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ABC Cultural

Muere Goran Petrovic, el realismo mágico de los Balcanes

Autor de una poco convencional literatura y una fértil y adictiva imaginación, sus narraciones estaban dotadas de un fascinante y embriagador lirismo

Cuentos que atrapan el monstruo de la guerra de los Balcanes

Goran Petrovic ABC
Mercedes Monmany

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Galardonado con numerosos premios y uno de los más prominentes escritores de los momentos actuales, no sólo de su país, donde gozaba de una enorme popularidad, Goran Petrovic, recién fallecido en Belgrado, a los 62 años, nació en 1961 en Kraljevo, ciudad de la Serbia central situada junto al río Ibar y muy cerca de dos de los más célebres y bellos monasterios serbios, el de Studenica y el de Zica.

Traducido a una gran cantidad de lenguas, se trataba del escritor serbio contemporáneo más divulgado fuera de sus fronteras después del premio Nobel de Literatura Ivo Andric y de Danilo Kis. Era el autor de varios inusuales y excelentes libros, todos ellos aparecidos en la editorial Sexto Piso: las novelas 'La mano de la buena fortuna' (que obtendría el premio NIN de 2000, el más importante de Serbia), 'El cerco de la Iglesia de la Santa Salvación' (1997), 'Atlas descrito por el cielo' (1993) y la maravillosa fábula 'Bajo el cielo que se desmorona', calificada como «cine-relato» por el propio autor, de 2010. A ellas se tiene que añadir el libro de relatos 'Diferencias', de 2002. Estas semanas había coincidido con el lanzamiento de la que sería su última y brillantísima novela: 'Papel con marca de agua'.

Autor de una poco convencional literatura y una fértil y adictiva imaginación, las narraciones de Petrovic estaban dotadas de un fascinante y embriagador lirismo, así como de un suave humor y una sutil y aguda ironía. Sus laberínticas y prodigiosas historias oscilaban siempre entre lo real y lo fantástico, entre lo jocosamente filosófico y lo metafísico, entre la leyenda y los mitos y la Historia oficial y con mayúsculas. Esa Historia realmente sucedida, a lo largo de los siglos, con especial incidencia en los numerosos y muchas veces trágicos avatares que se sucedieron en el siglo XX en los Balcanes.

En Petrovic, en sus relatos, novelas o cuentos encadenados como un coro de voces o puzle apasionante de historias entretejidas e inagotables, muy a menudo lo increíble se volvía normal y cotidiano, y lo llamado «normal», en ocasiones, adquiría los tonos más fantásticos y extravagantes. Un humor melancólico, entrañable, lleno de piedad y compasión atravesaba todas sus narraciones, a pesar de hallarse inmerso en un mundo muchas veces más decantado hacia la crueldad y la violencia que hacia la tolerancia, la comprensión y el deseo de tender puentes.

Entre lo burlesco y lo dramático

Espíritu lúdico, mistificador de cotidianeidades ahogadas en el gran mar de la Historia, erudito de lo mínimo y tragicómico pero también de las grandes señas culturales, de los vaivenes y calamidades políticas diversas atravesadas por el pueblo serbio a lo largo de los siglos, este escritor con un ADN sumamente reconocible en sus novelas y relatos, edificaría toda una literatura escindida siempre entre lo burlesco y lo dramático, entre el detalle y ese tapiz panorámico que por fuerza, en cada época, tiende a engullir todo a su paso, uniformizando y borrando cualquier rastro de particularismo.

En su último y excelente libro, ambientado en el Nápoles del siglo XIV, 'Papel con marca de agua', recién aparecido, Petrovic construía de nuevo una historia desopilante, llena de humor, poblada por poetas beodos, soldados primerizos, poetas de la corte de una reina excéntrica, catadores de papel ciegos y ángeles escondidos en las iglesias. La fantástica historia daba cuenta de esos pequeños detalles que, aunque a veces pasen desapercibidos, moldean el devenir de los pueblos. Admirador rendido del realismo mágico latinoamericano que él trasladó a un desaforado e imaginativo realismo mágico de los Balcanes, poco antes de fallecer declararía: «Me parece que vivimos en una sociedad en la cual hacemos caso omiso de los detalles. Un día llegaremos a una fase en la que ya nada será importante y la literatura corrige eso, lo que llamo el error de la civilización».

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