ARTE
Sandra Gamarra y Agustín Pérez Rubio: «Tenemos que asumir sin culpa, pero con responsabilidad, lo que fue el colonialismo»
Bienal de Venecia 2024
Viejos conocidos, Sandra Gamarra y Agustín Pérez Rubio se reencuentran en el pabellón español de la Bienal para releer la Historia y dar voz al invisible
El cierre del Pabellón de israel torpedea la 60 Bienal de Venecia
Primeras impresiones de la bienal de 2024
![Sandra Gamarra entre las obras de 'Pinacoteca Migrante'](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/04/17/spain_4-RTCTtvkVkgY3I9Gpw1Ha32J-1200x840@diario_abc.jpg)
En una bienal consagrada al ‘extranjero’, España es por primera vez representada por un creador no nacido en nuestro país, la hispano-peruana Sandra Gamarra, que eligió a Agustín Pérez Rubio como comisario de su propuesta, ‘Pinacoteca Migrante’; una institución idílica, con le apoyo de ... AECID y AC/E., cuya propuesta se anticipó al lema de la bienal y que invita a reescribir el canon artístico imperante, no sustituyéndolo sino ampliándolo en realidades invisibilizadas.
—Ambos son especialmente sensibles con los que han sido invisibilizados a lo largo de los siglos. ¿Por qué motivo esta causa es motor para su 'Pinacoteca Migrante'?
—Sandra Gamarra: Por una cuestión, en principio, personal. Soy peruana y ya allí la historia compartida de España y Perú está muy presente y para mí fue chocante contraponerlo a lo que pasaba aquí. Entonces desde ese lugar, me doy cuenta cuando llego a España de que hay parte de mí que «no existe». Parte de esa invisibilización no sólo me atañe a mí, si no que nos atañe a todos.
–Agustín Pérez Rubio: Desde mi punto de vista, te voy a dar dos datos biográficos. En primer lugar, yo provengo de una familia católica y soy el único gay de una familia donde la religión y la norma muchas veces yo no la encontraba, entonces no hablo de minoría. A mí me gusta hablar de una creciente mayoría. Desde muy pequeño entendí que la sociedad tiene unas narraciones, unas creencias y una proyección en las que que en algunos momentos no encajaba.
Además, cuando en 2013 me fui a Argentina a trabajar me di cuenta de los privilegios con los que partimos los europeos, y de los que no somos conscientes. El proceso histórico ha empezado a evidenciar una serie de capas que lo que ha hecho es invisibilizar muchas veces otras en los lugares de origen. Sí que es cierto que la mirada de los últimos 10 años en mi trabajo tiene que ver o está orientada a entender más de cerca esas desigualdades, que tenemos que asumir sin culpa pero con responsabilidad.
—¿Cómo se plasman esas invisibilizaciones en su proyecto 'Pinacoteca Migrante'?
—S. G.: Nuestro trabajo ha sido articular narraciones que estaban desarticuladas. Es decir, con lo que existe, preguntarnos de qué manera se puede rescatar y a partir de esto añadir muchas más piezas.
—A. P. R.: Este es un ejemplo como puede haber muchos otros, que se hacen desde diferentes lugares: artísticos, filosóficos, patrimonial…Esto es solamente un ejercicio hecho por un artista que ilusoriamente propone una ficción de una institución por llegar, pero que no tiene que convertirse obligatoriamente en el canon.
—¿Cómo se gestó el proyecto de 'Pinoteca Migrante'?
—A. P. R.: El jurado decide invitar este año a cinco artistas, una de ellos es Sandra, y entonces desde el Ministerio de Exteriores la contactan para que presente un proyecto.
—S. G.: Era un encargo, pero yo pensaba que si al final me seleccionaban, tenía tanta responsabilidad encima que Venecia no era un lugar para experimentar. Como yo había trabajado anteriormente con Agustín fue natural preguntarle si quería embarcarse en este en esta nueva expedición de nuevo como comisario.
![Imagen principal - De arriba abajo, detalle de algunos de los espacios del pabellón, como el jardín de estatuas o el gabinete que 'exhalta' el racismo](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/04/17/spain_1-U20220511273DbU-758x470@diario_abc.jpg)
![Imagen secundaria 1 - De arriba abajo, detalle de algunos de los espacios del pabellón, como el jardín de estatuas o el gabinete que 'exhalta' el racismo](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/04/17/OTS_SG_2404-013-U16165878505Nsf-464x329@diario_abc.jpg)
![Imagen secundaria 2 - De arriba abajo, detalle de algunos de los espacios del pabellón, como el jardín de estatuas o el gabinete que 'exhalta' el racismo](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/03/04/3-U21317182443CNT-278x329@diario_abc.jpg)
—Ambos han tenido una educación artística occidentalizada. ¿Han tenido que autocorregirse esa mirada normativa? ¿Cómo ha sido ese proceso?
