El modernismo entra en el siglo XXI a lomos de un dragón
La casa Amatller abre un museo digital e inmersivo para rastrear los orígenes de la Barcelona actual
El modernismo catalán se reivindica como punto de partida de «la cultura del diseño»
![Detalle de la nueva sala inmersiva de la casa Amatller](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2023/05/18/drac1-Ry0lNOPWr5O7gbWM6wMjDdO-1200x840@abc.jpg)
La Manzana de la Discordia, tramo del Paseo de Gracia barcelonés con mayor concentración de talento modernista por baldosa cuadrada, tiene una nueva atracción. Ahí están, imponentes, las casas Batlló, Lleó Morera y Amatller, trío de ases de la arquitectura del siglo XX al que se suma a partir de ahora un museo digital con vistas al futuro. Un nuevo espacio ubicado en el interior de la fastuosa casa Amatller, ideada por Josep Puig i Cadafalch entre los años 1898 y 1900, y que busca llevar al modernismo al siglo XXI entre llamaradas virtuales, experiencias inmersivas y un paseo a bordo de un simpático dragón.
Esto último, de hecho, es uno de los grandes reclamos del llamado Museo Digital y el broche a un recorrido por cerca de 2.000 metros cuadrados expositivos. El dragón, claro, no es de verdad, sino que forma parte de una experiencia de realidad virtual que permite al visitante recorre los rincones de la casa modernista y parte de la Barcelona de la época a lomos de uno de los pequeños animales escupefuego que decoran las lámparas del vestíbulo.
Un guiño a uno de los grandes emblemas del modernismo (en total, la casa Amatller tiene cerca de 60 dragones repartidos por el interior del edificio) y uno de los hilos del que se ha tirado a la hora de crear la primera exposición temporal del centro, dedicada precisamente a los dragones del modernismo. Fuego, mitos populares y la leyenda de Sant Jordi, en formato 360 grados y en una sala inmersiva de 400 metros cuadrados.
La forja de los dragones y su papel en diferentes culturas comparte protagonismo con el nacimiento de la Barcelona moderna, la caída de las murallas como punto de partida de la ciudad contemporánea, y la fértil creatividad que le cambió la cara a la sociedad barcelonesa. A esa historia de renovación y cambio se dedica se ha consagrado una primera sala que evoca el plan Cerdà, la cronología de la familia Amatller y la expansión de la ciudad más allá de las murallas del centro a partir de planos, documentos y un 'mapping'.
Otra sala retrata el momento en el que arquitectos como Puig i Cadafalch se rebelaron contra las ordenanzas «uniformistas y restrictivas» del plan Cerdà y combatieron unas fachadas que, decían, parecían «nichos de cementerio», con una explosión de ingenio curvilínea. Fue así como nació la casa Amatller, la primera en proyectarse en la Manzana de la Discordia y cuya reforma marcó el camino a seguir a Domènech i Montaner en la Casa Lleó Morera y Antoni Gaudí en la Casa Batlló.
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