Simón Susarte, el pastor español que pudo recuperar Gibraltar
Figura que para la gran mayoría ha pasado desapercibida, protagonizó una oportunidad de oro para la reconquista de la tierra ocupada por los ingleses
La máquina Enigma y el desconocido equipo de españoles que ayudó a descifrar los códigos nazis
Gibraltar es una espina clavada en la historia de España, una pérdida que ha alimentado miles de obras, y que aún a día de hoy sigue mostrando nuevos capítulos. Uno de ellos es bien conocido por los ciudadanos de San Roque, pero menos por el público en general, la historia del cabrero Simón Susarte que protagonizó una gesta única para su época.
«Fue un modesto gibraltareño que protagonizó uno de los momentos más heroicos para reconquistar el Peñón»
Antonio Pérez Girón
Cronista oficial de San Roque
Antonio Pérez Girón, cronista oficial de San Roque, periodista y autor de numerosos libros, nos relata la historia de este hombre particular del que algunos han dudado incluso de su existencia. Pero, como Girón nos aclara, no se trata de una leyenda, este personaje era de carne y hueso. «Fue un modesto gibraltareño que protagonizó uno de los mejores momentos para reconquistar el Peñón», afirma.
Momento decisivo
Pero para entender a Simón Susarte, Girón detalla que es necesario recordar de dónde salió, lo que a su vez explica qué es lo que motivó a este hombre a arriesgar su vida un 11 de noviembre de 1704.
La ciudad de San Roque se funda cuando los gibraltareños salen, en agosto de 1704, del Peñón tras la pérdida de Gibraltar. Se dirigen a la ermita de San Roque, que estaba situada en lo que hoy es actualmente el pueblo del mismo nombre. Y en torno a esa ermita «se concentró el mayor campamento de refugiados de los gibraltareños», afirma Girón.
![Obra en madera realizada por el escultor sanroqueño Luis Ortega Bru para la ciudad. Lleva por título El Éxodo y está en el Palacio de los Gobernadores, un edificio del siglo XVIII y sede central de la Delegación Municipal de Cultura](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/02/02/sim1-U26615628268cjp-760x488@abc.jpg)
Salió casi toda la población porque no aceptaba una ocupación extranjera que se produjo durante la guerra de sucesión al trono de España. «Y entre los que salen está Simón Rodríguez Susarte, que es su nombre completo, aunque en realidad se le conoce por su segundo apellido», apunta Girón.
Un mes después de la pérdida de Gibraltar, cuenta Girón, las tropas al mando del capitán general de Andalucía, el marqués de Villadarias comenzaron el asedio para su recuperación. El marqués contó con nueve mil hombres que venían de Andalucía y Extremadura, a los que se sumaron cuatrocientos gibraltareños. Mientras que sus aliados franceses, al mando del general Cavanne, aportaron tres mil hombres. Algunos historiadores afirman que el ataque se inició el 5 de septiembre de 1704, pero hasta el 21 de octubre no comenzaron a construirse las primeras trincheras. Y no sin correr grandes riesgos por el intenso bombardeo de los británicos que incluso habían colocado una galeota en una zona del muelle viejo de Gibraltar. Ocasionando verdaderos estragos en el campamento español, pero una incursión de los franceses logró destruirla, dando un respiro a los atacantes.
Es en este momento de la historia cuando entra en escena Simón Susarte. Y la propuesta que Susarte le plantea al campamento español, que está efectuando el cerco, era dominar la parte alta del Peñón, la Torre del Hacho, siguiendo un camino, el paso del Algarrobo, que él conocía a la perfección y por el que podía guiar a unos cuantos hombres para sorprender al enemigo. El plan es que estos soldados atacasen desde allí, mientras el grueso del ejército los apoyaría y cogerían a los ingleses entre dos fuegos. Era una ocasión de oro que no podían perder.
