La descolonización de los museos de España, más política que patrimonio
Diversos expertos consultados por ABC coinciden en señalar que no existen museos coloniales en nuestro país
Exigen al ministro Miquel Iceta cautela, ante las consecuencias que podría tener en los Museos Nacionales
La polémica llega al Congreso: «Si se quiere debatir, que se haga con expertos con reputación»
La descolonización no puede ser, y además es imposible, por Manuel Lucena Giraldo

Todo comenzó con un anuncio de la creación de un grupo de trabajo para la «descolonización» de las colecciones de los Museos Nacionales. Fue, sin duda, oficial, porque la hizo Fernando Sáez, director del Museo Nacional de Antropología, con permiso expreso de ... su jefa, Mercedes Roldán, subdirectora de Museos del Ministerio de Cultura. «Todavía no se ha formado, pero ya tenemos el encargo de desarrollar su filosofía y su plan de trabajo». Fue contarlo ABC y empezar el crujir de dientes en el entorno del ministro Miquel Iceta, que se ha pasado toda la semana negando esta realidad.
¿Por qué lo niega el ministro? ¿Piensa el Gobierno que es pertinente, cuando hace tres años lo definió inapropiado? ¿Cuál es el plan y dónde se pondrán las líneas rojas? Quienes más saben de conservación del patrimonio y de las leyes de protección, incluso quienes han tenido responsabilidades en el cuidado del legado cultural, han mostrado preocupación por las implicaciones de un debate que debe hacerse con cautela. Todas esas preguntas y muchas más se pusieron sobre el tapete de inmediato. Por eso, para compartir con los lectores las inquietudes que surgen del anuncio y de su ocultamiento posterior, ABC ha preguntado a un nutrido grupo de expertos sobre el tema. ¿Cabe «descolonizar» museos de un imperio que no era colonial? En nada se parece el Prado o el Museo de América o el Arqueológico al British Museum. ¿No será que nos ha colonizado un debate que otras potencias extractivas europeas del XIX necesitan realizar?
Dejemos hablar a los expertos, que recuerdan que no se puede desandar la historia, pero debemos impedir que se repitan los errores del pasado. El Museo Nacional corresponde a una época y nos ha dado la riqueza cultural de los objetos que nos permiten mirar la historia y reconocernos. Los problemas de hoy no hallan respuesta en la desafección de sus colecciones. Debemos mirar más hacia adelante y menos a la revisión culpable del pasado.
Alfredo Pérez de Armiñán, exdirector de Cultura de Unesco
«No a la culpabilización de las colecciones»
Al margen de que esté constituido este grupo de trabajo, la pretendida 'descolonización' de las colecciones debe distinguir piezas que tengan su origen en países terceros, pero que han sido legítimamente adquiridas a lo largo de la historia por la Corona o por el Estado español, como el célebre tesoro de los Quimbayas, regalo del gobierno colombiano a la Reina María Cristina, perfectamente legítimo. Por otro lado hay objetos que han podido ser extraídos en campañas de excavación científica dirigidas por España que, aunque han sido legítimamente adquiridos, se podría considera un posible uso conjunto desde el punto de vista cultural. Pienso también en los objetos que puedan ser excavados en un futuro incluso del patrimonio subacuático. Es el caso, por ejemplo, del galeón San José en Colombia que podría ser excavado por una acción conjunta de los gobiernos de España y Colombia y utilizado conjuntamente desde el punto de vista cultural.
Sobre obras ilícitamente exportados (Convención de la UNESCO de 1970 sobre el tráfico ilícito de bienes culturales) que sí deben ser devueltas, es muy dudoso, por no decir prácticamente imposible, que se encuentren en museos españoles, excepto algún caso muy raros como el de la colección Thyssen, que debe ser estudiado. Partimos de la base de que nuestra presencia en América es eminentemente civilizatoria, sin perjuicio de que hubiera abusos en la conquista, que eso no es discutible... España llevó su cultura, su derecho, su lengua, su religión y, en definitiva, la civilización europea y cristiana.
Las reclamaciones frente a las antiguas potencias coloniales europeas tienen que ser matizadas y no dar lugar al establecimiento de principios absolutamente generales. No es posible establecer reglas generales que impliquen una especie de, entre comillas, culpabilización de todas las colecciones de los grandes centros de depósito cultural del mundo, especialmente del mundo occidental.
Hay poco riesgo de que se puedan establecer principios generales de desarticulación de nuestras colecciones. Requeriría leyes específicas aprobadas por el Parlamento, que cabría discutir si ello significa el daño irreversible de la imagen histórico-cultural de ciertas instituciones. Pensemos, por ejemplo, en el Museo Arqueológico Nacional o en el Museo de América, o en el Archivo de Indias. Pero lo que lo que sí es cierto es que desde la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Archivo de Salamanca se ha admitido el principio de que el Parlamento puede dictar una ley, digamos, desafectado las colecciones públicas de los museos, archivos y bibliotecas españolas, al menos dentro de España. Ese es un tema hay que tratar con gran cautela y desde luego no convertirlo en un principio general.