—A. P. R.: Con veintipocos años tuve una pareja japonesa, y viví una experiencia muy interesante allí. Vivir en Japón en los años 90 me hizo entender que yo era la única persona blanca en aquel lugar. Darme cuenta de que los niños me miraban por el rabillo del ojo, mientras se hacían los dormidos, y ver como te señalan porque tienes el ojo claro fue la primera bofetada de mi vida. Ahí me di cuenta por primera vez de que yo era blanco y europeo. Esa situación me hizo comprender que existe otro vocabulario en el mundo. A mí me han educado para ser un hombre alfa español y, por supuesto, he tenido que corregirme.
—S. G.: Tendemos a pensar que la cultura que compartimos es la más desarrollada, y que por tanto no merece ser cuestionada. Me parece importante decir que soy una artista occidental. Más que corregirme en el hacer, he tenido que hacerlo en el momento de enunciarme como artista occidental.
—No es la primera vez que trabajan juntos. ¿Qué es lo que más les estimula de colaborar en el mismo proyecto?
—S. G: La experiencia de trabajar juntos en la exposición de 'Buen Gobierno' para Alcalá 31 fue muy buena, pero nos quedaron cosas por hacer. Luego, hay otras cuestiones que se ganan con el acercamiento. Todavía creo que hay zonas del trabajo que no son racionales, que no son conscientes, y que se van creando conforme se forman los vínculos humanos.
—A. P. R.: Para mí es un placer trabajar con Sandra. Me ha pasado con otros artistas: cada vez que trabajo con ella aprendo. Yo no sé lo que yo le doy, creo que le debo de dar algo, pero yo recibo mucho sobre todo porque me hace abrir puertas que compartimos. Me hace indagar más acerca de investigaciones que están ahí. Lo que pasa con el trabajo de Sandra es que te puedes quedar en la superficie, pero si investigas de dónde viene, cómo se alcanza, qué representa, cuál es el origen de sus obras, descubres muchas otras cosas. Además, ella tiene un nivel de escucha y una generosidad muy fuerte. Me hace muy partícipe. También me ha pasado con otros autores, existe entre nosotros una simbiosis, siempre hecha con mucho respeto por ambas partes. Nunca es una imposición ni por una parte ni por la otra, pero sí, consiste en estar abierto a escuchar y a tener en cuenta los comentarios que nos hacemos.
—Es la primera vez que una artista no nacida en España representa a nuestro país en la Bienal de Venecia. ¿Lo consideran significativo y simbólico?
—A. P. R.: Alguna vez tenía que ser. En mi opinión, llegamos tarde. Eso se ve en el resto de pabellones. Muchos países han sido representados por artistas que no han nacido en ese lugar, la idea de lo nacional que plantea la Bienal ya se ha superado hace mucho tiempo.
—S. G.: Sí, para mi es importante porque de alguna manera, después de tantos años de investigación, si había un lugar donde podría aterrizar esta ficción de crear un museo es en el Pabellón de España en la Bienal. Es verdad, que al ser la primera en algo terminas representando a mucha gente que no ha estado antes y supone una responsabilidad.
![Imagen secundaria 1 - De arriba abajo, el comisario, Agustín Pérez Rubio; el denominado 'Gabinete de extinciones' y una de las obras del pabellón](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/04/17/OTS_SG_2404-004-U68376365701wbo-464x329@diario_abc.jpg)
![Imagen secundaria 2 - De arriba abajo, el comisario, Agustín Pérez Rubio; el denominado 'Gabinete de extinciones' y una de las obras del pabellón](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/03/04/7-U87500765041VLK-278x329@diario_abc.jpg)
—¿Qué significa para sus carreras artísticas representar a España en la Bienal de Venecia?
–A. P. R.: Es un verdadero orgullo, si bien la incomodidad de Venecia sigue siendo lo que pesa la idea de lo nacional. Estamos trabajando mucho para ello. La paradoja se da en que me haya invitado una artista latinoamericana a participar en este proyecto.
–S. G.: Es importante, y eso que la Bienal como evento es una gran oportunidad, pero también es un lugar peliagudo. Es un evento muy grande, y hablando de los temas que hablamos puede ser contradictorio. Se celebra en una ciudad que ecológicamente es casi inviable, donde existe una gran masificación turística. La Bienal justamente aterriza en un lugar donde existe toda esta problemática, y creo que por ese motivo es un ámbito donde se debe hablar de eso. Tenemos que asumir que la cultura que tenemos genera estos espacios, pero también espero que se pueda aprovechar la oportunidad, porque hay cosas que se pueden hacer y decir ya que estamos todos juntos. La Bienal permite ese lugar de enunciación. Es un privilegio estar allí.
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