'Historia de una escalera' que es también historia de nuestro teatro

La salmantina, que dirige por primera vez en el Teatro Español, revela que hay en su puesta en escena un homenaje a la noche del 14 de octubre de 1949, «el inicio de Buero Vallejo en los escenarios y la mirada inocente de los espectadores hacia la obra». El reparto incluye a diecinueve intérpretes: Gloria Muñoz (que se alterna en el papel de Paco con Puchi Lagarde), Marta Poveda, David Luque, Juana Cordero, José Luis Alcobendas, Agus Ruiz, Carmen del Valle, Gabriela Flores, Mariano Llorente, Concha Delgado, Luisa Martínez Pazos, Javier Lago, David Bueno, Alejandro Sigüenza, Andrea M. Santos, Juan Carlos Mesonero y los niños Darío Ibarra, Eneko Haren y Nicolás Camacho, que se alternan en el papel de Manolín.

«Buero -dice Helena Pimenta- miró hacia un lado al que el arte y el teatro no estaban mirando: el de las personas humildes, pero con una hondura y una complejidad especial. Mira hacia sus realidades sencillas pero tremendamente duras, en lo que él llama la edad del dolor, esa época del año 47, cuando él escribe, la de la posguerra y la dictadura franquista. Buero viaja a lo largo de treinta años (los que él tenía cuando se estrenó la obra), de 1919 a 1949 hacia atrás, y dice: todo lo que recuerdo seguramente sea dolor. Pero un dolor que considera que es curativo, que se va a transformar en esperanza desde el momento en que supone que los individuos tomen conciencia de su realidad».

Según Helena Pimenta, ésa es la propuesta que hace con esta obra Antonio Buero Vallejo. «Es su gran credo: la idea de que el contexto y la acción individual son los que forjan el destino del individuo. Pero va más allá; dice que la acción individual también puede y debe movilizar el contexto. Se pone muy beethoveniano cuando explica, sobre su credo dramático, la idea de que la acción es la que va a hacer al hombre. Beethoven decía, textualmente: si quieres un milagro, hazlo tú».

'Historia de una escalera' habla de esta movilización del ser humano, sigue la directora, «y presenta ante el público sus propias torpezas y debilidades. Pero él creía en la rectitud, en la nobleza y en la libertad». Habla, concluye, «de sueños frustrados, pero también de esperanza». «Sus personajes no son ni demagógicos ni discursivos, ni grotescos o esperpénticos -escribía Marqueríe-. Son profundos, sencillos, conmovedores, arrebatadoramente humanos». También lo es la gran protagonista de la obra: la escalera en la que se desarrollan los treinta años de sus personajes. «El gran acierto de este equipo -dice Eduardo Vasco- ha sido lograr que la escalera hable, que cuente».

'Historia de una escalera' es una obra 'gigante', dice Helena Pimenta, y ha trascendido en primer lugar «por su aparición en un momento en el que el teatro, en España, estaba en otros caminos y buscaba el entretenimiento, sobre todo de unos pocos. Y Buero hace viajar a través del teatro a una zona oculta: las vivencias de un porcentaje muy alto de la población que vivía en una situación precaria».

Noticia Relacionada

'Bueromanía' en Corea: un musical sobre una obra de Buero Vallejo conquista Asia

Julio Bravo

En una primera lectura, confiesan ella y varios de sus intérpretes, podría parecer una obra costumbrista y polvorienta. Pero nada más lejos de la realidad. «Su estructura -dice Pimenta- es un mecanismo de relojería extraordinario, posee una teatralidad increíble y una capacidad para inventar nuevas cosas, como ese espacio de representación tan extraño que es un lugar de paso, un no lugar.» «Hay muchos universales -añade-, como es la relación entre generaciones, padres e hijos, los sueños de juventud que terminan siendo frustrados por malas elecciones, por torpezas. Resuenan asuntos como los precios de la luz, lo difícil que es independizarse, lo difícil que es salir de ese lugar al que está uno abocado. Lo hemos mirado cada minuto desde lo contemporáneo».