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Cristina de Middel: «No dormirse en los laureles es fundamental. Si no, te haces mayor»
FOTOGRAfÍA
Premio Nacional de Fotografía 2017, Presidenta de la Agencia Magnum, autora de marcada personalidad, la alicantina, que pronto inaugura en Madrid, no ha dejado nunca de jugar con la imagen
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![Cristina de Middel, presidenta de Magnum, fotógrafa y artista](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2023/09/07/MIDDEL_RETRATO-RXqsOFNBeWVZnmRE9QgBQdM-1200x840@abc.jpg)
Seis años puede parecer mucho tiempo, pero es el necesario para que una vida dé un vuelco. En el caso de Cristina de Middel (Alicante, 1975) para pasar de ser una fotógrafa más o menos reconocida en los círculos profesionales en España gracias a ... proyectos en los que gestionaba la cortante relación entre ficción y realidad como 'Afronautas' (el que la dio a conocer) o 'Party' (el que la consolida como firma a seguir) a ganar el Premio Nacional de Fotografía en 2017, entrar ese mismo año en la prestigiosa Agencia Magnum (donde solo han puesto el pie dos españoles más, ambas también mujeres ) y convertirse en su presidenta en 2022.
Seis años en los que se consolida su lenguaje, que nunca ha renunciado a jugar con la fotografía, a divertirse con su mensaje, sin renunciar con ello a ser exigente con el mundo que nos hemos empeñado en complicar. En unas semanas, la Sala Canal de la Comunidad de Madrid inaugura 'Cartas al director', muestra comisariada por Semíramis González y que reúne su relación con la fotografía de prensa en la que se inició y que pronto se le quedó pequeña. Con ella dice cerrar definitivamente una etapa. Sobre la misma, y todas las demás que jalonan su carrera, le interrogamos.
—La última vez que la entrevisté largo y tendido fue hace unos cinco años. Desde entonces han pasado algunas cosillas, como que sea la responsable de la Agencia Magnum. Palabras mayores. Sin embargo, ¿ha cambiado usted mucho personalmente en estos cinco años?
—Hombre. Han cambiado cosas. Aunque creo que sigo siendo la misma de forma general… Quizás sí que he madurado. Tal vez ahora, por eso mismo que mencionas, el nuevo cargo, las responsabilidades, ese elemento lúdico que caracteriza mi trabajo personal se tiene que quedar ahí, en la producción personal. Quizás, en ese sentido, ahora tengo las labores más organizadas.
—Entonces, ¿madurar es bueno?
—Madurar me obliga a ser bastante más eficaz, ¿sabes? Antes todo lo hacía por mí, para mí, lo hacía yo. Si no salía bien, no pasaba nada. Ahora sí que hay un cierto control de calidad que me impongo desde fuera y que en cierto modo también estoy incorporando en lo que hago. Y ya no me contento con los niveles de antes. Me he hecho más exigente. Creo que se puede resumir así: Me he hecho más exigente con conmigo misma y con la industria.
—Ya que he mencionado a Magnum, sigo por ahí. ¿Cómo está modelando la agencia o cómo la agencia le está modelando a usted?
—Bueno, yo creo que es como una habitación de espejos, ¿no? Estamos reflejándonos los unos a otros, no solo yo, sino todos los fotógrafos, y, sobre todo, los que están metidos en la organización, en el 'management' de la agencia. Quiero creer que ahora las decisiones son menos capitales, no parece que aquello sea un congreso, una cumbre del G8 cada vez que hay una reunión y se decide algo. Quizá el tono de lo que se decide es distinto por estar yo al mando. Luego, también, al ser yo bastante nueva en la organización, y al haberme dado esa responsabilidad de una manera muy temprana tras entrar, digamos que yo no tengo los vicios o el 'fatalismo' que podían tener otros.
!['Charlie', imagen de la serie 'Gentlemen's Club', de Cristina de Middel](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2023/09/07/002-RIODEJANEIRO-CHARLES-U54134010474hjE-624x350@abc.jpg)
Soy mucho más libre a la hora de proponer porque no sé que eso mismo lo había intentado otro o no sé que eso ya había fallado. Yo llego para probar cosas, mientras que quizás otra persona que lleva muchos más años ni lo intentaría. Así que allí me define una mezcla de ingenuidad y de frescura. Y creo que le está viniendo bien, pero habrá que verlo al final. Esto coincide asimismo con cambios en los temas que aborda la fotografía, cambios en la industria, en el mercado... Por ello mismo la agencia tiene que abrirse. Pero eso no es ya responsabilidad solo mía. Eso es cosa de todos.
—Justo cuando la nombraron en 2022, me emplazó a que en un año le lanzara esta pregunta: ¿Impide un cargo como el suyo desarrollar su actividad personal como fotógrafa?
—Pues mira, no la ha parado. He seguido este año haciendo un montón de cosas al final por acumulación y por cómo se han dado las fechas. Han salido cuatro libros y he tenido dos exposiciones individuales grandes. Ha sido más bien al contrario. Es verdad que no he empezado ningún proyecto nuevo porque he estado ocupada. La 'Cristina antes de Magnum' empezaba un proyecto cada dos semanas. Ahora estoy como apagando fuegos, terminando lo que tenía que terminar, pero no abriendo nada nuevo, por lo menos en foto. Luego hay ideas ahí retomadas, más grandes, en vídeo y estoy empezando a plantar semillas. Pero sí que ha cambiado mi manera de trabajar. Antes hacía proyectos en un mes, eso me gustaba, y ahora las cosas han de estar mucho más pensadas pues tengo mucho menos tiempo.
—Quizás se ha puesto también más en el disparadero, de repente más personas descubren a Cristina de Middel, y eso le obliga a estar releyéndose a sí misma más que haciendo cosas nuevas.
—Eso desde luego también. El cargo de Magnum llega en un momento en el que yo casi voy a cumplir 50 años y más de 20 años siendo fotógrafa. Cuando hice la serie 'Afronautas', de repente me convertí en la reina de la ficción, cuando el problema era el estado de lo documental en fotografía. Ahora el problema es la inteligencia artificial. Yo he cambiado, desde luego, pero la industria también, y creo que mucho más rápido que yo. Estoy en un punto en el que siendo 100 por 100 honesta, hay ideas que no consigo desarrollar solo con fotos y necesito otras cosas; necesito vídeo, necesito dibujo, necesito texto... Mi práctica artística se ha complicado más, 'complicar' en el sentido de ser mucho más diversa que contar una historia. Antes con eso estaba contenta; ahora necesito otra cosa.
—Pasamos de una dirección a otra. Precisamente su próxima exposición en Madrid se titulará «Cartas al director». Usted se inició como fotorreportera, pero luego el periodismo se le quedó corto. ¿Esto es una segunda oportunidad?
—Para nada. Es precisamente mi punto final. Tengo en cierto modo la idea de que todos estos años he estado dándole la réplica a mis años en prensa, años de 'sí, pero…': «¿Y si lo hiciésemos así?», proponía yo en las redacciones, y la respuesta era «sí, pero»... De hecho, cuando barajaba con la comisaria títulos para la exposición, el primero que salió para mí era «Sí, pero...». Al final quedó el 'Cartas al director', que tiene mucho más sentido sobre cómo tú, como audiencia, reaccionas a las noticias, y cómo deberías reaccionar; cómo deberías ser mucho más crítico con lo publicado en un periódico. Para mí la cita es como poner juntos todos los proyectos en los que le doy la réplica a la prensa tradicional, la manera tradicional de contar el mundo en el que vivimos. Y con esto cierro y ya no voy a volver a hablar de esos temas nunca más. Ya la prensa me va a dar igual [ríe].
—Si algo la ha definido fotográficamente eso ha sido investigar la ambigua relación de la fotografía con la verdad. ¿Eso se lo puede permitir un fotógrafo de prensa, un periodista?
—No, yo creo que no. No se lo puede permitir –y por eso trabaja en prensa– porque tiene la responsabilidad de ser veraz. La gente compra un periódico pensando que lo que le cuentan es verdad. Igual que el que trabaja en una farmacia o en un quirófano se tiene que lavar las manos obligatoriamente. Ese es tu código deontológico al trabajar en prensa. Luego, si tú sales de la prensa o incluso estás en una revista y haces moda o haces documental más ilustrativo, haz lo que te dé la gana. Es decir: tener una cámara no significa que tengas que contar la verdad. Es como quien tiene un bolígrafo y decide escribir una crónica o inventarse un cuento. Es más dónde vas a publicar y la función que tú decides darle a eso, pues estás contando la vida de la gente para denunciar o para visibilizar un tema. Pero lo normal es que digas la verdad.
!['Una piedra en el camino', imagen de la serie 'journey to the Center', de Cristina de Middel](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2023/09/07/PIEDRA_CAMINO-U84456862487NhH-624x350@abc.jpg)
—Cuando usted se ha puesto a hacer fotografía, ¿qué es lo que ha querido contar?
Creo que ha habido toda una evolución en mis postulados. Yo empecé para dar visibilidad y voz a los que no la tienen. Me iba a hacer fotos de refugiados a Siria, a Haití... Me iba a los polos del gran drama humano. Pero llegó un punto en que paré. Al estar tan cerca de la tragedia te planteas: «¡Dios!, aquí realmente yo, Cristina de Middel, nacida en Alicante en 1975, no tiene nada que decir, porque ese dolor yo no lo experimento». Yo podré juzgar, pero un juicio de valor no tiene por qué ser la verdad. Me sentí muy incapacitada para poder aportar algo a esas situaciones, para ni siquiera ayudar a estas personas.
Por eso cambié y decidí incluir eso en mi propia práctica. Es decir, yo no soy nadie para hablar de verdad aquí, donde paso 15 días, no entiendo el idioma y volveré luego comodamente a España. Empecé entonces precisamente a cuestionar, a decir «hay que poner las cosas en contexto». Hay que saber quién está hablando, quién es este señor que está haciendo fotos, por qué ha elegido hablar de eso. Es decir: añadirle muchas más capas a esa verdad para relativizarla. Y luego de ahí me fui a la ficción total y a ver por qué ciertas historias no se contaban o por qué siempre se contaban del mismo ángulo. Eso es al fin y al cabo 'Afronautas'.
![Imagen - «Encontrar una voz es asumir una responsabilidad. si estás dando tu opinión, la tienes que armar»](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2023/09/07/RETRATO_2-U84864626278mjd-170x170@abc.jpg)
«Encontrar una voz es asumir una responsabilidad. si estás dando tu opinión, la tienes que armar»
Y ahora estoy en Magnum, así que volví a lo documental. La exposición que se inaugura en Madrid realmente es súper documental, solo que desde otros ángulos. Por ejemplo, en ella se habla de prostitución, que en fotografía significa siempre mostrar a las mujeres. Nunca se muestra al cliente, que es lo que hago yo. Ahora estoy en un punto mucho más estético, la verdad, en el que me apetece jugar con las formas y el movimiento. Ante una idea a la que yo ya le he dado la vuelta, cuatro o cinco vueltas al carrusel, y he hecho, no sé, ¿12 proyectos?, me aburro a mí misma. Honestamente, necesito salir del carrusel.
—Ahí una cosa que define a la fotografía aplicada al ámbito artístico y es que se puede permitir la posibilidad de juzgar. La comisaría habla en el texto de que usted no juzga, sino que presenta realidades. Yo no sé hasta qué punto esto es posible si, solo por elegir un tema ya hacemos un ejercicio subjetivo.
—Dar tu opinión no significa juzgar, una opinión la puede dar todo el mundo. Quien juzga es quien tiene el poder de decidir sobre algo, un juez. Yo no me considero jueza de nada. Se me da muy bien dar mi opinión, no solo en fotografías; de hecho, me encanta dar mi opinión cuando nadie me la pide. Yo hago eso: doy mi opinión, que es algo que tradicionalmente no se incluye o no se admite que exista en prensa. Yo me muevo en el campo de la opinión: mi trabajo últimamente sería como columnas de opinión pero en imágenes.
—Y luego está el humor, otra marca de la casa. Sin embargo, las series que reunirá en Canal hablan de prostitución, de guerra y dictadura en Afganistán, de frontera... ¿Se puede usar este ingrediente con temas tan gruesos?
—No pensemos en humor en la línea de Benny Hill, Mr. Bean o Pajares y Esteso. Porque el humor muchas veces viene de cambiar, de poner una cosa en un sitio que no le corresponde. Es decir, es cualquier cosa que quiebre las expectativas. Yo apuesto más por lo lúdico porque el humor en muchos casos es para provocar la risa. Yo lo que quiero no es tanto que la gente se ría de la guerra o de la situación de las mujeres en Afganistán, pero creo que sí, que con un punto de vista no tan encorsetado, es decir, si me dejan de explicar la misma cosa con las mismas palabras una y otra vez, a lo mejor la entiendo mejor.
![Imagen del conjunto 'Vida y milagros de Paula P', de Cristina de Middel](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2023/09/07/PAULA-U14540527450XaO-624x350@abc.jpg)
El mío es un acercamiento más lúdico para entender mejor el tema. Salirse del guion para ver los asuntos desde fuera y decir: «¡Ostras, claro! Es que esto no lo había tenido en cuenta porque no me lo habían contado así». De Afganistán llevamos 40 años recibiendo noticias y fotos de un país en guerra, ya sea con los rusos, con los ingleses, con los americanos, con los talibanes... Pero, en cambio, no sabemos nada de él, mucho más allá de los burkas, de los terroristas… No sabemos cuál es su liga deportiva, no sabemos cuál es su plato tradicional. Y, en cambio, de París sabemos tantas cosas, sabemos hasta cuál es el mejor bistró donde tomarse el mejor café. Lo lúdico es reasignar los perfiles y decir: «Voy a tratar Afganistán como si fuese Nueva York, voy a tratar Kabul como si fuese Nueva York». No significa que esté minimizando el conflicto ni el drama, simplemente intento completar el entendimiento de ese lugar.
—Es fácil que se piense, sí, que banaliza el tema...
—Sí, es un riesgo que tomo y supongo que habrá gente que lo verá así, que me estoy riendo de estas cosas. Yo considero que estoy ampliando el entendimiento de las personas. Es decir: tú te puedes aprender algo de memoria, tú eliges si te quieres aprender una poesía de memoria o la lista de los Reyes Godos, o si quieres entender la poesía o las razones por qué un rey godo abdicó. Eso va un poco en cada persona que lee el proyecto, igual que cada persona que lee un periódico tiene derecho a decidir cómo consume las informaciones, ¿no? Yo tampoco impongo nada.
—La frase es suya: «Incluso cuando estás en una guerra, el fotógrafo está pensando en composiciones, en perspectivas, la cabeza está creando...». Eso no significa tampoco banalizar lo que se está haciendo.
—No, yo creo que no. Tú estás masticando todo para que el mensaje pase mejor. Es igual que en un texto, es decir, tú puedes hacer una crónica al segundo, decir «ahora ha pasado un pájaro, ahora ha caído una bomba, ahora la persona ha gritado», minuto a minuto, y estás siendo súper fidedigno. Pero quien escribe, y tú lo sabes bien, lo que hace es editar y construir una historia en torno a unos datos. El fotógrafo hace lo mismo: Elige que el punto de acción es este, que la luz buena es esta, que el punto de vista interesante desde donde se va a entender mejor el mensaje es ese, y lo hace según su criterio. Un buen fotógrafo no tiene que estar intentando ayudar, no va a la guerra a salvar a nadie. Un buen fotógrafo tiene que estar haciendo buenas fotos para que la gente entienda la guerra.