Benigno Pendás, ex director general de Bellas Artes
«España sufrió mucho más expolio que otros»
Lo de la «descolonización» es un problema artificial. Los museos estatales tienen otros problemas de gestión y de protección de las colecciones, ahora con riesgos frente a agresiones físicas. Por tanto, no me parece una prioridad. La ideología poscolonial está desprestigiada porque en el fondo mantiene en dependencia psicológica a los países con respecto a sus antiguas metrópolis a las que echan la culpa de todo. Kant decía que la Ilustración consiste en salir de la minoría de edad. Hay que asumir responsabilidades. Por tanto, no hay ningún deber jurídico de devolución. Caso por caso, si hubo violencia, ilegalidad manifiesta, se puede estudiar. La idea de que hay que devolver todo porque forma parte de una gran injusticia histórica no está en ningún sitio.
Y sobre el caso de España, ha sufrido más expolio que casi todas las potencias europeas. En el siglo XIX y XX, el patrimonio español sufrió un expolio pavoroso, como contaba García de Enterría. Claustros, rejas, pintura, libros, tallas. Desde la guerra de la Independencia. Todo eso es parte de la historia. No debemos echar la culpa a los ajenos siempre. Hubo mucha desidia, ignorancia y corruptelas.
Nada tiene que ver nuestro Museo de América con el British o el Louvre. Es un museo que busca perfiles de colaboración con América, poner en valor esa herencia colonial, sin un discurso de «esto es nuestro». Y luego la labor cultural de España en América, el Barroco hispanoamericano. A Humboldt, cuando llega a Filadelfia, le produce una sensación de que es un sitio minúsculo culturalmente en comparación con el Virreinato de México, con el Perú. No todo fue bien, claro, por supuesto, como todo en la vida. Lo inteligente en este caso para los museos españoles y europeos es la colaboración, exposiciones conjuntas, discursos culturales en contexto. Pero es fatal ese planteamiento de buenos y malos para reparar injusticias, porque eso es la vida misma de la historia. El localismo en cultura es demoledor, acaba con la visión del corto plazo y del pequeño territorio de cada cual. Somos una gran potencia cultural. Y eso lleva al posible movimiento de obras dentro del territorio por reivindicaciones locales. Cómo plantean eso ahora si hay sin cumplir sentencias en Cataluña que solicitaban devolución de bienes y al actual ministro le habrá parecido bien.
Enrique Krauze, historiador
«Los políticos nunca dictarán la verdad histórica»
Es un gran error hablar de descolonización en España. En primer lugar, el Gobierno español debería tener claro que hay muchísimas diferencias entre las colonias que las potencias europeas establecieron en África en el siglo XIX y los virreinatos de América. En este sentido, hay una amplísima historiografía escrita no solo por españoles, también por investigadores ingleses, estadounidenses o mexicanos, en la que se explica que estas dos formas de Gobierno no fueron ni mucho menos iguales. Basta leer la obra de John Elliott, por mencionar solo a uno de estos célebres autores, para entender que se trata de desarrollos históricos distintos… muy distintos.
Este grupo de trabajo es un capítulo más de la politización de la historia y yo siempre me he opuesto a ello. La historia es un saber que hasta ahora no se ha respetado mucho. O, en el mejor de los casos, una sabiduría que tiene que desarrollarse siempre al margen de la política. Los políticos nunca serán los que dicten la verdad histórica, sino los historiadores actuales y las futuras generaciones de estos.
Lo que creo es que el Gobierno español, en vez de llevar a cabo esa iniciativa, tendría que hacer algo que nos enriquezca. Como la creación de diversos museos virtuales donde se puedan compartir todos los materiales.
Fernando Checa, exdirector del Museo del Prado
«Aquí no hay casos de expolio a otros países»
La procedencia de las obras de los museos nacionales de España está, en la inmensa mayoría de los casos, perfectamente documentada. No hay casos de expolio a otros países, hayan pertenecido en un pasado a la Monarquía hispánica o no. Como suele decirse, poseemos facturas de todo. Esto es especialmente relevante en el caso de los museos de América, el Arqueológico Nacional o el Museo Nacional de Etnografía. No parece pertinente abrir una discusión más propia de países como Inglaterra o Alemania, con un verdadero imperio colonial en tiempos no demasiado alejados. Resulta muy poco pertinente preguntarse por los contenidos 'afrodescendientes' de museos como el Prado, por ejemplo, y lamentarse de su ausencia. El tema es, decimos, impertinente, inútil e irrelevante, dado el origen de estas colecciones, ligadas a la Historia de España.
