Octogenarios a todo ritmo: la realeza del rock esquiva (de momento) la jubilación
Bob Dylan, Patti Smith, Paul McCartney, Brian Wilson e Iggy Pop, entre otros, se mantienen en activo y en plena forma con giras, grabaciones y actividad musical constante
Verano de 2022. Iggy Pop, 75 años y toda una vida tatuada en cada pliegue, en cada arruga, se sacude sobre el escenario mientras la banda exprime 'Search and Destroy'. El de Detroit cojea y se ha dejado crecer la barriga, pero gasta ... una energía que ya quisieran para sí muchos treintañeros. Días antes, mientras se prepara para cubrir el concierto, el fotógrafo del diario pregunta si Gilberto Gil actuará sentado. Bien pensado, sería lo normal tratándose de un venerable anciano de 80 años que tampoco hace tanto, en 2016, estuvo ingresado hasta en cuatro ocasiones por diferentes afecciones renales y cardíacas. Pero no. Cae la noche y ahí está el bahiano, en plena forma, moviéndose al compás de 'Barato total' y 'Serafim' como atravesado por un cable de alta tensión. Ochenta años, sí. Casi los mismos que un Paul Anka que, a sus 81 primaveras, ha vuelto también a la carretera para seguir cantándole a 'Diana' y a todos sus héroes caídos.
Vale que los viejos rockeros, como defiende con firmeza la Academia del Tópico, nunca mueren, pero esto ya empieza a clamar al cielo. ¿Octogenarios bamboleándose sobre el escenario como adolescentes propulsados por un cóctel de feromonas e insolente lozanía? ¿Señores de setenta y muchos que han cambiado el 'rock and roll way of life', con sus asilvestradas noches en vela y su barra libre de estupefacientes, por el agua mineral y las ensaladas de kale? «Espero morir antes de envejecer», cantaban The Who en 1965 sin llegar a imaginar que, 57 años después de aquello, Pete Townshend (77 años) y Roger Daltrey (78) andarían embarcados en la enésima gira de grandes éxitos de la banda británica.
![Imagen principal - Gilberto Gil (80), Mavis Staples (83) e Iggy Pop (75) son tres de los artistas que han pasado este verano por escenarios españoles para demostrar que, por muchos años que pasen, el rock nunca acaba de envejecer del todo](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2022/09/14/Gilberto1-U47214176326bPP-758x470@abc.jpg)
![Imagen secundaria 1 - Gilberto Gil (80), Mavis Staples (83) e Iggy Pop (75) son tres de los artistas que han pasado este verano por escenarios españoles para demostrar que, por muchos años que pasen, el rock nunca acaba de envejecer del todo](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2022/09/14/mavis1-U65145780101koN-464x329@abc.jpg)
![Imagen secundaria 2 - Gilberto Gil (80), Mavis Staples (83) e Iggy Pop (75) son tres de los artistas que han pasado este verano por escenarios españoles para demostrar que, por muchos años que pasen, el rock nunca acaba de envejecer del todo](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2022/09/14/iggy-pop-U83486260357Waa-278x329@abc.jpg)
Porque, contra toda lógica, el rock envejece, sus estrellas se echan cada vez más años a la espalda y, sin embargo, ahí siguen, esquivando la jubilación y exprimiendo giras y conciertos se diría que casi hasta el final de los tiempos. ¿Bob Dylan? 81 años, una apretada agenda de conciertos que suma hasta treinta actuaciones en los próximos dos meses y un nuevo libro, 'The Philosophy of Modern Song', en camino. ¿Van Morrison? 77 años, parada y fonda en el Caesars Palace de Las Vegas y un ritmo de producción estajanovista que se traduce en cuatro nuevos discos en los últimos cuatro años y tiempo suficiente para convertirse en portavoz oficioso de conspiranoicos y antivacunas. ¿Mavis Staples? 83 primaveras, poderío vocal prácticamente intacto y conciertos programados hasta febrero de 2023.
El Covid, explicaba Patti Smith en una entrevista con este diario, ha obligado a reforzar las precauciones («al fin y al cabo, soy una mujer de 75 años con una afección respiratorio crónica», ilustraba la autora de 'Dancing Barefoot'), pero casi nadie parece querer echar el freno, al menos voluntariamente. Así que, aunque se hayan ido David Bowie, Lou Reed, Ronnie Spector y Prince, ahí siguen, recién llegados a su octava década de vida, dos de los mayores genios del pop de los sesenta: Brian Wilson y Paul McCartney.