—No deja de ser curioso que fije la atención en los medios tradicionales, cuando quienes cortan el bacalao y les llevan a rebufo son los digitales, las redes sociales. ¿Cómo se maneja con estos ámbitos, donde realmente se produce la gran avalancha de imágenes diaria por parte de profesionales y de amateurs?
—Yo he basado mi experiencia en prensa, en la prensa tradicional, en prensa impresa, y es desde ahí desde donde estoy haciendo la reflexión. El digital es un mundo completamente diferente, con el gran melón que se abre ahora con la inteligencia artificial. Porque si yo con 'Afronautas' confundo a la audiencia, imagínate ahora cualquiera que tenga photoshop, el potencial de todo eso, totalmente incontrolable. Yo estoy, en cierto modo, como he dicho, cerrando un capítulo. Ahora todo es muchísimo más complicado. Si yo tuviese que hacer todos estos proyectos en respuesta a cómo se entiende el mundo a través de los medios no conseguiría sintetizar tanto. Es imposible. Y estoy de acuerdo contigo en que ahora los que cortan el bacalao son los medios digitales y no solo los periodistas, sino también Twitter y cualquier persona que tenga un pulgar.
![Fragmento de una de las obras de la serie 'The Kabuler', realizada para Magnum juntoa Lorenzo Meloni](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2023/09/07/DSCF1066-U41671652736UAI-624x350@abc.jpg)
—Mencionó la IA: ¿es una nueva herramienta para los fotógrafos? ¿Es una amenaza?
Entiendo perfectamente el problema que va a haber y la cantidad de legitimidad y credibilidad que van a perder los medios serios, porque va a ser muy difícil encontrar el punto justo y en que no se confunde verdad con mentira y todo lo que es opinión. A corto plazo va a tener un impacto horrible, la gente, la audiencia, va a tener que ponerse las pilas para no caer en propaganda, para no caer en noticias falsas. Pero si me preguntas a mí personalmente y también a Magnum, creo que a medio o largo plazo no es una súper amenaza; a lo mejor me estoy equivocando, pero digamos que el punto fuerte de la inteligencia artificial es su velocidad de computación, es decir, cómo te puede crear algo muy rápido.
Creo que hay sectores de la industria publicitaria o del entretenimiento que están mucho más expuestos que una agencia fotográfica o yo misma, que realmente lo que hacemos es elaborar un lenguaje personal. Magnum no es una agencia de stock de imágenes, es una agencia en la que se construye la figura del fotógrafo y se apoya la figura de ese fotógrafo precisamente para que pueda dar su opinión de manera visual. Para qué vas a pedir un fotógrafo para hacer un anuncio de champú si puede generarlo la IA.
![Imagen - «El humor muchas veces viene de cambiar, de poner una cosa en un sitio que no le corresponde. Es decir, es cualquier cosa que quiebre las expectativas»](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2023/09/07/RETRATO_2_20230907125539-U16226465340mQl-170x170@abc.jpg)
«El humor muchas veces viene de cambiar, de poner una cosa en un sitio que no le corresponde. Es decir, es cualquier cosa que quiebre las expectativas»
Pero esto es aventurarme, no sé muy bien lo que va a pasar, nadie sabe lo que va a pasar. Desde Magnum, lo que estamos haciendo es participar en varios grupos de presión y de acción para identificar, para forzar a las instituciones, a los periódicos, a identificar de alguna forma las imágenes que son sintéticas. Igual que si vas a un supermercado y decides comprar un alimento que es transgénico, tienes que saber que lo es.
—La huelga de guionistas de Hollywood quizás adelanta ya mucho de lo que predice.
—Ahí lo ves claramente, porque, realmente, hay mucho trabajo de guionista –y con todo mi respeto al gremio de guionistas– que es muy predecible y que lo puede hacer una máquina. Que no digo yo que sea lo mejor. Y digamos que el cine de autor no creo que se verá afectado por la inteligencia artificial, porque es muy difícil que una máquina genere un contenido de ese tipo. Pero es cuestión de tiempo.
—Con las redes, con la IA, con los 'smartphones'… ¿Han perdido los fotógrafos el privilegio de 'retratar' el mundo, o, dicho de otro modo, se le ha de exigir al fotógrafo una responsabilidad extra precisamente porque va a generar una imagen más?
—Si es así, entonces habría que exigir eso a todo el mundo. A la gente, por ejemplo, que se está haciendo 'selfies', pues si hablamos de cantidad de imágenes, lo mismo vale la imagen que se emitía de la paella que acabas de cocinar que la que hago yo con una producción enorme. Entonces no es tanto el número de imágenes, sino que cada persona que hace una imagen tiene que ser responsable. Y creo que la transición que tienen que hacer los fotógrafos es pasar a abrazar la opinión. Crearse una opinión válida y que esta sirva de algo y sea interesante. Si tú estás diciendo lo mismo de la misma manera, nadie te va a querer escuchar. Y encontrar una voz es asumir más responsabilidades. Si tú estás dando tu opinión, la tienes que armar. No puedes decir que Afganistán es un país súper húmedo porque tienes una foto de lluvia preciosa. A lo mejor es seco.
—Hay una lectura de género también implícita en la muestra, que posiblemente se refleja más en su recorrido. En su día le pregunté si fotografían de manera diferente hombres y mujeres. ¿Sigue creyendo que es así?
—Pues sí, lamento decirte que sigo pensando que es así. A mí me encanta ser mujer y tener la visión que tengo porque te da ese punto de estar en la minoría y casi todo lo que haces, en cuanto toca un poquito el género, ya se convierte en reivindicativo. Es muy fácil ser reivindicativa siendo mujer porque son tantas las cuestiones que hay que reivindicar. Para mí personalmente eso no es un problema pero realmente creo que la industria se podría beneficiar muchísimo del punto de vista de las mujeres. No solo en prensa, sino en cualquier parte creativa de la industria.
Estamos mejor, hay más mujeres, las instituciones están haciendo un esfuerzo. Pero luego, cuando te pones a mirar quién corta el bacalao o quién se lleva las exposiciones individuales, la cosa cambia. Si miras la programación no solo en España, sino en todas las partes del mundo, sigue habiendo una predominante voz masculina. Y creo que es importante también, ahora que yo predigo que va a haber una transición hacia la opinión, saber hasta qué punto la visual de las mujeres es interesante.
—Esbóceme ese recorrido de la muestra.
—Es una especie de juego, algo lúdico, de entrar en una redacción de periódico de una manera muy esquematizada. En la planta baja quedaría el kiosco, donde se invitará a que la gente se haga su propio periódico porque va a haber ejemplares en blanco y titulares, para que los espectadores monte su versión de la realidad. Hay luego tres plantas de contenido: la primera versa sobre prostitución y trabajo sexual ('Gentlemens Club' y 'Vidas y milagros dde Paula P'); la segunda, sobre migración, con un proyecto grande que hice sobre México ('Jorney to the Center'), y la última, la tercera, con 'The Kabuler', sobre la guerra de Afganistán.
!['Edward', imagen de la serie 'Gentlemen's Club' de la autora](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2023/09/07/100-LOSANGELES-EDWARD-U72224438787iyE-624x350@abc.jpg)
Y arriba, en lo que llaman la Cuba, hemos recreado el despacho del director de periódico, la sala donde se reúne la gente que toma las decisiones sobre cuál es la verdad que va a salir en primera al día siguiente. Es más una instalación pero casi como una capilla, con ese punto sacro de entrar en un lugar en el que no deberías, mientras que el resto del espacio es muy abierto y te permite entrar, salir, participar y tocar. Todo es muy accesible hasta que llegas a la parte de arriba donde se toman las decisiones.
—¿El catálogo va a ser un fotolibro?
—No, el catálogo es una caja como con recortes de periódico, con extractos de cada una de las publicaciones que han salido en torno a los proyectos expuestos. La caja donde tú guardarías las noticias que te parecieron interesantes, con los textos. Contendrá además casi un tercio de la publicación 'The Kabuler'. Te vas a llevar, en definitiva, un pedacito de cada una de las series.
