CRÍTICA DE:
'Arte y transformaciones sociales en España (1885-1910)', en el Museo del Prado: Genealogía de una herencia triste
Madrid
Una espléndida cita en el Museo del Prado pone en valor la pintura del XIX mientras ilustra los avances sociales del cambio de siglo
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![Detalle de 'Una huelga de obreros en Vizcaya', de Vicente Cutanda](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/05/30/5510de62-7e40-624c-6640-8673697ee980-RBNz0ePU0ysYPoe46BncKwJ-1200x840@diario_abc.jpg)
La exposición que el Museo del Prado ha dedicado, con el magistral comisariado de Javier Barón, al arte y las transformaciones sociales en España desde 1885 a 1910 funciona como una genealogía crítica del presente que permite combatir los discursos inerciales del final de ... la Historia que lo que intentan es hacer que todo siga igual, vale decir, deslizándose hacia la catástrofe. A. N. Whitehead explicó que el mayor descubrimiento del siglo XIX fue el de la técnica de descubrir.
Y, en verdad, la cadena de montaje y la aceleración vertiginosa finisecular son elementos decisivos en unas décadas revolucionarias que supusieron la emergencia imponente de las masas y sus problemáticas. Tenemos que asumir la triste e incluso decadente 'herencia', por remitir al cuadro de Sorolla de la Fundación Bancaja, para orientarnos en este fresco social que implica un modo radical de dar cuenta de la Historia.
Esclarecedores capítulos
Esta gran muestra presta atención a los cambios económicos y sociales que tuvieron lugar entre 1885, cuando se produce el pacto entre Cánovas y Sagasta, y 1910, con Canalejas en el poder. Sus esclarecedores capítulos comprenden el trabajo (en el campo, el mar, la industria y el realizado por las mujeres), la educación (recordando que a finales del XIX el analfabetismo en España estaba en un 71%), la religión (con el paso del anticlericalismo del Sexenio Revolucionario al despliegue de una nueva religiosidad en sintonía con los planteamientos de Renan), la enfermedad y la medicina, la muerte, los accidentes laborales, la prostitución, la emigración, la pobreza y marginación ética y social (con atención a las imágenes del colonialismo) y, por último, las huelgas y reivindicaciones sociales.
Dos de las obras claves son 'Una sala del hospital durante la visita del médico jefe', de Luis Jiménez Aranda, y '¡Triste herencia!', de Sorolla, que recibieron, respectivamente, las me- dallas de honor en las exposiciones universales de París en 1889 y 1900. Desde la higiene y los avances de la medicina a la alegorización de la degeneración, estos imponentes cuadros marcan el tono de unas estéticas que oscilan entre el triunfalismo y la conciencia agudizada del fracaso. El espíritu del 98 y la precaria modernización española quedan sedimentados en la 'retórica' de muchas de estas obras que parecieran ser herederas del desengaño barroco.
![Imagen principal - De arriba abajo, 'Una sala del hospital durante la visita del médico en jefe', de Luis Jiménez Aranda; 'Embarque de emigrantes hacia América del Sur en el puerto de Barcelona', foto de Frederic Ballell Maymí; y 'En la artesa', de Pablo Gargallo](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/05/30/e6e28f87-175e-189d-4afb-cf1a8428c174-U60716585613jXK-758x470@diario_abc.jpg)
![Imagen secundaria 1 - De arriba abajo, 'Una sala del hospital durante la visita del médico en jefe', de Luis Jiménez Aranda; 'Embarque de emigrantes hacia América del Sur en el puerto de Barcelona', foto de Frederic Ballell Maymí; y 'En la artesa', de Pablo Gargallo](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/05/30/78155361-b2ae-2efb-00ae-ea98c203ba40-U76432123258dAd-464x329@diario_abc.jpg)
![Imagen secundaria 2 - De arriba abajo, 'Una sala del hospital durante la visita del médico en jefe', de Luis Jiménez Aranda; 'Embarque de emigrantes hacia América del Sur en el puerto de Barcelona', foto de Frederic Ballell Maymí; y 'En la artesa', de Pablo Gargallo](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/05/30/42a23ab0-4495-7d5c-6713-216b51d3cb21-U37072407401zCW-278x329@diario_abc.jpg)
En este momento, en el que, por parodiar a Gramsci, lo viejo aún no había desaparecido y lo nuevo apenas comenzaba a manifestarse, lo que se tornaban visibles eran los «síntomas mórbidos». La España Negra y los brotes de insurgencia anarquista son los motivos 'extremistas' de una época en la que la Tradición parecía perder fieles. Recordemos que, en 1910, Marinetti envió a Gómez de la Serna una 'Proclama futurista para españoles' en la que invitaba a renegar del pasado y a exaltar a quienes tiraran piedras «contra las preciosas blondas pétreas de vuestras Alhambras y contra las vidrieras inimitables de vuestras iglesias».
Ese 'vanguardismo' aparece en el Museo del Prado con las obras epilogales y, al tiempo, inaugurales de Picasso que, en distintas secciones del recorrido, ofrecen líneas de fuga del tradicionalismo; en la imponente sala dedicada a la enfermedad y la medicina, destaca 'Ciencia y caridad' que pintara con tan solo quince años. Algunos críticos recalcitrantes se burlaron de esa obra. Si en el impresionante cuadro de Enrique Simonet, un forense inspecciona el corazón de una mujer muerta, en la académica composición picassiana asistimos a otra disección' o, mejor, al certificado de una muerte anunciada.
El siglo del Realismo y el Romanticismo, del Naturalismo y el Simbolismo, estaba agonizando y el deseo transformaba sus imágenes con una revolución vanguardista que quedaría fijada en la apariencia medúsea del 'burdel metafísico' de las 'Señoritas de Aviñón'.
!['Arte y transformaciones sociales en España (1885-1910)'](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/05/30/0d89052d-7e0d-e2a4-8df3-0e21740d8e35-U18042518622yuV-366x206@diario_abc.jpg)
'Arte y transformaciones sociales en España (1885-1910)'
Colectiva. Museo del Prado. Madrid. Paseo del Prado, s/n. Comisario: Javier Barón. Patrocinio: Fundación BBVA. Hasta el 22 de septiembre. Conco estrellas
Estas pinturas 'decimonónicas' cuentan las historias de un tiempo descarnado y hasta cruel, fragmentos de una modernidad ambivalente, en la que el progreso implicaba la catástrofe y la miseria afectaba a multitudes a las que se ofrecía novedades, como en esa salida de la fábrica que fijará la película de los Lumière que llevó a la sociedad hasta una fábrica de sueños que tuvo, al final, mucho de laberinto de pesadillas.
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