Damon Galgut, escritor: «No puedes escapar de la sociedad; como mucho puedes dejar atrás tu propia historia»
El novelista sudafricano, ganador del Booker en 2021 con 'La promesa', evoca su deambular por el mundo sin rumbo ni propósito en 'En una habitación ajena'
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![Damon Galgut, fotografiado en la sede la editorial Libros del Asteroide](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/11/02/efe-galgut-RvAm6iy9TLOSKDBbLUf37oJ-1200x840@diario_abc.jpg)
Años antes de llegar al podio del Booker de 2021 y ver como dos años de su vida se esfumaban entre entrevistas, excursiones transatlánticas y charlas promocionales, antes incluso de que la literatura se convirtiese en ancla vital, Damon Galgut (Pretoria, Sudáfrica, 1963) ... fue un viajero errante; un joven inquieto y desarraigado que recorría mundo no para explorar ni descubrir, sino para escapar de sí mismo. «No es que para sea un motivo de orgullo ni tampoco me hace sentir especialmente cómodo, pero es verdad que era parte del motivo de estos viajes», explica Galgut, nómada vocacional hasta que descubrió que parado tampoco se estaba tan mal. «Gran parte de mi infelicidad desapareció cuando por fin tuve un sitio que sentí que era propio» reconoce a la hora de revisar 'En una habitación ajena' (Libros del Asteroide), novela en la que vuelca parte de aquellas experiencias como viajero alineado y trotamundos desconectado del mundo.
En el libro, un joven solitario recorre Grecia, África oriental y la India mientras se roza y tropieza con otros viajeros e interpreta los diferentes papeles que dan nombre a cada una de las tres partes del libro: seguidor, amante y guardián. «Son como el abanico completo de posibles interacciones humanas. Si tienes una relación importante con otra persona, seguramente encajará en una de estas tres naturalezas», relata.
El protagonista, por cierto, también se llama Damon. Como él. «Supongo que es evidente que se trata de viajes reales que hice yo. En su momento no tenía ni idea de que los acabaría escribiendo. De hecho, si viajaba era probablemente para escapar de escribir. Pero la experiencia fue tan intensa que acabaron convirtiéndose primero en una anécdota que iba contando a mis amigos y luego en una especie de relato», evoca.
El viaje, en cualquier caso, es aquí una excusa para explorar los mecanismos de la memoria y reflexionar sobre cómo se recuerda lo vivido. De ahí, apunta, el salto permanente de la primera a la tercera persona -«el libro va sobre la memoria, y la memoria hace este cambio constantemente», insiste- y una concepción tirando a elástica y disruptiva de los signos de puntuación. «Me da la sensación de que la puntuación genera una sensación del mundo mucho más ordenada y comprensible de lo que refleja nuestra experiencia. Si tienes unas comillas, unos interrogantes y unas exclamaciones, lo que estás haciendo es dividir el mundo en una serie de componentes bien ordenados que la gente entiende y con los que se identifica. Sin embargo, para la mayoría de nosotros, las experiencias son un torrente de impresiones personales», reflexiona.
Romper el relato
Galgut reconoce que 'En una habitación ajena' no es un libro fácil de encasillar -«una de las dificultades para que me publicaran este libro fue que los editores no sabían dónde ubicarlo: ¿Un libro de viajes? ¿Una memoria? ¿Una novela? La respuesta es que es todas estas cosas y al mismo tiempo ninguno», explica-, pero nada de eso le impidió que resultara finalista en el Booker de 2010. Catorce años después, la novela se publica por primera vez en español (también en catalán, a través de Les Hores) aprovechando el tirón de 'La promesa', con la que hace tres años obtuvo finalmente el galardón más prestigioso de las letras anglosajonas. «Supongo que lo que tienen en común estos dos libros es un interés por romper el relato en diferentes perspectivas», relativiza.
Lo que tienen de diferente, por contra, es la manera de abordar la compleja realidad sociopolítica de su país, tema central de la que hasta ahora es su última novela. «Soy un sudafricano blanco, algo que ya por sí bastante complicado si vives allí», recuerda un autor que reconoce que uno de los placeres de escribir 'En una habitación ajena' fue que «todo ocurre fuera de Sudáfrica». «Era parte de un proceso de ir desnudándolo todo de nacionalidad e historia y llegar a lo que implica sentirte una persona desconectada de la sociedad que te rodea. En realidad, es un poco un engaño, porque, evidentemente, nunca puedes escapar de la sociedad; lo máximo que puedes conseguir es dejar atrás tu propia historia», teoriza.
De paso por Barcelona tras una estancia de un mes en la residencia literaria Finestres, Galgut asegura que poco a poco empieza a recuperar cierta normalidad («el Booker borró dos años enteros de mi vida», dice) y anda ahora embarcado en un libro de relatos, un «organismo» completamente diferente a una novela. «El relato pide un arte muy concreto; debes saber exactamente dónde empezar y dónde acabar. La novela se abre al mundo y el relato, en cambio, se cierra», apunta.
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