Lope de Vega: esto es amor al cine, quien lo probó lo sabe
El Festival de Olmedo aborda las adaptaciones de obras lopescas, notables, internacionales y que sólo han versionado del 6% de sus comedias
Lope de Vega y el amor, protagonistas de 'Olmedo Clásico'
!['El perro del hortelano', de Pilar Miró](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2023/07/29/Elperrodelhortelano_4_papel_xoptimizadax-RcMTbiTYIxC95bZSyf0mZ0L-758x531@abc.jpg)
A diferencia de Cervantes o Shakespeare, las adaptaciones de Lope de Vega al cine no son muchas, pero sí notables. El Festival de Olmedo acaba de poner sobre la mesa este legado del que también destaca la atención internacional que ha merecido.
El ... siglo XX se abrió con una tímida atención al Siglo de Oro, acaso por la visión crítica que el séptimo arte levantó en la Generación del 98. La calderoniana (y primitivamente atribuida a Lope) 'El alcalde de Zalamea' (1914) de Adriá Gual, Juan Solá y Alfredo Fontanals, producida por Barcinógrafo, inició en los albores de nuestro cine un tímido ciclo de clásicos literarios en la gran pantalla, que completan 'La gitanilla' (1914) y 'Fridolín' (1914), y que concluyó en 1918 con el cierre de la productora, habida cuenta de que el público de aquel tiempo no tenía demasiado interés en ver nuestros clásicos filmados.
Por lo expuesto en este XVII Festival de Teatro Clásico en la Villa del Caballero, hubo que esperar a 1927 para que otro erudito y escritor catalán mostrase interés por Lope, Josep Amich i Bert, que se aventuró con la también silente 'La moza de cántaro', con Enrique Guitart y Marina Torres, iniciativa lopesca que tampoco conoció continuidad.
No fue hasta dos décadas después que los mexicanos se atrevieron con Lope de Vega: 'La viuda celosa' (1946), de Fernando Cortés, director de la singular 'El teatro del crimen', en cuyo guion figuraba Katy Jurado. Cortés, puertorriqueño polifacético y prolífico, filma este largometraje en pleno auge de la comedia azteca. Al año siguiente y en España, Antonio Román –'Boda en el infierno' y 'Los últimos de Filipinas'– dirigió para Alhambra Films y C.E.A. 'Fuenteovejuna', con un reparto de estrellas: Amparo Rivelles, Fernando Rey y Manuel Luna. Román y el coguionista Pedro de Juan afrontaron la tarea de atenuar la intención social del texto de Lope; para ello solicitaron la ayuda de José María Pemán, que acortó el original en las escenas de las torturas a Frondoso y procedió a algunas sustituciones del léxico, así como al añadido sobre el trato y el saludo con que se debe recibir al Comendador.
Sin embargo, 'Fuenteovejuna' constituye uno de esos curiosos casos de cine supervisado que escapó por su amplitud de significados original a la estrecha vigilancia de los censores. Aun así, la cinta obtuvo la categoría oficial de «Interés nacional», pues ofrecía «muestras inequívocas de exaltación de valores raciales o de enseñanzas de nuestros principios morales y políticos».
Recibieron también el plácet de la censura una folclórica 'La moza de cántaro' (1952), de Florián Rey, para lucimiento de Paquita Rico, y 'Doña Francisquita' (1952), de Ladislao Vajda, adaptación de 'La discreta enamorada' según libreto zarzuelero de Federico Romero y Guillermo Fernández Shaw. Sin embargo, otras no pasaron el filtro censor, como 'La estrella de Sevilla', con guion de Torrente Ballester, «por ser una película exhibicionista de la horrenda podredumbre moral y humana que alienta en la historia de España».
Los años cincuenta dieron nuevo impulso a varias producciones lopescas dentro y fuera de nuestras fronteras. Los italianos filmaron 'Los cien caballeros' (1964), de Vittorio Cottafavi, basada en 'Las famosas asturianas'. En Rusia, la cineasta soviética Tatyana Lukashevich y la productora Mosfilm estrenaron el 11 de agosto de 1952 'El maestro de danzar', que vieron 28 millones de espectadores y que adapta la comedia homónima de Lope sobre un joven gentilhombre, Aldemaro (Vladimir Zeldin), que se enamora de Feliciana (Lyubov Dobrzhanskaya), hija de un noble adinerado, Alberigo (Boris Lesovoy), y que se finge docente de danza para introducirse en el hogar del objeto de su amor. Stalin impulsaba por aquel entonces adaptaciones de la literatura española, como ocurrió con la magistral 'Don Quijote' (1957), de Grigoriy Kozintsev. El enorme éxito de estas adaptaciones de la literatura española entre el público soviético llevó a volver la vista a Lope en pleno auge de la televisión con 'El perro del hortelano' (1978), de Yan Frid, con Margarita Terekhova, precisamente la película que vio Pilar Miró y cuyas calidades la inspiraron para la cinta homónima de 1996, empeño personal de la cineasta y que, junto a la estimable y olvidada 'La dama boba' (2006), de Manuel Iborra, constituyen los dos últimos abordajes a la materia de Lope quien bajo su pluma vio cómo, «más de ciento, en horas veinticuatro, pasaron de las musas al teatro».
El cine, en cambio, solo se ha encaprichado fugazmente del 6% de sus geniales versos.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete