En el 'laboratorio' de Joan Miró: así se gestó el genio
Cuarenta años después de su muerte, el Guggenheim de Bilbao le dedica una exposición centrada entre 1920 y 1945, la etapa más decisiva de su carrera, con constantes y radicales innovaciones
![Una mujer pasa ante una obra de Miró en el Guggenheim de Bilbao](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2023/02/09/joan3-Re6vKzeR8aIrUFYV3Ca7ymK-1200x840@abc.jpg)
En un autorretrato de 1919 que perteneció a Picasso, Joan Miró (Barcelona, 1893-Palma, 1983) pinta su camisa roja dividida en dos: una mitad es más tradicional (representa el mundo rural, el de la masía familiar de Mont-roig en Tarragona), la otra es ... más cubista (simboliza su deseo de viajar a París, en busca de la ansiada libertad artística; deseo cumplido un año después, en 1920). Esta es una de las más de 80 obras del artista reunidas en la primera monográfica que le dedica el Guggenheim de Bilbao, cuarenta años después de su muerte. «Es un sueño que teníamos desde hace tiempo, pues es un artista fundamental en las colecciones Guggenheim», advierte el director del museo, Juan Ignacio Vidarte.
!['Autorretrato' de Miró, de 1919. La obra perteneció a Picasso](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2023/02/09/joan1-U10585148304ELl-624x350@abc.jpg)
Miró fue un artista muy longevo y prolífico (trabajó hasta su muerte) y tiene una obra inmensa. No es esta una retrospectiva, sino que abarca 25 años decisivos en la vida y la obra de Miró: de 1920 a 1945. Su comisario es Enrique Juncosa, sobrino nieto del pintor y buen conocedor de su trabajo. Crítico de arte y escritor, fue subdirector del IVAM y del Reina Sofía y director del Museo Irlandés de Arte Moderno en Dublín. «Cuarenta años después de su muerte -advierte-, su obra nos interesa y fascina, sin haber perdido un ápice de su seductora y profunda condición enigmática».
El autorretrato se exhibe, a modo de preámbulo, junto con otras cinco obras anteriores a 1920, para saber en qué andaba trabajando Joan Miró antes de su aventura parisina: retratos, naturalezas muertas, paisajes... Entre ellos, otra obra que también fue de Picasso, 'Retrato de una bailarina española' (ambos del Museo Picasso de París), y una tercera pintura que perteneció a Duchamp: 'Interior (La masovera)', hoy en la colección del Pompidou. Ya apuntaba maneras vanguardistas: utiliza una muñeca para representar a la granjera. Entre 1918 -año de su primera muestra individual en las Galerías Dalmau de Barcelona- y 1920, el objeto de su pintura es aún el mundo rural (su pintura está muy anclada a la tierra), pero más que representar la realidad fielmente, pinta las emociones que le provocan los paisajes. «Quiere dar a sus cuadros un poder emocional», comenta Juncosa. Decía el artista: »He conseguido romper y liberarme definitivamente de la naturaleza, los paisajes ya no tienen nada que ver con la realidad exterior«. Miró rechazaba la abstracción pura, pero también el realismo tradicional. Se hallaba cerca de la concepción del arte de Paul Klee: «Soy abstracto pero con recuerdos».
![Dos pinturas de Miró protagonizadas por animales: un gallo y una liebre](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2023/02/09/joan2-U73360856636mNP-624x350@abc.jpg)
De 1920 a 1945 son los años más decisivos de su carrera, donde se produce la erupción de profundas innovaciones, cambios radicales y una ruptura total con su trabajo anterior. Experimenta en su particular laboratorio de ideas con obras sobre papel de lijar (sus pinturas salvajes de los años 34-38), sobre cobre, masonita o celotex. Usa materiales como el alquitrán, la grava y la arena. Un curioso e inquieto Miró se interesa por el arte prehistórico, primitivo, rupestre (quiere recuperar el sentido originario del arte, como escribe en sus cuadernos). Pero también por el mundo zen, la poesía mística española (San Juan de la Cruz y su noche oscura), los caligramas, Freud y Jung, la música (Mozart, Bach, Satie, Stockhausen), la cultura japonesa, el mundo del circo, las corridas de toros... Ya en París, fue muy amigo de poetas vanguardistas radicales, como Tristan Tzara, Michel Leiris, Paul Éluard, Benjamin Péret... Le interesa de ellos el automatismo, la estética de la fragmentación..., que lleva a sus pinturas.
El recorrido de la exposición arranca con el realismo mágico de sus inicios y concluye con una de sus veintitrés 'Constelaciones' (1940-41) -constituyen una síntesis de todo su trabajo- y una selección de pinturas de gran formato sobre fondo blanco de 1945, que consolidan su lenguaje de signos. Ambas series se hallan entre los máximos logros del artista.
![Un mujer hace una foto a una de las obras de Miró](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2023/02/09/joan4-U73213662173DMU-624x350@abc.jpg)
En París, ciudad clave en su trayectoria, Miró coquetea con los movimientos punteros de vanguardia (surrealismo y dadaísmo), pero sin unirse a ningún grupo formalmente, y le sitúan como precursor del expresionismo abstracto y el arte conceptual. Que es decir mucho. El célebre crítico norteamericano Clement Greenberg decía de Miró que era el eslabón entre el último Monet y la pintura de goteo de Pollock. Y hasta Breton, pope del surrealismo, tuvo que rendirse a su genio. Tras decir que su pintura era infantil y poco intelectual, reconoció que Miró era el más surrealista de todos.
En 1921 se instala en su primer estudio en la capital francesa, en el número 45 de la Rue Blomet, que antes fue de Gargallo. Tiene como vecino a André Masson. «Allí descubrí cuanto soy, cuanto iba a ser», decía. Nacen entonces sus pinturas oníricas, de las que hay una buena selección en la muestra. Se cuelan en su pintura las visiones, los sueños, las alucinaciones... En 1927 cambia de estudio. Se traslada a la Rue Tourlaque. Entre sus nuevos vecinos, Magritte, Max Ernst... Miró pinta paisajes horizontales de gran formato, en los que los animales son los protagonistas: el gallo y la liebre. En los años 30, tras declarar la muerte de la pintura, el artista da un nuevo giro y se torna expresionista, con figuras monstruosas. Sus pinturas sobre masonita, respuesta a la Guerra Civil española, anticipan sus 'Constelaciones'.
![Una de las salas del Guggenheim que acogen la exposición de Miró](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2023/02/09/joan5-U46612574357aFz-624x350@abc.jpg)
Con el estallido de la II Guerra Mundial se refugia en Varengeville-sur-Mer, un pueblo de Normandía. Recibe el encargo de un mural para el arquitecto Paul Nelson. Allí pinta buena parte de las 'Constelaciones', que acaba en Mallorca, adonde huye ante el avance de las tropas nazis. La serie ve la luz en 1945 en la galería Pierre Matisse de Nueva York y causa un gran impacto. Nadie quiso perdérsela. Tras ello pasa unos años sin pintar en la isla. Pero en 1945 realiza unas pinturas de gran formato sobre fondo blanco en las que vuelve a su lenguaje de signos. Paradójicamente, muchas de ellas llevan la palabra noche en el título. También se interesa entonces por la cerámica, que realiza en colaboración con Llorens i Artigas. Hay un par de ejemplos en la exposición.
El título de la muestra, 'Joan Miró. La realidad absoluta. París, 1920-1945', está tomado de una frase de Breton: «Creo en la resolución futura de estos dos estados, el sueño y la realidad, que son en apariencia contradictorios, en un especie de realidad absoluta». La exposición, que puede visitarse hasta el 28 de mayo en el Guggenheim bilbaíno, es en cierta medida, continuación de dos exposiciones importantes: 'Joan Miró, 1917-1934. El nacimiento del mundo', en 2004 en el Pompidou, y 'Joan Miró: pintura y antipintura, 1927-37', en 2008 en el MoMA, aunque en Bilbao se amplía el arco temporal hasta 1945.
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La muestra reúne préstamos muy destacados, que se ceden en muy pocas ocasiones por su fragilidad, de colecciones privadas y de los principales museos del mundo, como el Pompidou parisino, el Guggenheim de Nueva York, la Tate de Londres, el Kunstmuseum y la Fundación Beyeler, ambos de Basilea; el Museo Thyssen, la Fundación Goulandris de Atenas, la Albertina de Viena, la Fundación Miró de Barcelona, la Fundación Serralves de Oporto o la Nahmad Collection. En una pequeña sala contigua, tres retratos de Miró tomados por Man Ray, y la voz del pintor, entrevistado por Paloma Chamorro.
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