El debate de la lengua
¿Un Ministerio de la Lengua? «El español nunca ha tenido una política de Estado»
El crecimiento del idioma será menor que el de otros en las próximas décadas. El libro 'Los futuros del español' reclama programas a la altura del valor de la lengua
La internacionalización del español se resquebraja por la burocracia
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No deja de tener gracia que tres de las personas que más se han preocupado por la expansión del español sean catedráticos de Economía. ¿Pero esto del idioma no era cosa de los de la cultura? Pues resulta que la lengua va mucho más allá. ... Con casi 600 millones de hablantes a lo largo del planeta, la contribución económica de esta comunidad ronda el 9 por ciento del PIB mundial. Así que el español es también una materia prima económica, no solo cultural. Es nuestro petróleo. Los estudios de José Antonio Delgado, Juan Carlos Jiménez y José Luis García Delgado, que desde hace más de una década vienen investigando el potencial del español, así lo avalan. Pero tras muchos años de un crecimiento sostenido, casi por impulso, el horizonte ha dejado de ser tan favorable, y urge que la Administración tome cartas en el asunto.
Esta es la tesis de los tres catedráticos en el libro 'Los futuros del español' (Alianza), hecho al amparo del Observatorio de la Universidad de Nebrija: entre 2020 y 2050 el crecimiento de hablantes de español está siendo que el de otros idiomas –pasará del 5,7 al 5,4 por ciento mundial–, de modo que es más necesario que nunca responder a esta coyuntura con una vigorosa política de Estado que refuerce la proyección internacional del español. «Tenemos que reaccionar», demanda Alonso en una charla telemática con los otros dos coautores de la obra: «Si no, iremos hacia una pérdida progresiva desde el punto de vista demográfico, de la capacidad de compra e incluso de la presencia en el mundo virtual». Estamos ante un momento crítico.
El español es la segunda lengua internacional con más hablantes nativos. Sin embargo, «en este terreno nunca se ha hecho política de Estado», reflexiona Alonso. Hay al menos tres motivos para actuar en este sentido, argumenta el catedrático de Economía Aplicada. El primero: hace falta «una visión global, desde la cultura a la economía». El segundo: debe pensarse a largo plazo. «No se van a conseguir logros de un año para otro. Para competir con la emergencia del chino o con la progresión indiscutible del inglés, las políticas deben superar el ciclo político, independientemente de quién gobierne». El último motivo es que «los beneficios redundan en toda la sociedad y, por tanto, debiera ser una tarea del conjunto del Estado». Y más: «Debería ser una tarea panhispánica. El español es una lengua americana».
'Los futuros del español'
![Imagen - 'Los futuros del español'](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2023/09/13/futuro-espanol-U55250637708oKe-224x330@abc.jpg)
- Autores José Antonio Alonso, Juan Carlos Jiménez y José Luis García Delgado
- Editorial Alianza
- Páginas 296
- Precio 21,95 euros
- E-book 12,99 euros
El estudio 'Los futuros del español' sitúa el lugar del idioma en el mundo –«hoy puede aspirar a ocupar el segundo lugar como lengua de comunicación internacional»–, explora su potencial económico y propone varios caminos a seguir para no quedarse atrás: plantear una política común a largo plazo, optimizar los recursos del Estado, reforzar la enseñanza del idioma en el extranjero, invertir en el ámbito digital, potenciar la cultura, trabajar con los migrantes... «Entre los hablantes en español –explican los autores del libro–, alrededor del 85 por ciento son nativos, y queda un 15 por ciento que hablan otra lengua y lo aprenden. Cuando nos vamos al francés, los que aprenden el idioma son el 70 por ciento. No vamos a competir con Francia o Inglaterra, porque los imperios coloniales de estos dos países son más cercanos en el tiempo y acogen áreas con mucho dinamismo, pero entre el 15 y el 70 por ciento algo deberíamos conquistar».
