La Cultura que no respete a Israel perderá las subvenciones públicas en Berlín

Las entidades culturales del estado federal se han enfrentado a una cláusula sorpresa para la financiación del nuevo año que implica un compromiso activo contra la discriminación y el antisemitismo

Redada contra el antisemitismo en Múnich y Núremberg con registros en 19 edificios

Fachada del Foro Humboldt en Berlín efe

Rosalía Sánchez

Corresponsal en Berlín

Los museos, organizaciones e instituciones culturales de Berlín se han encontrado con el nuevo año una cláusula sorpresa en la actualización de las directrices de financiación. El Departamento de Cultura y Cohesión Social del Senado de Berlín ha incluido una nueva exigencia para acceder ... a las subvenciones en vigor, que consiste en el compromiso contra la discriminación y el antisemitismo.

El nuevo reglamento se aplica de inmediato y a todas las instituciones culturales del estado federado de Berlín, desde los grandes escenarios y museos hasta los grupos independientes están sometidos a esta condición, según ha publicado el diario 'Tagesspiegel'. El Senado de Berlín reacciona así a las numerosas muestras públicas de antisemitismo que se han visto en la capital alemana desde el ataque de Hamás a Israel, la mayoría relacionadas con manifestaciones en favor de Palestina.

El nuevo reglamento establece que «todos los posibles beneficiarios de financiación pública están comprometidos con una sociedad diversa y contra cualquier forma de antisemitismo, de acuerdo con la definición de antisemitismo de la Alianza Internacional para la Memoria del Holocausto (IHRA), y su extensión por parte del Gobierno Federal«. La mencionada definición de la IHRA de 2016 establece que: «El antisemitismo está dirigido de palabra y de hecho contra personas judías o no judías y/o sus propiedades, así como contra instituciones de la comunidad judía o instituciones religiosas«. A ello hay que añadir »el Estado de Israel, entendido como un colectivo judío, es el objetivo de tales ataques».

Con esta cláusula, a efectos prácticos, «el Senado de Berlín se compromete a tomar todas las medidas necesarias para garantizar que la financiación concedida no beneficie a asociaciones clasificadas como terroristas, extremistas o antisemitas», explica un portavoz de la institución. «El arte es el pegamento que mantiene unida a nuestra sociedad«, ha dicho también Joe Chialo, senador de Cultura de Berlín, en una carta abierta en la que ha defendido la medida en la que precisa que «sirve para intercambiar ideas entre nosotros, es con frecuencia una fuente de fricción que genera debates y da que pensar. El arte es libre, pero no sin reglas».

Chialo se asegura con esta medida que «las instituciones culturales y quienes las financian sean responsables de que, con el dinero público, no se promuevan expresiones racistas, antisemitas, LGTB-fóbicas o discriminatorias de otro modo».

Ruptura de relaciones

Este reglamento cubre las espaldas del Senado en caso de que deba tomar medidas como las aplicadas al centro cultural Oyoun, en el distrito de Neukölln, acusado de actitud antiisraelí. Este caso todavía no se ha resuelto por los tribunales después de que, en noviembre pasado, el Senado retirase la financiación al citado centro, que se había negado a cancelar un evento de la organización Voz Judía para una Paz justa en Oriente Medio, acusada de mantener vínculos con el movimiento de Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS), considerado antisemita en Alemania.

La administración cultural, aparentemente, también quiere evitar que se repitan escándalos como el de la pasada edición de Documenta de Kassel cuando se exhibieron y luego eliminaron imágenes con contenido antisemita y la discusión sobre la legitimidad de las obras, que llevó a la dimisión en bloque de la directiva artística, sigue siendo motivo de debate. La polémica ha tenido también como consecuencia la suspensión de varias ceremonias de entrega de premios a destacadas figuras del mundo de la cultura que han criticado la política israelí, entre las que destacan la escritora palestina Adanía Shibli o la autora estadounidense Masha Gessen.

La decisión de Berlín afecta únicamente a este Land, la administración regional, aunque podría servir de ejemplo o avanzadilla para otros estados federales. El Ministerio de Cultura ha precisado que actualmente no está prevista la introducción de una cláusula de este tipo en la política cultural del gobierno federal.

La diputada socialdemócrata Katrin Budde, presidenta de la comisión cultural del Bundestag, está preocupada por las tensiones que la crisis en Oriente Medio ha trasladado al intercambio cultural en Alemania. Advierte de la «necesidad de implicarse en los problemas para que al final no exista el riesgo de una ruptura de las relaciones culturales internacionales para el Instituto Goethe, el Foro Humboldt, la Fundación para el Patrimonio Cultural Prusiano o la Fundación Cultural Federal».

Jeanine Meerapfel, presidenta de la Academia de las Artes de Berlín, se ha pronunciado en contra de las «pruebas de actitud» para los museos y defiende la libertad de elección de las instituciones. Apunta que el nuevo decreto no amenaza con sanciones directas, pero «crea incertidumbre y un clima de desconfianza».

Boicot silencioso

Tras ella, el sector ha comenzado a plantar resistencia a la medida y unos 4.000 artistas y empleados de Cultura de Berlín han firmado una carta de protesta en la que acusan a la nueva cláusula de contribuir a un «debate público agresivo y a menudo poco objetivo«, así como de »profundizar en divisiones sociales«. Entre los firmantes figuran la escritora judía Deborah Feldman, que ha criticado al gobierno israelí como »de extrema derecha«, y la también artista judía Candice Breitz, que ha evitado tomar una posición clara contra el ataque terrorista de Hamás.

Pero por otra parte han surgido voces de apoyo a la política de Chialo, como la del escritor y politólogo judío Rafael Seligmann: «Si los artistas utilizan la libertad de expresión como coartada para la discriminación, esto es una clara violación de la dignidad humana en la que se basa nuestra democracia, por lo tanto la lucha del senador de Cultura Joe Chialo contra la discriminación, el racismo y el antisemitismo merece un reconocimiento«.

«Hay una brecha en el paisaje cultural alemán que parece abrirse cada vez más y, en el lado de Candice Breitz-Deborah Feldman, Alemania es un país en el que masas de intelectuales son canceladas y las personas inocentes arrestadas, en el que se registran tranquilas cafeterías sin motivo alguno y se arresta a los manifestantes. La formulación de Chialo encaja bien como un nuevo motivo en esta canción coral sobre la cultura de cancelación impuesta por el Estado...«, juzga la redactora jefa de Cultura del 'Die Welt', Hannah Lühmann, que defiende la medida argumentando que «no se puede permitir que suceda lo que muchos trabajadores culturales judíos e israelíes informan a diario, que hay un boicot silencioso casi generalizado de los artistas israelíes por parte de las galerías«.

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