Mariano de Paco, consejero de Cultura de Ayuso: «Hay miedo, el Gobierno de Sánchez amedrenta a los artistas y creadores»
El consejero de Cultura de la Comunidad de Madrid carga contra Urtasun por convertir Cultura en un ministerio «de la guerra» y por «censurar» a las comunidades del PP
El futuro de Velintonia: «El gran homenaje a la Generación del 27 es abrir las puertas de la casa a la gente»

Entre los documentos que tiene Mariano de Paco sobre la mesa de su despacho de la Consejería de Cultura, Turismo y Deporte de la Comunidad de Madrid destacan dos carpetas. En una pone «Generación del 27». Es uno de sus grandes proyectos: el consejero ... prepara ya los homenajes de cara al centenario, con la adquisición de Velintonia como guinda del pastel. En otra carpeta pone «Urtasun». El ministro se ha convertido en diana de las críticas de De Paco. La nula colaboración en la compra de la casa de Aleixandre, la descolonización, los toros, los derechos culturales... La última confrontación ha llegado por la organización de la conferencia de Mondiacult en Barcelona.
—Los consejeros autonómicos del PP han enviado una queja al ministerio. ¿Qué tipo de colaboración está habiendo con Cultura?
—Ninguna. Lo que le pedimos al Ministerio de Cultura es que cumpla el artículo 44 de la Constitución, que se refiere al acceso y derecho a la cultura. Cuando Cultura celebra «el gran evento cultural mundial en España» y niega la voz y el voto a las comunidades autónomas, está atentando directamente contra el derecho a la cultura. Está negando la participación de las comunidades y de sus ciudadanos en ese gran evento mundial que tanto cacarean y predican. La competencia cultural, salvo la concurrencia que existe, es de las comunidades autónomas. El mayor número de competencias en materia de cultura lo tienen las comunidades autónomas. ¿Cómo se va a celebrar el gran evento cultural del mundo en España y no vamos a poder participar? Hay un elemento fundamental que caracteriza a este gobierno, que es su vocación censora. El gobierno quiere censurar absolutamente todo. El ministerio manda una carta a las comunidades sobre la celebración de Mondiacult: «Podéis asomaros, pero sin voz y sin voto. Y si tenéis alguna propuesta, la mandáis y nosotros la censuraremos. Nosotros fiscalizaremos lo que se dice y lo que no se dice». Ya está bien de censura.
—¿Cómo ha sido el diálogo con Urtasun sobre la compra de Velintonia?
—Al ministerio no le interesan Velintonia, la Generación del 27 ni nada que tenga que ver con la libertad y la concordia. Al ministerio le interesan la batalla, la lucha y la guerra. Urtasun es el ministro de la guerra, y así lo dijo él, no lo estoy diciendo yo. No sabemos lo que piensa porque nunca nos ha contestado. Cuando el ministro vio que nosotros dábamos los pasos y cumplíamos nuestros compromisos, en ese afán de generar conflicto, ha dicho que quiere comprar Velintonia. En cualquier caso, si lo hace, no va a comprar la casa porque entienda su valor, sino para hacer oposición a Isabel Díaz Ayuso. El Ministerio de Cultura está en manos de un partido de ultraizquierda que lo que quiere es romper los basamentos de nuestra propia evolución cultural. Este Gobierno atenta directamente contra la pluralidad, contra el mestizaje, contra el derecho de acceso de los ciudadanos, hablando de descolonización, eliminando elementos del conocimiento en los museos... Este Gobierno está atacando a la cultura, no trabajando por ella.
—¿Qué opina sobre el plan de derechos culturales del ministerio?