¿Por dónde habría que empezar? «Hay que hacer un rediseño institucional», responde Alonso. «Cuando nos asomamos a la política lingüística, nos causó asombro el número de instituciones implicadas, a veces haciendo cosas muy parecidas, con criterios distintos». Se refiere el economista a las actividades del Cervantes y las de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aecid) en centros formativos de países extranjeros, que en muchos casos se solapan e incluso entran en conflicto. Los desajustes se acentúan si se tienen en cuenta que algunas consejerías de comunidades autónomas también entran en este terreno. Hay además una cierta «dislocación» entre instituciones, como en el caso de la relación de las universidades con el exterior: «Uno pensaría que tiene que hacerlas el Ministerio de Universidades, pero no está presente en el apoyo a los departamentos de español en los centros en el exterior. Y en cambio sí están la Aecid o el Cervantes». Por no hablar de que el Ministerio de Cultura y el de Educación también tienen funciones asignadas...
«Cuando nos asomamos a la política lingüística, nos causó asombro el número de instituciones implicadas, a veces haciendo cosas muy parecidas, con criterios distintos»
«Es la demostración de que no ha habido una política de Estado», zanja García Delgado. «Hasta ahora no ha habido una coordinación mínima en un activo tan importante y tan valioso como es la lengua, ni entre los países que la tienen como propia». Hay quienes han llegado a plantear la creación de un Ministerio de la Lengua como posible solución. «Yo creo que no se trata de eso, pero hay muchas fisuras y muchos flecos sin cubrir», añade el catedrático de Economía. Hay otras alternativas más factibles, como la creación de un Alto Comisionado dependiente la presidencia del Gobierno que a corto plazo cumpla la doble función de coordinar y visibilizar las políticas del español. Otras opciones serían encomendar a un ministerio en concreto la coordinación o hacerlo a través de una Comisión Delegada, proponen los autores de 'Los futuros del español'.
El último ejemplo de descoordinación está costando 1.100 millones de euros de los fondos europeos, que es el presupuesto del Perte de la Nueva Economía de la Lengua... coordinado por el Ministerio de Economía. El proyecto pretende aprovechar el potencial del español como factor de crecimiento económico y competitividad internacional, pero año y medio después de su puesta en marcha sigue habiendo más dudas que certezas. «Nunca se han puesto tanto recursos para la promoción de la lengua, pero, como en otros Pertes, está habiendo un problema de gestión. Se ha creado un Observatorio Global del Español en La Rioja, pero de su concreción apenas sabemos nada... Yo creo que está todo por plasmarse», valora García Delgado.
«No hay un plan estratégico que diga qué mercados son los más importantes para España»
«Las políticas lingüísticas se han ido creando por adición, es decir, por instituciones que se han ido sumando a la tarea, cada una con sus propios objetivos», lamenta José Antonio Alonso. «Todavía están por explicarnos cuáles son los criterios por los que define su expansión el Cervantes. No hay un plan estratégico que diga qué mercados son los más importantes para España», critica el economista. Mientras que el Cervantes está muy bien representado en Europa o en el norte de África, apenas tiene presencia en toda África Subsahariana. «Sobran los dedos de una mano para contarlos», dice García Delgado: «África es el continente que más va a crecer en número de habitantes. El alemán y el francés se han metido de lleno porque saben que hay mucho que ganar. Pues España está penetrando muy escasamente».
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Casi tan importante como mejorar y optimizar las redes de educación es asegurar que los migrantes conserven el idioma. Esto va por Estados Unidos: de los 60 millones de personas de ascendencia hispana que viven allí, más de 40 saben expresarse en español. «La tendencia decreciente que pronosticamos para el español será mayor o menor dependiendo básicamente de su pervivencia en EE.UU.», apunta Juan Carlos Jiménez. Aquí influirán también el futuro de la música latina, que cada vez tiene más presencia entre el público estadounidense, y por supuesto las inversiones en el mercado digital o en sectores como las series o los videojuegos. «La industria del videojuego mueve una cantidad de recursos equivalentes a la suma de la cinematografía y la música, y el dominio que tiene el inglés es impresionante. Una buena política sería entrar en estas industrias», señala García Delgado. Los retos son muchos, y el tiempo escaso. 2050 está a la vuelta de la esquina.
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