![Ruta mostrada por el pastor Simón Susarte al ejército sitiador de Gibraltar.](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/02/02/sim3-U23425640138PJg-760x440@abc.jpg)
Villadarias aceptó el plan y destinó quinientos de sus mejores hombres al mando del coronel Figueroa. Guiados por el cabrero, se deslizaron por los riscos durante la noche, a través de los senderos y los pasos más difíciles. Y se refugiaron en la cueva de San Miguel. Sin ser sorprendidos pasaron a cuchillo a los centinelas y quedaron a la espera de la reacción de las fuerzas de Villadarias que debían lanzar un gran ataque. Pero inexplicablemente, no hicieron movimiento alguno. Abandonando a su suerte a los hombres de Figueroa.
El chico que se encargaba de llevarle la comida a los centinelas ingleses de la parte alta descubrió que todos habían sido degollados, justo antes del amanecer, y dio la voz de alarma al ejército inglés. Bajo las órdenes del coronel británico Whetham tuvieron tiempo de organizar la escalada hacia las posiciones españolas. Mientras que los españoles solo disponían de tres cartuchos de pólvora, porque necesitaron aligerar el peso durante la caminata.
Terminaron muchos de ellos acribillados o despeñados por el principio del Salto del Lobo. En suma, la operación acabó en un auténtico desastre. Girón indica que lo que se sabe es que solo un reducido grupo guiado por el cabrero logró salvarse y volver llenos de indignación hasta el campamento español.
Lucha de egos
A la gran pregunta de qué es lo que había pasado, la respuesta de Girón es una lucha de egos. El mando francés había impuesto su decisión al español y no quería que un simple cabrero se llevara la gloria militar que guardaban para ellos. El comandante galo decidió no apoyar la operación, a la espera del mariscal francés Tessé.
Girón señala que llegó a pasar por sus manos las cartas que Villadarias llegó a dirigir al rey Felipe V, en las que denunciaba la actitud del ejército francés. A la que tildaba de pasiva en todo que se refería al tema de Gibraltar, en el que boicoteaban cada avance.
Villadarias también expuso el abandono de los franceses de las posiciones ocupadas durante el ataque que hubo en febrero al año siguiente, en 1705, donde las líneas inglesas se vieron desbordadas por las españolas, pero cuando la victoria parecía estar muy cerca, Girón comenta que los franceses se retiraron e incluso dejaron de cubrir con su fuego a quienes estaban obligados a apoyar. Y prácticamente fue una masacre de los españoles.
Villadarias abiertamente acusaba en sus misivas al general Tessé de ser contrario al sitio que se había hecho a Gibraltar y que todas las noches retiraba su artillería. Y lo mismo ocurría en Málaga con los barcos franceses que eludían el combate. Lo que viene esto a retratar para Girón es que los españoles no encontraron el apoyo suficiente en las tropas francesas aliadas. Y la causa es que no podían permitir que los españoles se llevaran la gloria de la reconquista.
Los rastros de la vida de Simón Susarte
En cuanto a su vida personal, Girón explica que Simón Rodríguez Susarte nació en Gibraltar en 1676 y falleció en 1738, ya en el «exilio» campogibraltareño. Contrajo matrimonio con Claudia Jacoba Ximénez, natural de Cádiz, el 10 de febrero de 1699. El certificado de matrimonio es una de las pocas cosas que se conservan y demuestra que este personaje realmente existió.
En 1700 nacería la primera hija, Juana Josefa, y en 1703, su hijo varón, Pedro. Existen en la actualidad dos ramas descendientes del cabrero. Una en España, en la región de Murcia, Juan Susarte. Y otra en Francia con Marc Suzarte, que llegó a visitar San Roque en 2006.
La ciudad de San Roque no ha olvidado aquella gesta que sería una de las más heroicas en el intento de recuperar Gibraltar. «Fiel a su origen, una barriada lleva el nombre de este personaje y sendos monumentos realizados por el escultor Nacho Falgueras sobre el boceto realizado en su día por el insigne artista sanroqueño Luis Ortega Bru, mantienen su memoria».
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Girón achaca a sus orígenes humildes el que fuera una figura que haya pasado desapercibida cuanto se habla de la historia de Gibraltar. Sin embargo, insta a recuperar la memoria de Simón Susarte, «un hombre comprometido con la libertad de su pueblo y que lo arriesgó todo para conseguirla», concluye Girón.
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