—Hay una banalización. Los derechos culturales son una reducción de un mandato constitucional, que es el derecho a la cultura. El ciudadano no tiene derechos culturales; tiene derecho a la cultura. Y eso es lo que dice el artículo 44 de la Constitución. Para eso tiene que haber industria cultural. Sin ella no puede haber actividad cultural. Y si no hay actividad cultural no puede haber cultura. Luego estamos yendo contra el mandato constitucional. Hablar de derechos culturales es un reduccionismo para crear un panorama artificial. Al destruir la Dirección General de Industrias Culturales, creando una Dirección General de Derechos Culturales, realmente vas contra el propio derecho a la cultura que garantiza la Constitución. Cuando Urtasun retira las momias nos dice que es una recomendación del ICOM, ¿dónde quedan los mandatos constitucionales? ¿Hay que cumplir esas recomendaciones pero no los mandatos taxativos constitucionales? ¿No hay que cumplir el acceso a la cultura? Todo falla. Es una gran falacia.
—Parece que de algún modo se haya erigido en líder de la oposición a Urtasun.
—Me considero una persona del sector que defiende la cultura. La he defendido siempre y la sigo defendiendo. El puesto que tengo el honor de ostentar en este momento me permite dar pasos para acrecentar la defensa de la cultura, del sector y de sus profesionales. Lo he hecho siempre desde mi profesión como director de escena y creador, y lo hago ahora como consejero. El Ministerio de Cultura y el Gobierno de Pedro Sánchez están atacando constantemente la cultura. Esto no sorprende; lo está atacando todo. El que ha dicho «vamos a utilizar la cultura como un arma» es Urtasun, permitido por Pedro Sánchez. Lo que están haciendo ellos es diametralmente opuesto a lo que están haciendo el Gobierno de la Comunidad de Madrid o el de Andalucía, por ejemplo.
—Los consejeros del PP han suscrito un manifiesto para reivindicar su compromiso con la cultura. En él pretenden rebatir el «mito» que le pesa a la derecha. ¿Por qué ese mito?
—Porque la izquierda construye discursos artificiales y maneja muy bien la comunicación. Yo soy un profesional de la cultura que he observado en toda mi carrera profesional cómo en España se vinculaba la cultura a la izquierda. Eso, de alguna manera, era menos grave cuando partidos de la izquierda como el Partido Socialista trabajaban por la cultura, la respetaban y tenían a grandes figuras entre sus filas. Ahora es absolutamente bochornoso porque no solo no trabajan por la cultura, no solo la desprecian, sino que además pretenden convencernos de que es de la izquierda. La cultura ni es de la izquierda ni es de la derecha. Esto es un invento de la izquierda española, pero han conseguido que cale. Ese discurso artificial los profesionales de la cultura lo tendremos que ir desmantelando. El sector lo sabe y el sector hablará cuando tenga que hablar. En cualquier caso, desde las administraciones públicas tenemos que seguir trabajando para y por la cultura y con gestión.
—El PP renunció a un ministerio fuerte con Rajoy, le ha entregado la cartera a Vox y Ciudadanos...
—Admito que se han cometido errores -yo los cometo todos los días-, pero cuando el planteamiento es un gran error a conciencia es cuando se produce el agravio al sector. Lo que está pasando en el ministerio, en el PSOE y en Sumar es una estructura organizada para la destrucción de la cultura. Eso es lo que hay que denunciar. El velo del discurso artificial de la izquierda ha caído. Tarde o temprano se dirá abiertamente. Que hay miedo, también. Este gobierno es un gobierno autoritario, que amedrenta. Les está diciendo a los artistas y los creadores: «Si no estáis conmigo, no vais a hacer nada. Si no estáis conmigo, os va a ir mal». Y esto yo lo he vivido, no estoy hablando de lo que me han dicho. No hay dinamita más fuerte para destruir los muros que la cultura y la libertad. Con el sector de la cultura no van a poder.
—¿Es más obediente el sector cuando gobierna la izquierda que cuando gobierna la derecha?
—Absolutamente. Totalmente. Insisto en que la izquierda ha construido muy bien el discurso de apropiación cultural. Pero es un discurso inculto, porque ni mira al pasado, ni a la historia, ni al mundo. Es un discurso casi nacionalista. La cultura no debe ser ideología. La cultura que está poniendo en práctica el ministerio es ideología. Es sectarismo. La cultura se convierte en base de la sociedad cuando la cultura no es ideología. Los clásicos lo son porque son universales, porque pertenecen a todos y han trascendido al ser humano. Ese es el ADN de la cultura.
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