ARTE
Andres Serrano: «Atacar mis fotografías las convierte en otra forma de arte»
Entrevista
El artista y fotógrafo estadounidense, autor del controvertido 'Piss Christ', reflexiona sobre arte, libertad y creación durante su visita al Museo de Arte Prohibido
Museo del Arte Prohibido en Barcelona: censura, que algo queda
Controvertido, provocador y siempre dispuesto a poner de los nervios a los cartógrafos de los límites del arte y, por extensión, del buen gusto, a Andres Serrano (Nueva York, 1950) la polémica le persigue allá donde va, pero esta mañana, en los pasillos del Museo de Arte Prohibido de Barcelona ... y frente a su icónica 'Piss Christ', una de las obras más atacadas y odiadas del mundo, lo que le persigue es un venerable grupo de visitantes que, alborozado, no deja pasar la ocasión de retratarse junto a un artista al que lo más bonito que han llamado es anticristo del arte contemporáneo.
El propio Serrano, invitado a ofrecer una charla en el museo barcelonés, se deja querer y sugiere al reportero gráfico que nos acompaña que quizá debería fotografiarlo así, rodeado de fieles como una moderna piedad.
—¿Es un museo de arte prohibido el mejor lugar para exponer su obra?
—Para mí cualquier sitio que quiera exponer mi obra es perfecto. Si quieren mi trabajo, me alegro. No creo que haya uno mejor que otro.
—Pero en este caso existen unas connotaciones que hacen que su trabajo seguramente esté más contextualizado.
—Es un museo bastante lindo. Estoy en buena compañía.
—Entonces, ¿se considera un provocador?
—No, yo me considero un artista que no tiene una identificación con ningún grupo concreto. Yo estoy solo. Y me gusta ser así. No estoy parte de ningún movimiento que sea popular hoy en día. Yo soy hispano. En mi DNI dice que yo soy cuarenta por ciento de Iberia, treinta por ciento de Sudamérica y el resto África, China y hasta Norteamérica. Así me siento. Yo no estoy con nadie.
–¿Y contra alguien?
—Si puedo, contra todos.
—Antes, en la sala, se ha fotografiado junto a un grupo de visitantes ante 'Piss Christ'. ¿Le incomoda que, después de tantos años y tantas series fotográficas, se le siga identificando por una imagen concreta y particular?
—No es un problema, porque mucha gente, muchos artistas, no tiene ni una. Yo tengo una.
—Hace poco se pudo ver en la exposición que el CCCB dedicó al Marqués de Sade otra de sus primeras fotografías, 'Heaven And Hell', de 1984. ¿Cómo se relaciona con su propio trabajo?
—Cuando miro de atrás hacia adelante lo que veo es una línea, una progresión. Entonces una foto se convierte entre otra foto, una serie de otra serie, pero yo veo la conexión. No he cambiado mi manera de pensar de ninguna manera, pero es un progreso de ideas. Siempre avanzando con las ideas.
—«La historia no es un cuadro bonito. Rara vez lo es», asegura a propósito de una de sus últimas series, 'Infamous'. ¿Cuál debe ser el papel de un artista ante esta realidad?
—Para mí la misión puede ser un cuadro bonito, lindo, pero también un cuadro que tenga diferentes dimensiones e interpretaciones. A mí me gusta hacer obras bonitas, pero también que sean un poco, ya sabes, 'heavy', que remuevan a la gente. Eso es lo más importante. Y aunque yo prefiero que tengan una buena reacción, cualquier reacción es mejor que ninguna.
—¿Que ataquen una de sus obras es un éxito?
—Es una expresión. Lo que yo quiero es que, la próxima vez que ataquen una de mis fotografías, la dejen ahí para que el público pueda ver cómo fue golpeada. Porque cuando la atacan, esa foto se convierte en otra cosa. En otra obra de arte, en otra forma de vida.
—No se considera un provocador pero, ¿entiende que su obra pueda ofender o generar reacciones tan extremas como que alguien decida pegarle un martillazo?
—Sí, pero muchas veces mis pensamientos pueden ofender a gente. Por eso casi todos me los guardo para cuando estoy con mi esposa. Ya se sabe que hoy en día no se puede decir todo. Al contrario, algunas veces se tiene que decir menos.
—¿El arte es cada vez más transgresor o es la gente que es menos tolerante?
—Yo creo que la gente se ha vuelto menos tolerante, pero no solamente con el arte. Estamos viviendo un tiempo en el que cualquier persona que tenga un iPhone, y todo el mundo tiene un iPhone menos yo, está en las redes sociales y tiene una voz.
—¿Afecta esto a la hora de crear? ¿Existe la tentación de la censura previa?
—Como artista siento que tengo que navegar, cómo hacer y decir lo que quiero sin tener una reacción que no me va a dejar en buen lugar. Muchas veces es simplemente decir cosas sin decirlas.
—En 2019 dedicó toda una serie y mucho dinero a documentar objetos e imágenes relacionadas con Donald Trump. ¿De dónde viene ese interés?
—En ese momento Donald Trump era la cosa más importante en el mundo y yo siempre digo que mi trabajo es sobre cosas bien sencillas de entender sobre la raza, la religión, el sexo, la muerte… Entonces decidí hacer un retrato de Donald Trump con todos estos objetos hechos para sus negocios, sus casinos, sus hoteles…
—¿Y qué nos dice ese retrato de la América contemporánea?
—Mira, yo compré una pieza, como una escultura con la palabra 'ego', que estaba en el Trump Taj Mahal de Atlantic City, y para mí eso ya dice todo lo que hay que entender sobre Donald Trump, y es que todo el mundo tiene que rebelarse contra él. Un año después de hacer la serie tuvo lugar la insurrección e hice una película que se llama 'Insurrection' que muestra todo lo que pasó ese día. Eso también es parte de ese retrato. Lo que yo digo es que desde el tiempo que Donald Trump fue presidente hasta ahora, las cosas no han cambiado. Y si vuelve a ganar, se pondrán peor. Pero también hay mucha gente a la que, a pesar de ser demócratas, no les gusta Biden porque no es un líder fuerte.
«Para mí no hay conflicto entre ser artista, ser cristiano y hacer el trabajo que hago»
—¿Es una atmósfera propicia para la creación, para el arte?
—Ahora hay muchas cosas que no se pueden decir en América, en los Estados Unidos. Hay una ola de represión. La gente está en conflicto. La guerra civil, aunque paró, ha vuelto, y estamos peleando entre nosotros. No sé lo que va a pasar.
—¿Cree que la reacción hacia su trabajo es ahora más virulenta que antes?
—No sé si ahora es peor o no. Uno nunca sabe cómo la gente va a reaccionar a mis obras. En Suecia, en una galería de Lund, unos neonazis atacaron las fotografías de 'The History Of Sex'. ¿Qué fue ahí lo que les ofendió? ¿Esos retratos de sexo? En Lund nadie pensó que habría un problema, pero sí lo hubo, así que estas cosas muchas veces aparecen en el momento y ni nosotros ni los museos las podemos anticipar.
—En su día hubo a quien le costó entender que dijera que era creyente y, al mismo tiempo, realizara fotografías de iconos religiosos inmersos en orina, sangre o leche.
—Para mí no hay conflicto entre ser artista, ser cristiano y hacer el trabajo que hago. Durante la historia del arte, artistas como Caravaggio, El Bosco… Muchos artistas han hecho obras que son un poco provocativas, pero siguen siendo homenajes a la religión.
—¿Qué diría que es lo que mueve su trabajo?
—La belleza, sobre todo. Pero también me gusta hacer obras que tengan un poquito de chispa.
![Uno de los retratos de Andrés Serrano](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/04/01/6266662.jpg)
—Si nos fijamos en series como 'Infamous' o 'Torture', también hay un componente de denuncia evidente.
—Es que hacer fotos de gatitos o de perritos tampoco sería interesante [ríe]. Al final, la gente espera algo de ti, espera provocación, y cuando se la das se encabrona. Y si no, dejas de tener interés.
—¿Le pesa entonces esa imagen de polémico y provocador?
—El único problema es que cuando no hago este tipo de trabajo ni el público ni la prensa prestan atención. Es lo único que me enoja.
—Su última serie, de hecho, son fotografías de robots de juguete.
—Sí, son retratos de robots. Todo lo que yo hago es un retrato. Retratos de los hombres, de Donald Trump, de los muertos, del Ku Klux Klan… Y todo mi trabajo es un autorretrato. Al final, detrás de todas esas fotos estoy yo.
—¿También detrás de las más polémicas?
—Sí, cómo no.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete