Borja Jiménez, triunfador de San Isidro: «Lo que Madrid me hizo sentir la tarde de la Puerta Grande fue algo mágico»
ABC entrevista al triunfador de San Isidro
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Este San Isidro parecía resistirse la puerta grande a todos los que trenzaban el paseíllo, hasta que llegó Borja Jiménez. El sevillano fue el último en salir a hombros de Madrid la temporada pasada, y ha sido el primero en hacerlo este 2024. Ahí se ve lo complicado que es triunfar en Madrid, pero también el nivel y regularidad de este torero. Tres veces ha toreado en la Monumental madrileña esta feria, rozando la puerta grande en la primera de ellas. La segunda fue una tarde más complicada, y en la tercera ya rindió Madrid a sus pies. Acudía a esta cita venteña tras realizar una de las mejores faenas de la Feria de Abril, tocando pelo en las principales plazas en las que toreó este año. Como triunfador de San Isidro le ofrecieron el puesto de la Beneficencia que había dejado Morante, pero no pudo acudir, al torear en Vera. Algo similar ocurrió en la pasada corrida de la Hispanidad, en la que el maestro de la Puebla también dejó un hueco que se había ganado Jiménez. Sin embargo, toreaba en Zaragoza. En ambas ocasiones les llamaron, pero no dudó en cumplir con el contrato que tenía, por encima de la oferta de Madrid, golosa para cualquier torero: «Cuando tú tienes comprometida a una fecha, has puesto tu palabra, y eso tiene que ir hasta el final». Se torea como se es, y Jiménez, además de ser muy gran torero, es una persona que se viste por los pies, que vive entregado a su profesión.
-Éste ha sido su primer San Isidro, y ha sido el triunfador. ¿Qué siente?
-Es una felicidad plena. Después de ocho años de matar de toros, lograr en el noveno año de alternativa, en mi primer San Isidro, salir con tres orejas, siendo el máximo triunfador y con el premio a lo mejor faena, es un privilegio, y es para estar muy orgulloso de todo lo que está pasando.
-Hagamos un recorrido por su feria. La primera tarde fue la de Santiago Domecq, donde le salió Experto, un toro importante al que cortó una oreja, tras pinchar.
-Yo creo que fue una tarde emocionante. Durante la faena a ese toro se levantó toda la plaza entera después de cada tanda, sobre todo las tres primeras series. Si le meto la espada, habrían sido dos orejas en vez de una, seguramente. Pero esa fue mi carta de presentación en San Isidro. Y no es fácil cortar una oreja en Madrid pinchando un toro.
-Después toreó la Corrida de la Prensa, un encierro de Victorino.
-La corrida de Victorino fue una tarde complicada, dura, pero a los dos días tenía la de Victoriano y el día de en medio tuve que cambiar totalmente la mentalidad, volver a hacerme fuerte, mostrar ese carácter de torero y sacarlo en ese momento, porque debía darle, de nuevo, un vuelco a mi feria, y terminarla bien. Sobre todo, tenía muy metido en la cabeza que había de pasar algo muy importante en Madrid, y gracias a Dios, pude cambiar la moneda.
-Y entonces salió Dulce…
-Ha sido de los toros que más a gusto he toreado. Fue un gran toro, con mucha clase y mucho ritmo. Sobre todo, sentir a Madrid emocionado levantarse de los asientos, cada vez que terminaba una tanda y ver cómo pidieron las orejas, fue increíble. Me entregué desde que salí a la plaza, tenía muy metido en la cabeza lo que quería, y Dios me puso en mi camino a Dulce, que es el toro que yo creo que me ha reafirmado en todo lo que está pasando desde el año pasado y todo el principio de temporada. Estoy muy agradecido a Victoriano del Río por haber criado ese toro y que me haya tocado a mí.
-Toda la plaza se emocionó, como dice. Menos un señor en el palco, que no dio la segunda oreja que se pedía con tanta fuerza.
-Me chocó mucho, porque cuando ves una cosa tan grande en Madrid, con lo difícil que es que un toro permita expresarme y sentirme, matarlo por arriba, que el público se emocione y que 24.000 personas pidan las orejas todos de acuerdo, pues que el presidente no la quiera dar es algo que no es del gusto de nadie, y menos del que toreó. Pero mire, se me estaba resistiendo la puerta grande durante San Isidro, y eso me sirvió para volver a cambiar el chip y volver a centrarme mucho en el otro toro que me quedaba. Sabía que tenía que volver a ir a la puerta de chiqueros, que tenía que apretarme de verdad con el animal para conseguir, por fin, abrir la puerta grande, y fue muy bonita la tarde, porque cuando me voy en el segundo toro a toriles, se levantó toda la plaza entera gritando «¡Torero, Torero!», y creo que es mágico vivir algo así en Las Ventas, con todo el público entregado. Me quitó la oreja de mi primer toro, pero el público se reveló en esa situación, yo también me revelé, y gracias a Dios salió ese sobrero de Torrealta, al que también le pude cortar una oreja y salir a hombros.
-Ya con el quinto titular dejó un ramillete de verónicas extraordinarias, y el toro demostró calidad, pese a no estar sobrado de fuerzas. ¿Qué le pareció ese animal?
-Con ese toro me fui a la puerta de chiqueros, lo recibí por verónicas, aprovechando sus buenas embestidas. Lo llevé al caballo galleando por chicuelinas, le pegué una media y ya palpé que el toro estaba teniendo una calidad tremenda. Fue una pena que perdiera las manos un par de veces y se echará para atrás.
-Pañuelo verde, y salió el castaño de Torrealta. Dejó con él un inicio con verdaderos carteles de toros.
-Ese inicio de faena, con trincherazos, fue muy de la afición de Madrid. Por ahí embistió bien, y yo ya estaba totalmente entregado a la tarde. Creo que, de todos mis toros, ha sido el mejor inicio de faena; junto con el de Santi Domecq, que lo empecé de rodillas, aunque ése fue un inicio diferente, muy explosivo. Éste fue totalmente distinto, más artístico.
-Otra oreja al esportón y, por fin, salió por Alcalá.
-Además fue una puerta grande muy emocionante, porque durante este San Isidro he vivido muchísimas emociones distintas en cada tarde. Ha sido una semana muy intensa, con tres corridas en una semana con cierta polémica, además. Ha sido duro, pero a la vez muy bonito y que me ha hecho sacar el carácter de torero esta última tarde. Me hizo revelarme contra mí mismo para sacar lo mejor de mí, y poder vivir esa puerta grande con tantísima gente joven que había en el ruedo, gritando «Torero, Torero». Eso es único. No se puede comparar con otra cosa, ni con otras plazas, ni con nada. Eso que viví yo ese día fue algo sin parangón, tras lo que había pasado durante toda la semana.
-¿Con qué faena se queda?
-Obviamente con la faena a Dulce, aunque la de Santiago Domecq también me la voy a quedar para mí. Fueron dos faenas totalmente distintas, una fue más de poder a un toro fiero, de entregarme y jugármela, y la otra fue de torear a placer, olvidándome de todo, como me gusta a mí torear cuando estoy en el campo, y por eso llegó tanto al público.
-Por todo lo dicho, lo que ha quedado patente es su capacidad con todo tipo de embestidas.
-Sí, efectivamente, con el toro fiero y el enclasado se han visto las dos vertientes de mi toreo. Espero tener muchas más vertientes y matices, pero yo creo que habrá tiempo para todo ello, si Dios quiere.
-En el toreo muchas veces hay poca memoria, y era fundamental que volviera a pegar un puñetazo sobre la mesa.
-Creo que ya empecé a pegarlo desde inicio de temporada, con orejas en Castellón, oreja en Valencia y dos tardes en Sevilla tocando. Y lo de Madrid ya lo ha visto todo el mundo. Lo que más satisfacción me proporciona de todo esto es reafirmar lo que mucha gente esperaba de mí y no haberles defraudado.
-Tras la puerta grande de Otoño, le pregunté qué esperaba del 2024, y me dijo que poder entrar en las grandes ferias. Puede afirmarse, ahora mismo, que su deseo se cumplió, ¿no es así?
-Gracias a Dios, sí estamos entrando en las ferias. No está siendo fácil, pero vamos poco a poco, y deseo cuajar la mayor cantidad de toros como a mí me gusta. Es lo que más me gusta del toreo, poder expresarme yo con un toro y que los que me están viendo que se puedan emocionar. Ese es mi mayor deseo para este año.
Istres y Albacete le esperan este fin de semana. Después, también estará en plazas como Pamplona, así como la gesta que hará en La Línea de la Concepción, donde se encerrará con seis toros de Victorino Martín. El ritmo de la temporada no para, y Jiménez no piensa dejar de pisar el acelerador, sin hacer feos a ninguna ganadería, plaza o compañero, derrochando ambición, capacidad y arte tarde a tarde.
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