La estremecedora carta de Sinead O'Connor a Miley Cyrus: «No dejes que este negocio te convierta en una prostituta»

Hace diez años, Sinéad O'Connor vio la evolución meteórica de la carrera de una compañera y decidió echarle un cable antes de que fuese tarde. Era Miley Cyrus. Acababa de lanzar 'Wrecking Ball', y de dejar de ser un personaje Disney para convertirse en una nueva femme fatale del pop. Y la cantante irlandesa se lanzó a enviarle algunos sabios consejos para soportar lo que se le iba a venir encima.

«Querida Miley, no iba a escribir esta carta, pero hoy he estado esquivando llamadas telefónicas de varios periódicos que deseaban que comentara que habías dicho en Rolling Stone que tu vídeo de 'Wrecking Ball' estaba diseñado para ser similar al de 'Nothing Compares'... Así que esto es lo que tengo que decir... Y te lo digo con espíritu de maternidad, con amor», arrancaba la misiva, publicada en su página web oficial.

«Me preocupa mucho que los que te rodean te hayan hecho creer, o te hayan animado a creer, que es «guay» estar desnudo y lamiendo martillos en tus vídeos. De hecho, si te dejas protituir, ya sea por el negocio de la música o por ti misma, ocultarás tu talento. A la larga, permitir que te exploten no te hará más que daño, y no es en absoluto una forma de empoderarte a ti misma ni a ninguna otra mujer joven, que transmitas el mensaje de que se te valora (incluso por ti misma) más por tu atractivo sexual que por tu evidente talento».

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O'Connor no escribió el texto a la ligera. Lo hizo porque sabía que Miley la admiraba mucho y, en consecuencia, quizá tomase nota. «Me alegra saber que soy un modelo a seguir para ti y espero que por ello prestes mucha atención a lo que te digo. El negocio de la música no da una mierda por ti, ni por cualquiera de nosotros. Te prostituirán por todo lo que vales, y astutamente te harán creer que es lo que TÚ querías... y cuando acabes en rehabilitación como resultado de haber sido prostituida, 'ellos' estarán tomando el sol en sus yates en Antigua, que compraron vendiendo tu cuerpo, y tú te encontrarás muy sola. A ninguno de los hombres que te miran les importas una mierda, no te dejes engañar. Muchas mujeres confunden lujuria con amor. Si te desean sexualmente eso no significa que les importes una mierda. Más aún cuando sin querer, das la impresión de que no te importas una mierda. Y cuando empleas a personas que dan la impresión de que tampoco les importas una mierda. Nadie que se preocupe por ti puede apoyar que te protituyan... y eso te incluye a ti misma».

La cantante recién fallecida continuaba su carta con una contundencia que debió dejar perpleja a Cyrus. «Sí, estoy sugiriendo que no te preocupas por ti misma. Eso tiene que cambiar. Deberías ser protegida como una preciosa jovencita por cualquiera que esté a tu servicio y cualquiera que esté a tu alrededor, incluyéndote a ti. Este es un mundo peligroso. No animamos a nuestras hijas a pasearse desnudas por él porque las convierte en presas de animales y de gente que son menos que animales, los cuales son una angustiosa mayoría en la industria de la música. Vales más que tu cuerpo o tu atractivo sexual. El mundo del espectáculo no ve las cosas así, le gusta que se vean de otra manera, ya sean revistas que te quieren en su portada, o lo que sea... No te hagas ilusiones... TODOS te quieren porque están ganando dinero con tu juventud y tu belleza... cosa que no podrían hacer si no fuera porque tu juventud te hace ciega a los males del mundo del espectáculo. Si tienes un corazón inocente no puedes reconocer a los que no lo tienen».

Sinéad insiste en la misma idea empleando otras palabras, como si estuviese hablando con una chica obstinada a la que hay que convencer de seguir el camino correcto. «Repito, tienes suficiente talento como para no dejar que el negocio de la música haga de ti una prostituta. Tampoco debes dejar que te tomen por tonta. No pienses ni por un momento que les importas una mierda. Ellos están ahí por el dinero... nosotros estamos ahí por la música. Siempre ha sido así y siempre será así. Cuanto antes lo sepa una jovencita, antes podrá tener REALMENTE el control».

También incide en el hecho de que Cyrus se rapase la cabeza imitando la estética con la que la irlandesa se dio a conocer al mundo, explicando que quizá lo haya hecho por las razones equivocadas. «Dijiste en Rolling Stone que tu look está basado en el mío. El look que elegí, lo elegí a propósito en un momento en que mi compañía discográfica me animaba a hacer lo que tú has hecho. Prefería que me juzgaran por mi talento y no por mi aspecto. Me alegro de haber tomado esa decisión, entre otras cosas porque ahora que tengo casi 47 años no me encuentro en el estercolero en el que desgraciadamente acaban muchas artistas femeninas que han basado su imagen en torno a su sexualidad cuando llegan a la mediana edad. El verdadero empoderamiento de una mujer consistiría en negarse a explotar su cuerpo o su sexualidad para que los hombres ganen dinero con ella. Ni siquiera necesito hacer la pregunta... Llevo en el negocio lo suficiente como para saber que los hombres ganan más dinero que tú por desnudarte. No está nada bien. Y está enviando señales peligrosas a otras mujeres jóvenes. Por favor, en el futuro di que no cuando te pidan que te prostituyas. Tu cuerpo es para ti y para tu novio. No es para que cada escoria de la red o cada ejecutivo codicioso de una discográfica compre diamantes a sus amantes».

En cuanto a deshacerse de la imagen de Hannah Montana, O'Connor le advierte: «Quienquiera que te diga que desnudarte es la forma de hacerlo NO respeta en absoluto tu talento, ni a ti como jovencita. Tus registros son lo suficientemente buenos como para que no necesites desprenderte de Hannah Montana. Ella ya está muy lejos... No porque te desnudaras sino porque haces grandes discos».

La intérprete de 'Nothing Compares 2 U' se despide con un estremecedor alegato final que en este momento puede abrir un debate fortísimo acerca de la autosexualización que ahora se percibe como empoderamiento en la escenas musicales de moda: «Nos guste o no, las mujeres de la industria somos modelos a seguir y, como tales, tenemos que ser extremadamente cuidadosas con los mensajes que enviamos a otras mujeres. El mensaje que sigues enviando es que de alguna manera está bien prostituirse... y no está nada bien, Miley... es peligroso. Las mujeres deben ser valoradas por mucho más que su sexualidad. No somos meros objetos de deseo. Yo te animaría a enviar mensajes más sanos a tus compañeras... que ellas y tú valéis más que lo que está pasando actualmente en tu carrera. Despide amablemente a cualquier hijo de puta al que le dé igual todo esto, porque no le importas».