—Hay un dato en su currículum que pasa el Canal que me ha llamado la atención. Es usted una fotógrafa hispano-belga nacida en Alicante. Cuénteme lo de su relación con Rubens y el Manneken Pis.
—Mi padre era belga pero llegó a Alicante en los años 60, donde conoció a mi madre. Se fue a hacer unas tarjetas de visita a una papelería donde ella trabajaba y ahí se conocieron. Y ahí empezó la saga De Middel.
—Y vive en Brasil. Me encantó esa definición que hizo de sí misma la última vez que hablamos de «fotógrafa de la periferia». ¿Eso es una actitud vital?
—Pues sí, porque yo creo que es demasiado fácil lo contrario, como que me aburre. Además, en Brasil, no vivo en São Paulo, no vivo en Río, vivo en Salvador, que es una ciudad relativamente grande, pero que no está hiperconectada. A mí me va bien porque me permite, en cierto modo, no relajarme, porque nunca estoy en un contexto que me es favorable. Si yo viviese en Alicante, tendría un montón de gente que conozco, que me pueda ayudar, que me pueda conectar Pero donde vivo y donde he vivido siempre, he tenido que ser muy proactiva a la hora de que las cosas sucedan. No te relajas y eso es una gimnasia mental que me va bien: no dormirse en los laureles, que si no te haces mayor.
—¿Estamos obligados a hablar de «Los Afronautas» cada vez que se la entrevista?
—No estamos, no estamos.
—Quizás para usted es un capítulo lejano en su propia trayectoria.
—Lejano en el plano temporal sí, porque hace 11 años que salió el libro. Y mucho más desde que empecé la serie. Pero no deja de ser bonito. Es decir, 'Afronautas' es una exposición que está continuamente exhibiéndose. Siempre tengo al menos una versión de la serie en algún sitio. Desde hace 11 años. Es como, ¡caray, no sé!, como los musicales estos que llevan como 15 años en Broadway, como 'Cats' o 'El fantasma de la ópera'. Siempre hay alguien que quiere ver 'Afronautas'. Por un lado me alegra muchísimo, pero por otro es como un 'dejà vu', cuando he hecho muchísimas otras cosas.
!['Inocente Pobre Amigo (en la playa)', de la serie 'Journey to the Center'](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2023/09/07/INOCENTE-U70347818585HLv-624x350@abc.jpg)
—Para usted, ¿cuál sería 'el' proyecto de Cristina de Middel? Aquel sobre el que, si se quemara su estudio se lanzaría de cabeza.
—Mi proyecto que más me gusta es 'Party', el basado en el 'Libro Rojo' de Mao: es el que me parece más simple, más redondo, el que me define mejor. Porque además tiene ese punto medio humorístico, que se mete con la política, que además es algo que me irrita mucho. 'Party' es el que me define mejor como persona y como fotógrafa. Y de hecho es el único libro que sigo sacando de la estantería para ojear. El resto es que me los sé de memoria. No me apetece 'escucharme' a mí misma, menos cuando se trata de 'Party'.
—También tiene una editorial: This Book is True. ¿Qué libros le gusta publicar a Cristina de Middel?
—La editorial nació para dar apoyo a mis propios libros. También hemos sacado otros de autores que se ha cruzado en mi camino, como Yael Martínez. A partir de 'Afronautas', se generó una agenda de gente interesada en libros que yo he aprovechado para distribuir otros. Pero como editora, ahora es cuando vamos a empezar, porque ya he aprendido con Magnum cómo se hacen las cosas bien. Distribuimos libros que mi socio Carlos Alba se trae de autores de Asia. Tenemos a Martínez, que es mexicano, y ahora empezamos toda una colección puente entre Latinoamérica y España. Estamos en ello.
—Me confesó, y quedó por escrito, que no le gusta ir a exposiciones de fotografía. Sedúzcame, sedúzcanos, para que vayamos a la suya.
