Leyendas de Magnum
En sus casi ocho décadas de vida, la célebre agencia de fotografía, reconocida con el Princesa de Asturias de la Concordia, atesora en sus archivos más de un millón de imágenes, que esconden miles de historias apasionantes. Estas son algunas
La mítica agencia Magnum, que revolucionó la fotografía, premio Princesa de Asturias de la Concordia
Inge Morath. Reno, Nevada, Estados Unidos, 1960. Marilyn Monroe, en el set de rodaje de 'Vidas rebeldes'
«Si la fotografía no es arte, peor para el arte». Son palabras del fotógrafo italiano Ferdinando Scianna, miembro de Magnum. Esta fábrica de sueños, que puede presumir de tantas estrellas por metro cuadrado como Hollywood, tiene innumerables historias encerradas en sus ... archivos. Entre las imágenes más icónicas, dos de Robert Capa, uno de sus fundadores.
Por un lado, el miliciano muerto, supuestamente abatido en Cerro Muriano (Córdoba), es, para Joan Fontcuberta, «la fotografía más falsa de la Historia». Siempre ha sobrevolado sobre esa imagen la sombra de la duda. Se duda de que la imagen sea real, se duda de que el lugar sea Cerro Muriano, se duda de que el miliciano fuera Federico Borrell García... Y hasta se duda de que la tomara el propio Capa. Pudo haberla hecho Gerda Taro.
El hallazgo en 1995 de la 'maleta mexicana' (tres cajas de cartón con 126 rollos de película y unos 4.500 negativos inéditos de imágenes de la Guerra Civil española, tomadas por Robert Capa, Gerda Taro y David 'Chim' Seymour) echó más leña al fuego. Cuando Capa abandonó París, en octubre de 1939, dejó a cargo de los negativos a su ayudante de laboratorio, Emérico Csiki Weisz, temiendo que se destruyeran. Misteriosamente, acabaron en la oficina diplomática mexicana en Francia, llegando a manos del general Francisco Aguilar González, embajador de México durante el gobierno de Vichy en 1941-42. A su regreso a México, el embajador llevó consigo la maleta, que, tras su muerte, pasaría de mano en mano entre sus herederos, hasta recalar en las manos del cineasta mexicano Benjamin Tarver, quien en 1995 contactó con el profesor Jerald R. Green del Queens College, en Nueva York, para comunicarle que tenía en su haber negativos que podrían pertenecer a Capa.
Hasta 2007, poco antes de su muerte, Cornell Capa, hermano del célebre fotógrafo, no tendría en sus manos la maleta mexicana. Un material que permitió atribuir a Gerda Taro algunas instantáneas que hasta entonces se creía que eran de Capa. En 2020, el Museo Reina Sofía dio a Taro la autoría de tres imágenes mal atribuidas a Capa. Además, otras tantas pasaron a tener una autoría conjunta: Capa y Taro. Un acto de justicia, una reparación histórica.
Robert Capa. Primer asalto de tropas estadounidenses en la playa de Omaha (Normandía, Francia) el 6 de junio de 1944
Por otro lado, sus fotografías del desembarco de Normandía tomadas el 6 de junio de 1944, el Día D, hace 80 años, para la revista 'Life'. Dicen que hizo testamento y hasta redactó una carta de despedida a su familia por si moría. «Las balas agujereaban el agua a mi alrededor», cuenta en sus memorias. En una instantánea aparece en primer plano la imagen borrosa de un soldado con el agua al cuello. Hay quienes lo identifican con Huston S. Riley, un soldado de Washington. Otros creen que es Edward K. Regan. Hubo problemas con el revelado de los negativos en las oficinas de 'Life' y se perdieron la mayoría de las fotografías que hizo: tres carretes tirados al cubo de la basura. Solo se salvaron once negativos de 35 mm del cuarto rollo. Spielberg se inspiró en esas instantáneas para su película 'Salvar al soldado Ryan'.
René Burri. La Habana, Cuba, 1963. El Che, durante una entrevista en su oficina del Ministerio de Industria
Otra imagen icónica de Magnum es la del Che Guevara fumándose un habano. Su autor, el suizo René Burri. Fue tomada en 1963 en La Habana, en el despacho del que entonces era ministro de industria de Cuba, para un reportaje para la revista 'Look'. «Esa cara de soberbia del Che es en realidad de enojo. Yo estaba en su oficina en Cuba, enviado por Magnum, y él se estaba peleando con una periodista norteamericana que había viajado conmigo. ¡Parecía un tigre enjaulado y ni se fijaba en mí, por lo que pude hacerle todas las fotos que quise!», contaba Burri.
Sharbat Gula, una niña de 12 años y unos preciosos ojos verdes, fue retratada por Steve McCurry en junio de 1984 en el campo de refugiados de Nasir Bagh, durante la guerra de Afganistán. Fue portada de 'National Geopraphic', aunque parece que no era la primera opción. Una foto archiconocida y convertida en símbolo de los refugiados. Diecisiete años después, 'National Geographic' financió una nueva expedición con el objetivo del reencuentro de McCurry y Sharbat Gula. Se había casado y había regresado a una aldea de Afganistán. En 2002 tenía 30 años y tres hijos. La identidad fue confirmada al 100% por inspectores forenses del FBI mediante una tecnología de reconocimiento facial y la comparación de los iris de ambas fotografías.
Henri Cartier-Bresson. Francia. Irène y Frédéric Joliot-Curie, 1944
Henri Cartier-Bresson, otro de los fundadores de Magnum, visitó en 1944 el hogar de la pareja de científicos Irène y Frédéric Joliot-Curie en París. Ella era hija de Pierre y Marie Curie. Ellos también lograron un premio Nobel, el de Química, en 1935, por su investigación en torno a la síntesis de nuevos elementos radiactivos. «Cuando fui a visitar a los Joliot-Curie, había un cartel en la puerta que decía: 'Entrar sin llamar'. Abrí la puerta y esto es lo que vi en el interior. Los fotografié antes de saludarlos», explicaba el fotógrafo francés.
El oficio de fotorreportero tiene un plus de peligrosidad. Bien lo sabía Robert Capa y el fotógrafo checo Josef Koudelka. Sus famosas imágenes de la invasión de Praga del 68 cruzaron la frontera en secreto y llegaron a Estados Unidos. Magnum las distribuyó sin mencionar el nombre del autor por miedo a represalias a su familia. Aparecieron publicadas en las principales revistas como «realizadas por un fotógrafo checo anónimo». El reportaje recibió el premio Robert Capa. Hubo que esperar hasta 1984, cuando murió el padre de Koudelka, para que esas instantáneas salieran del anonimato.
Pertenecer a la élite, a la aristocracia de la fotografía, no te exime de peligros
Ser miembro de Magnum, pertenecer a la élite, a la aristocracia de la fotografía, no te exime de peligros. En 1990, Patrick Zachmann sufrió en carne propia la violencia policial en Ciudad del Cabo. Una multitud esperaba el discurso de Nelson Mandela tras salir de la cárcel. Zachmann hizo once disparos con su cámara. El número 12 aparece desenfocado. Fue el último. Un policía le disparó con perdigones. Recibió 30 impactos. Cartier-Bresson le envió una carta. En ella le decía: «Tu cámara es un lanzallamas mucho más eficaz». En 2000, Christopher Anderson se embarcó en una patera con 44 haitianos rumbo a las costas de Estados Unidos. El bote se hundía. Uno de los haitianos le dijo al fotógrafo: «Chris, sería bueno que empezaras a hacer fotografías». Lo hizo. Se salvaron gracias a un barco de la guardia costera norteamericana.
En ocasiones, las fotografías de Magnum se han convertido en símbolos de distintas causas. Es lo que ocurrió con una de Marc Riboud en una marcha pacifista contra la Guerra de Vietnam que se celebró en Washington en 1967. La protagonista es Jan Rose Kasmir, que se sitúa, con una flor en la mano, frente a los soldados fuertemente armados. Ocurrió lo mismo con 'el hombre tanque', que desafió a los tanques chinos en la plaza de Tiananmen en Pekín en 1989. La imagen fue captada desde un hotel por el británico Stuart Franklin, de Magnum. Las fotos fueron sacadas de contrabando de China al día siguiente.
Thomas Hoepker tomó el 11-S, mientras ardían las Torres Gemelas, una foto muy polémica desde Brooklyn
No han faltado tampoco polémicas. Es el caso de una instantánea de Thomas Hoepker tomada el 11-S de 2001. Mientras las Torres Gemelas se consumían, tras el peor atentado terrorista de la Historia, cinco personas en Brooklyn charlan al sol animadas, sonrientes, de espaldas a la tragedia. La fotografía no se publicó hasta 2006. «Estábamos, como todo el mundo ese día, en un profundo estado de incredulidad y 'shock'. Thomas Hoepker no nos pidió permiso para fotografiarnos ni intentó conocer nuestros pensamientos. En vez de eso escogió publicar la foto que le permitía exponer las conclusiones que le interesaba mostrar. Es mucho más honesto reconocer lo fácil que es manipular una imagen», relataban con gran enfado los retratados.
Elliott Erwitt y Martin Parr ponen humor e ironía a Magnum
Pero tampoco han faltado el humor y la ironía en Magnum. Venían de la mano de maestros como Elliott Erwitt, 'el fotógrafo de los perros'. Sentía fascinación por ellos. «Son como las personas, solo que con más pelo», decía. Para captar su atención se ponía a ladrar y, en ocasiones, usaba una bocina. Le gustaba poner la cámara de fotos casi a ras de suelo y tener desde ahí una 'perspectiva perruna' del mundo. También hace gala de un particular sentido del humor Martin Parr, azote de los turistas. El ocio, el consumo, la comunicación, los veraneos en la playa y los efectos del turismo («hacemos colas, tomamos el sol y gastamos dinero en souvenirs, a menudo bastante inútiles; visitar sitios es una forma moderna de peregrinación y las fotografías resultantes son el mayor premio») los explora con cáustica mordacidad, marca de la casa.
A Philippe Halsman le gustaba poner a saltar a sus retratados, incluso a Nixon, a los duques de Windsor y al mismísimo Einstein. «Al saltar, una persona no es capaz de controlar sus expresiones, los músculos de las extremidades y del rostro. Se quita la máscara, revelando su verdadera personalidad», decía. En 'Dalí atomicus' no solo salta el pintor, también los muebles, unos gatos y hasta el agua. Fueron necesarias seis horas y 28 intentos. Todos, excepto los gatos, acabaron mojados, sucios y exhaustos.
La de Magnum y el cine fue una relación de amor eterno. Los fotógrafos y las estrellas del celuloide se deslumbraron mutuamente. Capa fue amigo de Billy Wilder y de John Huston, fotografió a Ingrid Bergman en el rodaje de 'Encadenados', de Hitchcock (ambos vivieron un apasionado romance)... Algunos fotógrafos se ganaron la confianza de las estrellas para retratarlas en su intimidad. Dennis Stock contribuyó a crear el mito con los icónicos retratos de James Dean. Como el que le hizo un día lluvioso de 1955 paseando por Times Square 'engullido' por su abrigo.
Marilyn Monroe, Arthur Miller e Inge Morath, un trío con mucho glamur
Pero fue el rodaje de 'Vidas rebeldes', de John Huston, el que unió a Magnum y el cine... hasta que la muerte los separe. Obtuvo en exclusiva el permiso para fotografiar el rodaje en el desierto de Nevada y hasta nueve fotógrafos de la agencia participaron en el proyecto: Cartier-Bresson, Arnold, Cornell Capa, Davidson, Erwitt, Haas, Hartmann, Stock e Inge Morath. El guión era del dramaturgo Arthur Miller, esposo por entonces de Marilyn Monroe, estrella del filme, junto a Clark Gable. Morath fotografía a la diva con un ceñido vestido negro, bailando descalza alrededor de un árbol. Cómo imaginar que serían rivales. Arthur Miller y la fotógrafa austriaca se casarían en 1962, tras el divorcio un año antes del escritor y la actriz. ¿Ha habido un trío con más glamur?