para enseñar y enmarcar. Bárbaro cómo le ha cogido el sitio y lo puro que lo traza. Y la afición, claro, lo valoró. Esa misma gente que seguía entrando mientras sonaba el himno nacional... Claro que va a llegar un día en que el último en aparecer sea el limeño y el paseíllo arranque sin el Cóndor.
Roto el paseo, las colas se sucedían como los «¡vivas!» a España. Atrás quedaban los cuatro gatos antitaurinos y sus maullidos de «tauromaquia, terrorismo cultural». ¿Terrorismo cultural esa manera de mecer el arte de Juan Ortega? Pobres ignorantes: no verán sus ojos nada así. Debió Garzón, el empresario, dedicar una jornada de puertas abiertas a los animalistas para que alguno les dijese lo del padre de Búfalo: «Niño, a ver si te enteras de lo que estás viendo, que no lo vas a volver a ver en tu vida ». Y menos aún en los informativos, que en eso los antis tenían razón. Decían frente al coso de Cuatro Caminos que a esto de los toros le queda «un telediario» y no iban mal encaminados. Quien quiera ver toros que vaya a la plaza, que en la tele pública no los verán ni por equivocación. Pero que se echen a dormir y esperen: mientras nazca un torero con el tirón de Roca Rey el futuro está garantizado.
La tarde llevaba su nombre desde que se anunció la Feria de Santiago. Y suya fue, aunque bien hubiese podido salir también a hombros Juan Ortega, con el toreo de más bello sabor. Para paladares exquisitos.
Una bronca se desató en los tendidos cuando el palco negó una oreja pedida por mayoría. El mismo que ha dado orejas, y hasta rabos, sin ton ni son le racaneó una al trianero por una faena de torera categoría a un toro obediente al que había que perderle pasos y coger el ritmo. Mejor embroque –¡cómo es el de Ortega!– que finales tuvieron la embestida y los muletazos. Contados, pero ¡qué muletazos! Carteles de toros. Y piezas de orfebrería los trincherazos, los molinetes, el pase rodilla en tierra o esos ayudados finales. ¿Y aquella media genuflexa e inabarcable del saludo? Sin embargo, el presidente olvidó las gafas de ver y le mangó el trofeo que, según el reglamento, es del público. «Tonto», «inútil» y «chorizo» fue lo más bonito y reproducible que le dedicaron.
Sin prisas las verónicas al quinto, con pausa las tijerillas y de honda despaciosidad los ayudados de apertura. A Pardillo, tan justo de vida, había que darle suavidad y no pudo encontrar mejor compañero de viaje. Sin ser tarde redonda –con demasiado enganchón por ese punteo–, fue muy torera e inspirada. Con caros pasajes.
Lo más meritorio viajaba en el vuelo del Cóndor en el tercero, un animal con carbón que se vencía, el más exigente del variado conjunto ganadero del Puerto. Expuso Andrés, con asiento y poderío, y dominó por completo a Lirón, que acabó en la puerta de chiqueros de tan podido que se sentía. Había brindado esta faena de oreja a Cayetano por ser su ángel hace justo un año: a cuerpo limpio arriesgó su vida para salvar la suya. Emotivísima escena en un festejo en el que Rivera, con el mejor lote (el más complejo fue para el peruano), selló la actuación más reposada y con asiento de su temporada, tanto con el bondadoso primero –¡ay, si le toca a Ortega!– como en el cuarto.
Sólo Roca, que arrancó con enorme ambición otra oreja al geniudo sexto –se lo dejó crudo y lo acusaría–, se marchó por la puerta grande. Ser figura del toreo también es eso.
Feria de Santander
- Coso de Cuatro Caminos. Jueves, 25 de julio de 2024. antiago. Cartel de 'No hay billetes'. Toros de Puerto de San Lorenzo y La Ventana del Puerto (6º), de bonita presencia y variado juego.
- Cayetano, de turquesa y azabache: metisaca contrario y estocada (silencio); estocada y tres descabellos (silencio tras aviso).
- Juan Ortega, de esmeralda y plata: estocada delantera contraria (petición de oreja, vuelta al ruedo y bronca al palco); estocada corta perpendicular (oreja).
- Roca Rey, de tabaco y oro: estocada trasera (oreja con petición de otra); estocada (oreja tras aviso). Sale a hombros por la puerta grande.
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