Leonora Carrington, la chamana del surrealismo
Visionaria de la salud mental, el feminismo y la ecología, la Fundación Mapfre le dedica una gran antológica, con 188 obras
![Leonora Carrington, fotografiada por Inge Morath en 1960. Detalle](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2023/02/03/leo1_xoptimizadax-R41WIQGmL80xaIEaqhjwF2O-1200x1040@abc.jpg)
Indomable, rebelde, apasionada, libre. Hada, bruja, chamana, curandera. Visionaria del feminismo y la ecología. Pintora surrealista, escritora, tejedora de tapices. Leonora Carrington (Clayton-le-Woods, Lancashire, Inglaterra, 1917-Ciudad de México, 2011) habitó territorios encantados, poblados por seres fantásticos, en un universo fascinante donde ... los humanos se convierten en animales y estos hablan. Si metiéramos en una batidora la pintura de Brueghel el Viejo, Piero della Francesca 'El Jardín de las Delicias', del Bosco; 'Alicia en el País de las Maravillas', de Lewis Carroll (libro idolatrado por los surrealistas); el ensayo 'La Diosa Blanca', de Robert Graves; los cuentos de los hermanos Grimm y Hans Christian Andersen, relatos de Edgar Allan Poe y Bram Stoker... y mezclamos todo ello con su autobiografía, saldrían las obras de Leonora Carrington.
!['Té verde' (1942), de Leonora Carrington. MoMA, Nueva York](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2023/02/03/Leonora6_xoptimizadax-U62344667634qKa-624x350@abc.jpg)
La Fundación Mapfre le dedica, del 11 de febrero al 7 de mayo, una completa antológica, la primera en España, que reúne 188 obras de más de 60 prestadores de todo el mundo, organizada en colaboración con el Arken Museum of Modern Art de Dinamarca. Hace décadas, en Europa apenas aparecía su nombre en una nota a pie de página en los libros. En México sí gozó en vida de éxito y honores. Murió a los 94 años. Hoy, se la rifan las colecciones de los grandes museos del mundo. La cotización de sus obras se disparó a raíz de la última Bienal de Venecia, en 2022, que rindió homenaje a la artista: la exposición central, 'La leche de los sueños', tomó el título de un libro de cuentos de Leonora Carrington. «Aborda temas sumamente contemporáneos: la salud mental, el feminismo, la ecología», explican los comisarios de la exposición, Tere Arcq y Carlos Martín. »Pero el suyo no es un feminismo militante, sino desde la conciencia –aclara Arcq–; no se suma a las feministas que odian a los hombres. Ella abogaba por una mujer en armonía con lo masculino y en contacto con la naturaleza«. Le preocupaba la desigualdad y ausencia de derechos, que aborda en cuadros como 'Mujeres conciencia' (1972). Leonora retrata a damas heroicas, valientes, visionarias. Su trabajo más político es un conjunto de obras relacionadas con la masacre de estudiantes en México en el 68.
![Leonora Carrington 'Artes, 110', 1944. Collection of Stanley and Pearl Goodman.](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2023/02/03/Leonora8_xoptimizadax-U51660207014wLQ-624x350@abc.jpg)
La muestra arranca con unas preciosas acuarelas, muy poco conocidas, donde ya aparece todo el imaginario de la artista en su madurez. Las pintó a los 15 años, cuando estuvo en un internado de señoritas en Florencia, ciudad donde pudo admirar a maestros como Piero della Francesca, Uccello, Pisanello... En la misma sala, dos puertas de armario, una de cocina y una ventana pintadas por ella, procedentes de la casa del siglo XVII en Saint-Martin-d'Ardèche, al sur de Francia, en la que vivió con el pintor surrealista alemán Max Ernst. Mantuvieron una turbulenta historia de amor. Se conocieron en 1937 en Londres. Él tenía 46 años, ella 20. No contaba con la aprobación de sus padres y rompió la relación familiar.
Rica heredera de un magnate de la industria textil, el destino le guardaba una vida fascinante, pero alejada de los lujos. Desafió por amor las convenciones sociales. Creció en Crookhey Hall, una mansión victoriana que parece salida de las películas de Tim Burton y que, junto con las lecturas de cuentos, debió encender la fértil imaginación de la pequeña Leonora. Ya en Londres, estudió en la academia de Amédée Ozenfant. Admiradora del Bosco (los seres fantásticos de 'El Jardín de las Delicias', que admiró en el Prado, se cuelan en sus pinturas), Brueghel el Viejo, Patinir...