Tomás Pérez Vejo, historiador
«No existen museos coloniales en España»
La medida resulta bastante incomprensible si tenemos en cuenta que en sentido estricto no existen museos coloniales en España. El único que podría acercarse a algo parecido es el Museo de América, creado en 1941, casi siglo y medio después de la desaparición del supuesto imperio colonial español. Y no se puede decir razonablemente que sea un museo fruto de la rapiña colonial, las piezas que se guardan en él llegaron por muy diversos caminos y en general mucho después de la disgregación imperial hispánica. Tampoco se puede decir que fuese creado con una visión colonialista sino como expresión de la voluntad de exaltación de la existencia de una comunidad cultural panhispánica. Además, las colecciones de objetos prehispánicos, que son las únicas que podrían plantear alguna duda, llegaron al museo por caminos muy diversos (compras, donaciones, etc.), pero no son fruto del expolio colonial.
La asignatura pendiente en la historia de España, en todo caso, no es la revisión del pasado colonial sino entender que la Monarquía católica o Monarquía hispánica es algo que poco o nada tiene que ver con los imperios coloniales de los siglos XIX y XX. Y no digo que fuera mejor ni peor, sino que es algo cualitativamente distinto. Esa es la gran asignatura pendiente. En otros países europeos están haciendo un proceso parecido pero centrado en el colonialismo decimonónico. ¿Existe una lectura interesada al vincular la conquista de América con estos fenómenos contemporáneos? No creo que se trate tanto de una lectura interesada como de ignorancia.
Por último, creo que el problema del Museo de América no es el de su descolonización, sino plantearse por qué las grandes creaciones del arte virreinal, no colonial, están exiliadas en él y no en el Museo del Prado, junto al resto de la producción artística de la Monarquía católica. Es algo así como si las pinturas de Murillo estuviesen en un museo de Andalucía, espero no darle ideas a nadie.
Jorge Cañizares Esguerra, catedrático de la Universidad de Texas
«El problema es asumir las categorías angloamericanas»
En mi opinión, la conquista de América es un proceso colonial, sin duda, a pesar de que no se usó la palabra colonia hasta el siglo XVIII. Es un proceso donde hay individuos y grupos que están subordinados y colonizados. El problema es que hay imperios e imperios. Los imperios del siglo XIX no son el imperio español, ni el imperio Habsburgo es similar al imperio borbónico. El problema es que hemos asumido las categorías angloamericanas, que no consiguen definir cuestiones del mundo hispanoamericano.
Las categorías que organizaron el mundo angloamericano hacen que las cosas o son negras o son blancas. ¿Qué pasa con el arte mestizo? ¿Qué pasa con el arte europeo hecho, como ocurría en Quito con el arte religioso, por indígenas? ¿Lo europeo tiene que ser blanco? Debates como la descolonización de museos son debates importados de sociedades como la de Estados Unidos, etcétera. Si nos vamos al caso español, tendríamos que tener en cuenta si hay demandas locales y estatales para hacer regresar piezas. Si, por ejemplo, es la nación de México la que demanda que se regresen ciertos objetos, entonces ahí sí tenemos un problema. Porque la nación, el Estado nación, no es menos colonial que el imperio español. Descolonizar no puede significar el regreso de objetos a otras estructuras imperiales. Los pueblos se transforman, se dividen, crean nuevas identidades, etcétera. ¿A quién se lo regresas?
José María Luzón, exdirector del Museo del Prado
«Somos herederos de decisiones que se tomaron hace siglos»
Podemos hacer tantas revisiones como temas tenemos mirando para atrás en nuestra historia. Ahora el indigenismo pesa mucho en América. Y no me posiciono en nada... Pero no le veo mucho sentido. Nosotros somos herederos de decisiones que se tomaron hace siglos.
¿Cómo se atrevieron a hacer el Museo del Prado, despojando capillas, salones, la Torre de la Parada? ¿Cómo hicieron eso? ¿Cómo vería yo hoy, como ciudadano preocupado por la cultura y por el patrimonio, el despojo de los conventos, de sus cuadros? ¿Cómo veríamos hoy el despojo del Convento de la Trinidad?
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Estaríamos horrorizados. Pero hemos heredado todo eso. Y ahora estudiamos que el Prado tiene cuadros que vienen del Convento de la Trinidad, que son más de cien, y no pasa nada. Porque esas cosas han pasado y van a seguir pasando. Es todo tan complejo… Y uno no deja de sorprenderse. Lo que vayan a hacer ahora, al final, nuestros hijos lo verán sin reparar en si fue bueno o malo.
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