ARTE
La creación belga, de principio a fin
doble cita en málaga y madrid
El Museo Carmen Thyssen-Málaga invita a conocer sus orígenes, desde el Realismo. La galería Hilario Galguera (Madrid), ilustra su escena actual

De alguna manera, las historias que cuentan la colección del Museo Carmen Thyssen de Málaga, que se convierte en anfitrión, y la del Musée d'Ixelles, que cede parte de sus conjuntos para una exposición en este centro andaluz, corren parejas. Ambas generan un ... relato personal, al gusto de sus compiladores, del arte (eso sí, desde sus respectivos contextos) del Realismo en el XIX hasta la entrada de las primeras vanguardias en el siglo XX.
No así en lo que se refiere a sus propias historias: El museo belga, con sede en Bruselas, se fundó en 1892 y atesora hasta 15.000 obras del periodo marcado. El malagueño, con apenas una década larga de vida y 300 piezas en depósito, forma parte de las ramificaciones del emporio Thyssen, albergando parte de la colección personal de la baronesa, en buena parte con firma (o inspiración) andaluza.
Es el cierre temporal del Musée d'Ixelles, que afronta trabajos de renovación y ampliación, lo que ha permitido que un nutrido grupo de sus conjuntos, hasta 77 pinturas de 53 artistas, recalen en una de las muestras temporales que organiza la pinacoteca malagueña para contextualizar los suyos propios (con individuales hasta la fecha dedicadas a Julio Romero de Torres, Iturrino, Juana Francés o Rusiñol, o colectivas como las que se ocuparon del Realismo como tendencia o el mar como temática).
Un camino de ida y vuelta
En este caso, 'Arte belga', con su lacónico título, establece un recorrido cronológico por la evolución del arte de este pequeño país en el corazón de Europa en el periodo que atañe al museo que la acoge, comisariada por Claire Leblanc, su directora, y que ilustra en una doble vía la capacidad de Bélgica desde su nacimiento para convertirse en un foco artístico que permeó muchas de las influencias internacionales (al fin y al cabo, París queda a tiro de piedra: y generó asimismo un camino de ida vuelta en el que se vieron inmersos muchos artistas. Baste un dato: 'Las flores del mal', de Baudelaire, se publica en Bruselas cuando es prohibida en Francia) y desarrollar una veta nacional propia, cuyo máximo exponente será ese gusto por los mundos oníricos e inquietantes que desemboca en un fructífero arraigo del Surrealismo por esos pagos.



De hecho, una de las virtudes de esta cita es descubrirnos otros nombres más allá del de Magritte y Paul Delvaux (posiblemente, los dos que se nos vienen a la cabeza al hablar de arte de estas latitudes), así como jugar a solapar mentalmente la colección española y la belga, en las que hay más puntos de encuentros de los que podemos pensar en un primer momento. Así, por ejemplo, no podemos olvidar que Carlos de Haes, considerado artista español, nació en Bruselas. Él fue quien recomendó a Darío de Regoyos a viajar a su país de origen, y por eso la colección de Ixelles cuenta con obra del asturiano, que se incluye 'excepcionalmente' en el recorrido. O nos topamos con un 'Patio de los Leones de La Alhambra' de Théo van Rysselberghe, que viajó a España por indicación del propio Regoyos, al que le unía otra gran amistad.
Entre las más ambiciosas
La muestra del Museo Carmen Thyssen Málaga es posiblemente una de las internacionales más ambiciosa organizada por la pinacoteca hasta la fecha. Por eso desborda sus habituales espacios para temporales y arranca en lo que en el centro se denomina 'Sala Noble', ocupada generalmente por otras citas de gabinete. Allí comienza a esbozarse esta historia, que es en definitiva la del nacimiento de Bélgica como nación, con un primer capítulo con el Realismo como referente en el que el joven nuevo país bebe de Courbet o Millet, también de la Escuela de Barbizon, pero comienza a fijarse en su propio paisaje (H. Boulenger, Louis V. Artan, L. Dubois) y realidad social (Ch. Degoux, I. Verheyden, E. Laermans).
Tendrá un capítulo de oro en el Impresionismo y sus derivadas, aquí con una factura más libre, menos heterodoxo que en Francia (Willy Finch, Anna Boch, el mencionado Rysselberghe, con una bisagra en el Expresionsimo de Ensor...). Ello da paso al tercer apartado, el del Simbolismo de Jean Delville o el Fauvismo de L. Wouters, hasta acabar en los grandes maestros del Surrealismo, los conocidos por todos y bien representados, con una pieza de cierre de Delvaux, 'La ventana', que es casi una apropiación de Magritte (que se resume bien a sí mismo –la noche, la silueta, el bombín– en una de las joyas del museo: la pintura 'El donante feliz', de 1966). Todo está conectado.



De vuelta a Madrid, y dando un salto en el tiempo, la galería Hilario Galguera, de alguna manera, se ha especializado en arte belga actual, pese a su origen mexicano. Desde comienzos de temporada, ha convertido la capital española en base de una segunda sede (precisamente para transformarla en nexo de unión entre América y Europa) y lo hacía con uno de sus artistas fetiche, Peter Buggenhout (pareja de otra grande: Berlinde de Bruyckere).
Estos días, 'La habitación flamenca. Avalancha' es una colectiva con pupilos (algunos fueron sus asistentes) de este autor, que desde Gante están generando una escena creativa interesante. A través de ellos es fácil entender como ese 'alma belga', si existiera, se tiñe de pérdida, ruina, nostalgia y paso de tiempo.
Quien mejor lo representa, y sobre distintos formatos (no dejen de pedir que les enseñen los 'pantones' que genera a partir de paisajes, y que guarda el director en el despacho), es Stijn Cole, con el que se inicia la selección. Su doble exposición en foto del Mar del Norte le vuelve a dar la razón a Heráclito y su río. Maxime Brigou, a su lado, genera otros paisajes, más mentales, mezclando acuarela con emulsiones de plata en papeles que a veces rasga. Willem Boel, más objetual, otorga en sus instalaciones nuevas vidas a elementos de desecho reconocibles en sus partes, mientras asume como ejercicio diario el volcado de kilos de pintura sobre varillas metálicas, generando nuevas estructuras resultado de un poso temporal y matérico.
Exposiciones

Exposiciones en torno a la creación belga
'Arte belga'. Colectiva. Museo Carmen Thyssen Málaga. Plaza Carmen Thyssen, s/n. Comisaria: Claire Leblanc. Patrocina: Fundación Unicaja y McArthurGlen Málaga. Hasta el 5 de marzo de 2023
'El cuarto flamenco. Avalancha'. Colectiva. Galería Hilario Galguera. Madrid. C/ Doctor Fourquet, 12. Hasta el 4 de febrero
Finalmente, Marie Cloquet encierra vísceras de toro, tratadas como pigmento pictórico, en cuadros protegidos por una película plástica semiopaca, la cual visibiliza una violencia que a la vez contiene. Sin duda, el arte belga tiene mucho que contar.
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