«A punto de jubilarse»
El primero, algo averiado tras años de turbulencias mentales y emocionales, se ha escindido definitivamente de los Beach Boys y, pese a la mirada perdida y el piano muchas veces sin amplificar, ha firmado una treintena de conciertos durante el último verano. McCartney, en cambio ( no hay más que buscar su actuación del pasado mes de junio en Glastonbury), parece haberse quedado a vivir tan ricamente a las puertas de la jubilación, dentro de esa 'When I'm Sixty-Four' que escribió siendo un querubín de 24 años. En aquel momento, al de Liverpool los 64 años debían de parecerle algo tan ajeno y lejano como la conquista del espacio o los implantes capilares. «Se me ocurrió la idea de que los sesenta y cuatro serían más divertidos que los sesenta y cinco. Estar a punto de jubilarse», recordaba McCartney en su libro 'Letras'.
![Patti Smith, durante su última actuación en Barcelona](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2022/09/14/Patti-U37430568035edV-624x350@abc.jpg)
En las mismas páginas, el ex-Beatles bromeaba sobre cómo esa misma canción ha envejecido más rápido incluso que él. «Una vez me encontré con una mujer que tocaba el piano en casas de ancianos. Me dijo: «Señor McCartney, espero que no le importe, pero he tenido que actualizar 'When I'm Sixty-Four' a 'When I'm Eighty-Four'. A veces incluso a 'When I'm Ninety-Four'. Esas personas creen que tener sesenta y cuatro años es ser bastante joven». Escribí 'When I'm Sixty-Four' cuando tenía unos veinticuatro, por lo que alguien de sesenta y cuatro en ese momento me parecía muy mayor. Ahora, en cambio, me parece bastante vivaz», rememoraba sir Paul.
La edad tampoco ha sido nunca un impedimento para que los Rolling Stones sigan haciendo de las suyas, abarrotando estadios y sentando cátedra en asuntillos de supervivencia e inmortalidad. En 1995, hace casi tres décadas, 'Los Simpson' ya ironizaron con la longevidad de los británicos fantaseando con una 'Steel Wheelchair Tour' supuestamente celebrada en 2010. Como siempre, Matt Groening y los suyos dieron en el clavo, aunque se quedaron cortos: ahí siguen Sus Satánicas Majestades, recién llegados de una exitosa gira por Europa durante la que Mick Jagger celebró su 79 cumpleaños, la misma edad que cumplirá su compinche Keith Richards a finales de año. Ni siquiera la muerte el verano pasado de Charlie Watts puso en peligro la continuidad de una banda que, en activo desde 1962, empieza a quedarse cada vez más sola en el club de los grupos con seis décadas de carrera.
La hora del adiós
La norma, queda claro, es aguantar hasta el final, pero como siempre, también aquí hay excepciones: Joan Baez, de 81 años, se retiró a los 76 años de los escenarios; de Petula Clark (89) y Jerry Lee Lewis (86) poco se sabe desde hace décadas. En los últimos meses, tanto Phil Collins (71) como Enrique Bunbury (55) han anunciado que abandonan giras y conciertos por motivos de salud, pero pocas despedidas tan sentidas como la de Joan Manuel Serrat, embarcado desde finales de abril en una última gira que culminará en diciembre con tres noches en Palau Sant Jordi de Barcelona, poco días antes de su 79 cumpleaños. «Mi espíritu es la hostia, pero el envase tiene sus limitaciones», ironizó el autor de 'Mediterráneo' en agosto en Sant Feliu de Guíxols en una de las actuaciones de este último adiós con el que, matiza, no se retira, sino que se desplaza.
![joan Manuel Serrta, en el primer concierto de su gira de despedida](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2022/09/14/serrat1-U21633862507yxR-624x350@abc.jpg)
Un año más que Serrat tendrá Roger Waters, cabecilla de Pink Floyd y albacea del legado de la banda británica, cuando haya dado carpetazo a 'This Is Not a Drill', gira que pasará en marzo por Barcelona y Madrid y que se anuncia como la despedida del autor de 'The Wall' de los escenarios. O, mejor dicho, como su «primera gira de despedida», coletilla que, igual que ese último concierto de los Stones que nunca acaba de ser el último, va camino de conseguir categoría propia en la mitología del rock and roll. El penúltimo vals, el antepenúltimo adiós para confirmar que incluso quien se retira se resiste a hacerlo.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete