Jessica Knoll, cuando las víctimas de agresiones sexuales alzan la voz
Después de novelar su trauma tras una violación grupal en 'La chica que lo tenía todo', la autora reivindica en 'Chicas brillantes' la historia de las mujeres destruidas por el asesino en serie Ted Bundy
La transformación del asesino Ted Bundy, el sádico necrófilo que mató a más de 30 mujeres

Jessica Knoll siente un impulso irrefrenable cuando detecta que una historia se ha contado mal. «Es lo que me pasó a mí. Cuando fui víctima de una violación múltiple, todo el mundo me dijo que era mi culpa, que no había ocurrido ningún ... crimen. Me atormentaba el hecho de pensar que la gente no conocía la verdad y pensé que no podría descansar hasta que mi parte se contara», afirma a ABC. Ella misma se encargó de hacerlo en 2015 con su novela debut, 'La chica que lo tenía todo'. Vendió más de un millón de ejemplares y se convirtió en una película de Netflix protagonizada por Mila Kunis.
Fue precisamente curioseando en esa plataforma cuando le pasó de nuevo. «Estaba buscando ideas para mi nuevo libro y ninguna funcionaba. Y, de repente, vi una serie que se llamaba 'Las cintas de Ted Bundy'. Yo ya había seguido el caso porque hay muchas películas, documentales y libros que lo recogen. Pensé que lo conocía bien, pero con esta serie me di cuenta de que había toda una cara oculta de la historia y que era precisamente el punto de vista de las mujeres, de sus víctimas». Knoll se puso manos a la obra y el resultado es 'Chicas brillantes', que acaba de publicar en España RBA.
Bundy está considerado uno de los primeros asesinos en serie de la historia. Fue condenado a la pena capital tras quedar probado que asesinó a 36 mujeres entre 1974 y 1977, pero los investigadores creen que la cifra pudo llegar a la centena. Su caso conmocionó a la sociedad estadounidense y su juicio fue uno de los más mediáticos.
Gracias a ello hay muchísima documentación, que Knoll rastreó. Le llamó la atención la declaración de Pamela, amiga de una de las últimas víctimas de Bundy. «Mientras estaba testificando, el juez no hace más que decirle una y otra vez que se calme. Ella está bastante tranquila, pero él la trata como si fuera una histérica». 'Chicas brillantes' novela su historia y refleja cómo se juzgaba en aquella época a las víctimas, culpabilizándolas a la menor ocasión. «Pero eso es algo que sigue pasando hoy», replica amarga la escritora el mismo día que Gisèle Pelicot, la mujer a quien su marido drogó durante 10 años para que la violaran decenas de hombres en Francia, denunciaba las acusaciones de algunos abogados defensores del caso que señalaban su posible complicidad en las agresiones. «Es extremadamente valiente y fuerte por plantarle cara y por hacerle pagar por lo que hizo ante la justicia», replica.
Vergüenza y culpa
Knoll está convencida de que el hecho de que Gisèle haya decidido acudir a cara descubierta al tribunal para que la vergüenza cambie de bando marcará la diferencia en el futuro. «Antes del Metoo era difícil entender por qué las mujeres esperaban tanto tiempo para confrontar a su abusador o para hablar de lo que les había ocurrido. Con frecuencia se convertía en un motivo para no creerlas. Pero creo que ahora tenemos una comprensión infinitamente mejor y más clara de cómo las víctimas son silenciadas y de cómo se les intimida para que no se sientan seguras hablando. Creo que eso es muy reciente, que ni existía hace siete años. Así que ahora pienso que, a pesar de que en muchos sentidos las cosas no han cambiado, sí que ha habido un progreso».
Ella misma dio otro paso al frente después del éxito de 'La chica que lo tenía todo'. Escribió una columna en la que reconocía que, dos años después de su violación, salió con uno de sus agresores. «Fue mi cita del baile de la promoción. Y esa es una de las cosas confusas que luego hay que desempaquetar en la vida. ¿Cómo tengo derecho a decir que esta persona me ha herido cuando sigo comportándome con él como si fuera un amigo? Te cuestionas a ti misma. ¿Realmente me hizo algo malo? Sentía mucha vergüenza de ello. Por eso digo que sí he visto un avance en la comprensión cultural de cómo llega a pasar, de por qué las mujeres tienden a quedarse con quien abusa de ellas y que, en realidad, es una táctica de supervivencia. Una vez que entendí eso, me pude deshacer también de esa vergüenza», reflexiona.
'Chicas brillantes'

RBA. 479 páginas. 19 euros
Pero muchas de las víctimas de Bundy no tuvieron la suerte de sobrevivir. La otra protagonista de 'Chicas brillantes', Ruth, refleja esa parte. Podría haberse salvado perfectamente si las cosas hubieran sido diferentes, de acuerdo con Knoll. Bundy escapó dos veces, una cuando fue juzgado por primera vez y la otra, en prisión. Le hicieron pasar por una artista de la fuga, con una inteligencia por encima de la media. La teoría de la escritora es que las autoridades replicaron esa imagen de ser superior que el propio asesino creó para tapar sus numerosas deficiencias. Y los medios de comunicación compraron y amplificaron la historia, que después ha sido perpetuada en las sucesivas adaptaciones, una de ellas protagonizada por Zak Efron. «Todas ellas fallaron a la hora de captar a este asesino en serie. No tenía que ser necesariamente ni muy listo ni muy brillante».
El 'modus operandi' de Bundy era muy sencillo. Simulaba tener el brazo roto y le pedía ayuda a alguna chica para que le ayudase a meter cosas en su coche. «Se aprovechó de la necesidad de agradar de las mujeres. Estamos inclinadas al cuidado. Cualquiera se da cuenta de eso», argumenta. Knoll incluso llegó a leer en muchos de los testimonios de sus víctimas que aquel hombre hacía saltar todas sus alarmas y que muchas le ayudaron porque no sabían cómo decirle que no.
Según los testigos oculares, Ruth fue uno de esos casos. Desapareció en una playa de un lago en el que había unas 30.000 personas. «Empecé a imaginar por qué accedió finalmente. ¿Habría tenido una pelea anteriormente?, ¿habría decepcionado a alguien ya ese día? Pensando un poco en cómo me sentiría yo en una situación así, fui creando su biografía», indica.
Onda expansiva
El arco de Pamela, en cambio, relata la onda expansiva que puede tener un suceso de estas características a lo largo del tiempo en la vida de la víctima, y también en el contexto social y cultural que le rodea. «Creo que tiene que ver con esta curiosidad que tengo, que creo que comparto con muchas otras mujeres, de cuáles son las secuelas que pasan después de un evento traumatizador y violento. Tenemos miedo de ser las víctimas potenciales al ser una amenaza con la que vivimos. Por eso pienso que tiende a gustarnos quizá más el 'true crime', porque nos proporciona un lugar seguro desde el que podemos procesar nuestro propio miedo. Cuando se hace realidad, siempre me despierta la curiosidad: cómo son los minutos de después; cómo son los días, los años posteriores; cómo vuelves a dormir una noche entera; cómo vuelves a confiar en alguien, cómo puedes tener una buena vida… Cómo juntar las piezas del puzzle cuando todo se desmorona».
Ella las encajó gracias al trabajo de la psiquiatra Pauline Boss, que definió el duelo ambiguo. Era el que sufrían las mujeres de los pilotos derribados en la guerra, que no podían recuperar los cuerpos de sus maridos y, por tanto, vivían con la idea de que podían regresar a casa algún día. Boss las ayudó, como lo hizo con los familiares de las víctimas del 11-S y su trabajo volvió a estar en boga durante la pandemia. El problema de este duelo es que «no llegas a experimentar un cierre, de manera que sigue abierto. Un componente esencial que puede ayudarte a procesar lo que te ha pasado es construir significado con ello y a mí me alucinaba que eso no se hubiera aplicado a las supervivientes de agresión sexual anteriormente», replica Knoll.
Cuando a la autora le pasó, percibió que «a las mujeres no se nos permite expresar el dolor alrededor de la agresión sexual. Se nos dice que no lo fue, que no es para tanto, que sigamos con nuestra vida, que no hagamos una escenita…». Pese a ello encontró la manera de procesarlo, a través de la escritura. «Cuando me di cuenta de que estaba haciendo precisamente esto que estaba descrito en la psicología –continúa–, me devolvió la sensación de control. Encontré mi forma de lidiar con ello y eso es lo que Pamela hizo también en su vida».
Años más tarde, durante la investigación que llevó a cabo para 'Chicas brillantes', Knoll encontró un concepto asociado: el crecimiento post traumático. «Define a la persona que atraviesa un trauma y acaba creciendo, haciéndose más fuerte con ello. Cuando comencé a fijarme en las mujeres de la hermandad universitaria que, como Pamela, habían vivido ese trauma (Bundy asesinó y asaltó a varias compañeras) me di cuenta de que encapsulaban ese fenómeno. Y eso me parece increíblemente interesante. Mucho más que la historia de él».
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete