'Camino al zoo', el bisturí del absurdo para diseccionar la sociedad contemporánea
Fernando Tejero, Ana Labordeta y Daniel Muriel interpretan en el teatro Bellas Artes la obra de Edward Albee
El «campo de minas» del Siglo de Oro visto por una directora inglesa
![Ana Labordena y Fernando Tejero, en una escena de 'Camino al zoo'](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2025/02/13/zoo-R5vulnRdBqLql0Ka3p7dcLM-1200x840@diario_abc.jpg)
Fernando Tejero leyó 'Historia del zoo', que escribió Edward Albee en 1958, en la Escuela de Arte Dramático, recién llegado a Madrid desde su Córdoba natal. Una profesora le mandó leerla; él lo hizo pero no se enteró de lo que el autor quería contar. ... Se tranquilizó cuando supo que a sus compañeros de clase les había pasado lo mismo. Pero insistió; volvió a leerla y a analizarla, a trabajar sus escenas y sus personajes... Y ahí quedó la cosa. Pasaron los años y hace unos meses Juan Carlos Rubio le ofreció interpretar 'Camino al zoo', traducción española de una función de 2004 en la que Albee unió a su 'Historia del zoo' una precuela titulada 'Homelife' (Vida en el hogar). Después de más de un año de gira, la función llega a Madrid dirigida por el propio Rubio (autor junto a Bernabé Rico de la adaptación) e interpretada por Fernando Tejero, Ana Labordeta (que sustituyó a Mabel del Pozo, que inició la gira) y Daniel Muriel.
'Camino al zoo' incluye dos partes diferenciadas; el nexo de unión es Peter, el ejecutivo de una editorial. La primera parte la comparte con su mujer, Ann; la segunda con Jerry, un extraño al que conoce en un parque. El propio autor justificó hace un tiempo la escritura de la precuela en que «desarrollará a Peter por completo y mejorará el equilibrio posterior. Casi antes de que me diera cuenta, 'Homelife' cayó de mi mente a la página... intacta. Aquí estaba el Peter que siempre había conocido, una persona completamente tridimensional y, ¡guau!, aquí estaba Ann, su esposa, a quien debo haber imaginado en el fondo, hace cuarenta y tantos años, pero no había traído a la conciencia hasta ahora».
Edward Albee (1928-2016) es conocido sobre todo por la descarnada '¿Quién teme a Virginia Woolf?', pero suyas son también 'Un delicado equilibrio', 'Tres mujeres altas' o 'La cabra o ¿quién es Silvia?'. Es uno de los grandes nombres de la dramaturgia estadounidense contemporánea, y hundió el bisturí del absurdo para ahondar en la sociedad contemporánea y algunos de sus males. «'Camino al zoo' tiene mucho que mostrar, remover, agitar, romper y, ¿por qué no?, volver a colocar frente al espectador ese espejo de nuestra propia existencia que, aunque no siempre nos devuelve una imagen bondadosa, es imprescindible para seguir adelante», explica Juan Carlos Rubio.
Después de muchos años, Fernando Tejero ya ha comprendido el texto de Edward Albee. Ha recurrido en ocasiones al subtexto. «Hay diálogos absurdos, como una pregunta que yo le hago a Ana: '¿Por qué tenemos dos microondas?', y he buscado en ella, como en otras, un subtexto que muestra y explica la falta de comunicación que hay en este matrimonio. Hablan de cualquier cosa, y siempre con incoherencia para no entrar en los problemas reales que tiene la pareja».
Lo que más llama la atención en el teatro de Edward Albee, interviene Ana Labordeta, es «cómo conoce al ser humano; es lo que más me llama la atención. Es muy despiadado, muy cruel, pero al mismo tiempo demuestra un gran amor al ser humano. La primera parte de esta obra radiografía a este matrimonio, que lleva unido treinta años y con una vida ya aburrida. No saben de qué hablar, porque tienen miedo a decirse las cosas de verdad. Mi personaje, Ana, es una mujer que se rebela y quiere salir de esa jaula en la que están encerrados los dos. La obra habla de sexo, habla del amor, habla de la soledad... Temas que aborda de una manera muy descarnada».
Moldear el personaje
«Los seres humanos nos vamos conociendo poco a poco, pero nunca terminamos de conocernos. A mí me pasa algo parecido con esta función; cada día la entiendo más, pero nunca la trabajo desde el mismo lugar. Dependiendo de cómo me encuentre, intento moldear a mi personaje, mi Peter. Es una función que no deja de sorprender y que te da para investigar creo que toda la vida».
La escritura de Albee es muy particular; se caracteriza por sus diálogos secos, cortantes... «Cuesta digerirlo –reconoce el actor cordobés–; pasa como con el drama, que si está pasado por el filtro de la comedia, aunque sea irónica e hiriente, se digiere mejor. En 'Camino al zoo' hay humor; la función tiene tintes de comedia y, aunque el lenguaje es seco, tiene una sola dirección. Está muy claro lo que se quiere contar con ese lenguaje, incluso con lo absurdo».
«Es un texto extraño –apunta Labordeta–, pero fascinante. A mí me fascinó mucho. Yo conocía 'Historia del zoo', pero la obra se completa y se comprende mucho mejor con la primera parte; si solo ves esto, no ves el recorrido de Peter; no sabes de dónde viene, no sabes la carga emocional de este hombre». Ha dado en el clavo la actriz, porque, en palabras de Edward Albee, «'Historia del zoo' es una obra con un personaje y medio. Jerry es un personaje tridimensional y completamente desarrollado. Pero Peter es un tablero. No está completamente desarrollado. Peter tenía que estar más desarrollado».
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