LIBROS
Una novela negra entre la tradición y el hallazgo
J. D. Barker y James Patterson llevan al límite las fórmulas del género en esta peculiar ‘road movie’ que es ‘Los crímenes de la carretera’
![Detalle de la ilustración de portada de 'Los crímenes de la carretera'](https://s2.abcstatics.com/media/cultura/2021/04/09/murders-kyNF--1248x698@abc.jpg)
Michael Fitzgerald lleva una plácida vida en Los Ángeles. Es camionero, adora conducir y leer en los descansos de las largas distancias que recorre. Vive en un anodino edificio de apartamentos y, cuando libra, suele ir al cine solo, para matar el tiempo. No hay ... nada extraordinario en su rutina hasta que una tarde, al regresar con prisas del supermercado, porque recibe la llamada de una vecina que lo advierte de que debe haberse dejado un grifo abierto, se encuentra a una joven desconocida ahogada en su bañera; un suceso incomprensible, que hace saltar por los aires la puerta de un rincón de la memoria de Michael, hasta ese momento cerrado a cal y canto: el de su traumático pasado.
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Con este planteamiento, J. D. Barker y James Patterson introducen al lector en la trama de ‘Los crímenes de la carretera’, un ‘thriller’ escrito a cuatro manos que cuenta con los ingredientes más clásicos del género, pero también con algunos detalles innovadores que lo diferencian y en los que merece la pena detenerse.
![‘Los crímenes de la carretera ’. J. D. Barker y J. Patterson. Destino, 2021. 624 páginas. 20,90 euros](https://s1.abcstatics.com/media/cultura/2021/04/09/barker2-kf3H-U40221238343230B-220x340@abc.jpg)
Romper clichés
Entre los primeros, los más tradicionales, responsables fundamentales de que el ritmo no decaiga en ningún momento, destacan la presencia sobresaliente de los diálogos, la brevedad de los capítulos y el continuo cambio del punto de vista narrativo, en el que se van relevando, principalmente, los protagonistas de la trama: Michael, su hermana Megan y la agente del FBI Jessica Gimble, esta última un ejemplo en sí misma de como ‘Los crímenes de la carretera’ se acoge a las tendencias de la ficción criminal más reciente, rompiendo los clichés que, por fortuna cada vez menos, acompañan a los personajes femeninos y convirtiendo a una mujer en responsable de la investigación.
Entre los segundos, los rasgos más atractivos de la historia por lo que tienen de nuevos, destacan la elección de los escenarios -muchísimos-, un abanico coral de no lugares que recorren Estados Unidos de costa a costa y describen la cara oculta de un país que, por lo general, en las propuestas superventas, se muestra mucho más plano; y la pericia microscópica del relato, que no escatima en las descripciones y, sin perder agilidad, se entretiene en recrear al milímetro el mundo físico que acompaña a la acción ; un escenario material tan bien construido y tan poco tópico, que nos sirve de puente para acceder a las emociones y deseos que alimentan los sucesos terribles de la novela.
Lastre infantil
Estas dos virtudes de ‘Los crímenes…’ están más presentes en la primera mitad del texto, donde Barker y Patterson se esmeran con éxito en mostrarnos el lastre con el que cargan los hermanos Fitzgerald desde su infancia, marcada por los estudios conductuales de sus padres adoptivos, una pareja de médicos que no duda en utilizar a sus hijos como conejillos de indias . Y quizás por eso la segunda mitad, donde se concentran las escenas más previsibles -y a la vez imprescindibles en todo buen ‘thriller’: persecuciones, asedios, tiroteos, etc.- transcurre levemente a la sombra de ese planteamiento brillante.
En cualquier caso, escrita desde la experiencia de James Patterson, creador de Alex Cross, y la plenitud creativa de Barker, que llega a este punto de su carrera precedido por el éxito internacional de ‘Drácula, el origen’ y la trilogía ‘El cuarto mono’, ‘Los crímenes de la carretera’ se impone con mucho a la mayoría de novedades adscritas al género, porque no se limita a repetir una fórmula aprendida y garante del éxito, sino que va un poco más allá y la pone a prueba llevándola hasta el límite, rizando el rizo para añadir al suspense el tinte pintoresco de una ‘road movie’ literaria, que se adentra tanto en los parajes más desconocidos de los Estados Unidos, como en la memoria dañada de sus protagonistas.
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