![Leonora Carrington 'The Giantess' (La giganta), 1947. Colección particular.](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2023/02/03/Leonora12_xoptimizadax-U82800342677kXF-624x850@abc.jpg)
La magia, la astrología, la alquimia, la cábala, el esoterismo, la hechicería, el tarot, los mitos celtas (su abuela y su madre eran irlandesas), los dioses, los animales y criaturas mitológicos... se cuelan en sus pinturas. Tenía varios 'alter ego' (hienas, árboles, diosas...), pero el principal fue el caballo, protagonista de muchos de sus cuadros. Cuelgan en la Fundación Mapfre obras maestras como 'Té verde', del MoMA; 'La casa de enfrente', del West Dean College (compilación de todos sus temas) o 'El mundo mágico de los mayas', un espectacular mural cedido por el Museo Nacional de Antropología de Ciudad de México, en el que aborda el sincretismo de San Juan Chamula en Chiapas. Junto a él, una selección de sus bocetos. El mecenas, coleccionista y poeta británico Edward James le encargó un paisaje marino. El resultado fue 'La giganta' (o 'La guardiana del huevo'), en el que Leonora, embarazada de su segundo hijo, se autorretrata como una diosa (Isis, Deméter) con cara de luna en un campo de trigo que es su cabello. Recuerda a la 'Madonna della Misericordia', de Piero.
En París se codeó con lo más granado de la vanguardia: Picasso, Buñuel, Dalí, Breton, Miró, Duchamp, Man Ray, Roland Penrose, Lee Miller, Paul y Nusch Éluard, Henry Moore... Su primera exposición individual tuvo lugar en la galería Pierre Matisse de Nueva York en 1948. Peggy Guggenheim le compró su primer cuadro y la incluyó en una exposición en su galería Art of This Century de Nueva York. Pero tres son multitud. Leonora y Peggy amaban al mismo hombre: Max Ernst.
![Leonora Carrington. 'El mundo mágico de los mayas', 1964. Detalle.](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2023/02/03/Leonora16_xoptimizadax-U71286314346kJw-624x350@abc.jpg)
Considerado un artista degenerado por los nazis, fue arrestado y recluido en un campo francés para ciudadanos alemanes. Tras su regreso, volvieron a hacerlo prisionero. Leonora vende la casa y huye a España en 1940. En su maleta, una placa con una palabra: «Revelación», que da título a la exposición. Primero, puso rumbo a Madrid, donde fue violada por unos militares. Unos meses después llega a Santander, donde es recluida en un psiquiátrico debido a sus crisis nerviosas y brotes psicóticos. En 'Memorias de abajo', que Leonora dictó como una forma de sanación, relata en toda su crudeza el infierno que padeció allí, tratada por el doctor Morales. También plasmó esa experiencia traumática en el cuadro 'Down Below' (Abajo), presente en la exposición. «Estoy notando signos de locura en mí –escribió–. Era necesario sacarme de dentro todos los personajes que habitan en mí». Sus dos grandes miedos, los nazis y el psiquiátrico.
![Leonora Carrington. 'Down Below' (Abajo), 1940. Colección particular Mia Kim.](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2023/02/03/Leonora2_xoptimizadax-U87038502377QqG-624x350@abc.jpg)
Se casó dos veces: la primera, por conveniencia (su padre quería enviarla a Sudáfrica), con el escritor y periodista Renato Leduc, a quien conoció en París y se reencuentra en Lisboa, donde trabajaba en la embajada de México. En 1946, con el fotógrafo Emerico (Imre) Weisz, 'Chiki'. compañero de Robert Capa, con quien tendría dos hijos: Gabriel y Pablo. En México se codeó con un grupo de exiliados. Sus grandes amigas fueron la pintora española Remedios Varo y la fotógrafa húngara Kati Horna, casada con el escultor José Horna. En la exposición se exhibe un precioso barco-cuna que este esculpió para su hija. Está pintado por Leonora, que salvó a la niña de morir ahogada. En su honor la llamaron Nora.
MÁS INFORMACIÓN
Su amiga Elena Poniatowska noveló su vida en 'Leonora', ganadora del premio Biblioteca Breve. Octavio Paz la definió como «un poema que camina, que sonríe». Ella se veía más como «un viejo topo que nada en los cementerios». No tuvo tiempo de ser musa de nadie. Ni ganas. Fue una pintora surrealista con voz propia, un talento enorme y una imaginación desbordada.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete