Rosa Belmonte y Emilia Landaluce: «Florentino Pérez es un ser superior»
Las dos periodistas publican su segunda novela «azul marino», 'Donde caiga la flecha' (Espasa)
Rosa Belmonte y Emilia Landaluce: «Si hasta las presentadoras escriben novelas, ¿por qué no íbamos a escribirlas nosotras?»
![Las periodistas y escritoras Rosa Belmonte y Emilia Landaluce](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/05/17/rosa-belmonte-emilia-landaluce-kjhE-U602486972896nN-1200x840@diario_abc.jpg)
El fango de los periódicos es lo que más les gusta retratar a Rosa Belmonte (ABC) y a Emilia Landaluce ('El Mundo'). En apenas un año, la actualidad ha fabricado más que de sobra para que las autoras vuelvan a escribir a cuatro manos (y ... a toda máquina) 'Donde caiga la flecha' (Espasa), un nuevo caso de Socorro Núñez, la periodista de sucesos que ya protagonizó 'La mala víctima' en 2023.
«Yo ya es que me he acostumbrado a escribir la mitad», despacha Landaluce. «Las editoriales es que van buscando gente con mucha audacia y temeridad», apostilla Belmonte, que no duda en enmendar la plana a la etiqueta de novela negra: «Nuestras novelas son azul marino y siempre hace buen tiempo».
Esa es la atmósfera, a veces gamberra y siempre certera, que envuelve 'Donde caiga la flecha', en la que han pasado del Puerto de Santa María a las pintorescas poblaciones de La Mancha. «Sí, hemos sacado a pasear a Paco Rabal y a su Milana», especifica la columnista de ABC. Las cacerías que organizan las ricas hermanas Lequerica (dueñas del periódico donde trabaja Socorro), en las que se dan cita algunos de los más poderosos hombres de negocios del país, resultan clave en la trama. «La gente como Pila y Pincho no decía cazar palomas, sino que las tiraban. Y tampoco disparaban, tiraban», corrige el libro, que retrata profusamente ese mundo, indumentaria incluida.
La directora del suplemento de 'La otra crónica' ('LOC') reconoce la autoría de esa parte. «En mi casa se ha cazado siempre», apunta. «Y yo, desde que conozco a los Landaluce, pues también voy como Alfredo Landa, oliendo el suelo», puntualiza Belmonte.
Por alusiones
En sus libros, Emilia y Rosa se han especializado en camuflar ligeramente a lo más granado de la sociedad española para centrar el tiro de su parodia. Por sus páginas aparecen desde El Trapero (que «se había hecho rico en la construcción» y sobre el que «se habían escrito muchas cosas, algunas verdad y otras exageraciones») a Oriol Prada, un columnista catalán que «tenía fama de puñetero y no pocos enemigos. Por lo general, explicaba él, periodistas idiotas que se creían más de lo que eran, lo que no era muy difícil porque no eran nada más que periodistas».
¿Alguno se ha dado por aludido? «Solo Arcadi Espada –confiesa Belmonte–, pero se lo toma a cachondeo. Nos dice: «¿Qué es eso de columnista catalán?, ¿digo yo que mi jefa, Leyre Iglesias, es una columnista vasca?»». Landaluce ahonda: «La gente demuestra lo que es con el sentido del humor y Arcadi es muy inteligente, se sabe reír de sí mismo. Además, nosotras nos reímos con gracia».
Entre las escasas excepciones que aparecen con su verdadero nombre destaca una, la de Florentino Pérez. «Es que los cuatro puestos realmente relevantes que hay a nivel mundial en España son el director del Museo del Prado, la presidencia del Gobierno, el Rey y el presidente del Real Madrid», justifica la periodista. «Además –prosigue–, Florentino no es de la realidad. Es un ser superior». «En eso estamos de acuerdo Emilia y yo, por eso Socorro es madridista», corrobora Belmonte.
Además de codearse con las altas esferas, las dos autoras picotean en la actualidad de nuestro país. De la histeria colectiva de los pinchazos como sumisión química del verano pasado, al suicido de un asesino y violador de dos niñas en los noventa que no acaba de cuadrar. 2017 es crucial en 'Donde caiga la flecha', ya que el homicida se quita la vida ese agosto, cuando toda la atención estaba en Cataluña, en el atentado de Las Ramblas que acaba en la convocatoria del referéndum ilegal.
No obstante, y pese a que ambas reconocen que hubieran usado sin dudar la carta de Pedro Sánchez, no hay apenas trasfondo político. «No queríamos que Socorro se interesara por la política, porque los periodistas de sucesos son especímenes aparte en los periódicos», precisa Landaluce. «Lo más cerca que estamos de los políticos son las presiones de los que ponen dinero o van a poner dinero en el periódico», especifica Belmonte.
El clic y Coco Robatto
Entre esas imposiciones procura desenvolverse sin perder la dignidad en el periódico en el que trabaja, castigado, como el resto, por unas cada vez más mermadas cifras de ventas y la dictadura del clic. «La gente es insaciable. Ahora mismo en SEO (optimización de contenidos para los motores de búsqueda) lo más buscado es 'novias Coco Robatto' (por el diputado de Vox, ex marido de la diseñadora Rocío Ossorno), y cada día sale una. Todo lo relacionado con eso, aunque sea una tontería que ha salido en Twitter, se publica. Lo hemos visto recientemente también con Kate Middleton. Los medios nos hemos terminado haciendo eco de las últimas teorías que decía en TikTok un licenciado en Protocolo que estudiaba en Southampton. Y lo mismo pasa con los sucesos», subraya la directora de 'LOC'.
Frente a los agujeros negros del algoritmo, «nosotras tenemos un modelo en el caso de Socorro, como Cruz Morcillo, Nacho Abad… Son temas muy sensibles, que llegan a la gente más que la carta de Pedro Sánchez, y con razón. Ellos lo tratan de una manera profesional. Hacen un trabajo bien hecho y eso se nota», explica la columnista de ABC. Y ese trabajo, claro, hay que pagarlo. Ambas abogan porque es la calidad, y no lo que se puede encontrar gratis en otras webs, la única herramienta con la que se puede convencer a los lectores de que lo hagan. Socorro va incluso más allá y reivindica que los que no lo hacen no se merecen saber la verdad.
«Nosotras defendemos siempre que el periódico es de los lectores. Decía David Remnick, director de 'The New Yorker', que son nuestra salvación. Cuando tengamos más lectores, tendremos más publicidad. Sin ellos no hay periodismo libre realmente», incide Landaluce. Por eso reivindican la utilidad de los servicios de documentación en la era de Google y dedican su libro a «los que aún leen periódicos maquetados».
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