—¡Porque las mías son diferentes! Quería decir que donde yo vivo tampoco es que haya muchísimas exposiciones que ver. Entonces, visitar una buena es trasladarse a París, viajar lejos, hacer un esfuerzo. Yo creo que la gente tiene que ir a ver mi exposición porque va a pensar cosas muy interesantes. No sé si va a ver fotos bonitas, porque eso al final es el juicio de cada uno. Pero sí creo que va a pensar cosas interesantes. En su cabeza van a entrar ideas o estas van a llamar a su puerta. Tampoco sé si entrarán o no, pero le harán un pequeño masaje mental.
—Entiendo que sigue disparando porque se lo sigue pasando bien con la fotografía…
—Sí, me lo paso muy bien. Ahora mismo estoy de vacaciones y estoy haciendo fotos. Me encanta hacer imágenes, y cada vez con más libertad. Y ahora todo lo que hago me gusta y gusta... Porque soy la presidenta de Magnum [bromea]. ¡No pongas esto, por Dios! Digamos que yo, en ese sentido, estoy mucho más relajada. Entonces juego también a otro nivel. Sigo jugando. Me encanta jugar a hacer fotos. Es lo que más me gusta.
— ¿Teme al titular de esta entrevista?
—¡Mientras no pongas lo de que todo me sale bien porque soy la presidenta de Magnum! [ríe]
—Me retó de hecho en su día a que usara para tal fin en otra conversación su declaración de que era una «poligonera de la fotografía» pero fui muy cobarde y no le puse.
—Ah, ¿sí? Pues en esta no lo sé. Vas a tener que hacerlo tú que eres el profesional. No te voy a quitar yo esa parte de creatividad de tu trabajo, o lo podría hacer ChatGPT, porque igual nos está escuchando y de repente nos roba también esa idea.
![Imagen de la serie 'Vidas y milagros de Paula P', de la alicantina](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2023/09/07/PAULA_20230907131450-U05368215738JaF-624x350@abc.jpg)
—No me estaría haciendo el titular una cualquiera, que me lo está haciendo 'la presidenta de Magnum'.
—También es verdad. Y seguro que me iba a salir bien solo por eso [ríe]. Podrías usar esa cita de 'Amanece que no es poco' de que todos somos contingentes y solo yo soy necesaria: «Como presidenta vuestra que soy»…
—¿Y en que nos andamos, fotográficamente hablando? Me comentaba que empezaban sus vacaciones pero que iba a seguir disparando, que quería seguir haciendo imágenes.
—Ahora estoy en un parque natural brasileño que se llama Lençois Maranhenses, las sábanas de Marañao, que es como una duna gigantesca, muy grande, en la que llueve mucho, donde se crean piscinas naturales. Y es como un desierto de arena blanca con piscinas de agua turquesa, precioso. Tenía muchas ganas de venir, lo he hecho con mi marido para darnos unas vacaciones, porque la verdad hacía como 5 años que no las tenía. Pero tengo que hacer unas fotos que me han pedido de Magnum, así que es mitad asueto, mitad hacer fotos. Pero fotos divertidas, no fotos de esas muy serias.
![Cristina de Middel](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2023/09/07/RETRATO_2_20230907131800-U57278061240wbY-366x206@abc.jpg)
Cristina de Middel
'Cartas al director'. Sala Canal de Isabel II. Madrid. C/ Santa Engracia, 125. Comisaria: Semíramis González. Del 28 de septiembre al 14 de enero de 2024
La muestra constata que usted es de series largas, de trabajos a largo plazo.
Sí, en la exposición hay dos series que he tardado siete años en hacer cada una de ellas. La de 'Gentleman's Club' y 'Journey to the Center'. Me gustaría que no fuese así, poder hacer todo ese trabajo en un año. Creo que no tengo punto medio: o soy de series muy cortas que me hago en un día o ya me meto en unos berenjenales que no sé ni cómo salir. Menos series medias, que es lo que requeriría mi apellido, cualquier cosa.
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