El cráneo de Jericó, los desnudos de Matisse y los genitales raspados de Eros: 10.000 años mano a mano con el cuerpo humano
BARCELONA
Caixaforum explora la representación del ser humano a lo largo de la historia con una exposición que reúne 150 obras, la mayoría llegadas del British Museum, de todas las épocas y civilizaciones
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![La escultura de Marco Aurelio preside el apartado dedicado al poder](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2023/07/04/forum1-RieTiIrjk1Si02aeU8orD3L-1200x840@abc.jpg)
Entra uno en Caixaforum Barcelona y ahí está, en la penumbra, el cráneo tuneado de un hombre de unos cuarenta años. Una calavera modelada, recubierta de yeso y con conchas marinas en las cuencas oculares. Sin mandíbula inferior. Lo normal en Tell es -Sultán, antiguo Jericó, hace 9.500 años. «Tal vez se elaboró para honrar al difunto, pero probablemente llegó a simbolizar las figuras ancestrales en general», leemos. «Se convirtió en objeto de veneración», añade Thomas A. Cummins, responsable de exposiciones internacionales del British Museum y comisario de 'La imagen humana. Artes, identidades y simbolismo'.
El cráneo neolítico, desenterrado en 1953 por la arqueóloga Kathleen Kenyon es, además de uno de los retratos más antiguos de la historia de la humanidad, el punto de partida de una exposición que explora 10.000 años de representación del ser humano a través de 150 obras. Un viaje del Jericó del 7.500 antes de Cristo a los montajes serigrafiados del iraní Paraviz Tanavoli; de las figurillas femeninas a la cultura Halaf a los rostros enmascarado de Antoni Tàpies. Un recorrido por todas las culturas, civilizaciones y formas de expresión que viene a demostrar que, desde que el arte es arte, el hombre ha puesto todo su empeño en verse a sí mismo y mirar a los demás. «Es uno uno de los temas más persistente en la historia del arte», subraya Elisa Durán, directora general adjunta de la Fundación La Caixa.
También, añade Cummins, uno de los de digestión más compleja. ¿Cómo acotar sino siglos y siglos de exhibición del cuerpo humano? ¿Cómo cribar toneladas de representaciones modeladas, esculpidas, grabadas, pintadas y fotografiadas? En Caixaforum, y a partir de una combinación de fondos del British Museum y una decena de piezas de la colección de arte de la Fundación La Caixa, se ha optado por estructurar la exposición en cinco grandes espacios: belleza ideal, retratos, el cuerpo divino, el cuerpo político y la transformación corporal.
En este último encontramos una de las piezas más llamativas de 'La imagen humana': una estatua de Eros de la Acrópolis de Atenas vandalizada en el siglo IV (o en el V) por los primeros cristianos. «Para ellos, la desnudez era algo vergonzoso, de ahí que los pezones, el estómago y los genitales estén raspados», informa la cartela. «El cuerpo es una manera de transmitir ideas», subraya Cummins. Y, visto lo visto, también de intentar destruirlas.
![Detalle del cuadro dedicado al luchador iraní Gholamreza Tajtí](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2023/07/04/forum2-U46262657033HjJ-624x350@abc.jpg)
La norma, sin embargo, es lo contrario: el culto al cuerpo y la celebración de la belleza humana a través bustos mochicas, pinturas egipcias, cabezas de Alejandría e incluso la escultura griega de una mujer anciana, «algo poco habitual», según el comisario. Para fuera de lo común, sin embargo, el peculiar y colorido altar dedicado al luchador iraní Gholamreza Tajtí, héroe nacional convertido en objeto de adoración y rodeado de guirnaldas y luces centelleantes. Hecha de idas y venidas, de diálogos culturales y confrontaciones artísticas, la exposición reúne desnudos de Matisse, medallas con la máscara mortuoria de Napoleón, cabezas flotantes de Frank Auerbach, retratos de David Hockney, grabados de Goya, cuerpos abstractos de las islas Cícladas, chapas de Obama y Trump, y máscaras mortuorias de Jerusalén.
En los pasillos, el mármol hecho carne y el arte como espejo de la sociedad. Un relieve de amantes de la India central y un busto en memoria de un matrimonio de Palmira que se juró amor eterno. « A veces, lo importante son los símbolos, no la persona en sí», desliza el comisario en la zona dedicada al poder. A su espalda, una estatua de Marco Aurelio, un rey de la dinastía kuba y retratos del emperador Menelik II y el rey Faruk de Egipto. Ahí está también, imponente, el lienzo que Luis de Madrazo dedicó a Isabel la Católica. «El retrato político está cuidadosamente concebido para evocar la idea de un ser todopoderoso», destacan los responsables de la muestra. No muy lejos, en un vitrina adyacente, un par de faraones observan como un Mao Tse Tung de porcelana comparte espacio con una talla de la reina Victoria realizada por un artista yoruba.
![Antigüedad y modernidad dialogan en 'La imagen humana'](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2023/07/04/forum3-U55020141044rUG-624x350@abc.jpg)
En el apartado centrado en la belleza ideal, una única idea: todo es relativo. Grabados de Durero, figurillas hititas de marfil, desnudos femeninos de Maratti, la modelo japonesa Ohisa, una odalisca de Matisse... «La belleza ideal es un constructo social que afecta mucho a las personas», defiende Cummins. Y, en efecto la belleza ideal no era lo mismo en el Rajastán del siglo XI, en el Egipto de la IV dinastía o en Sierra Leone en el siglo XIX. Ante la duda, el estadounidense Christopher Williams desmonta convenciones fotográficas y trucos comerciales en 'Deconstrucción de la imagen de belleza'. De lejos, el reclamo de la sexualización y el glamur; de cerca, clips para fijar el sujetador y una meticulosa construcción de la belleza.
Iconos religiosos, guardianes de tumbas esculpidos en roca volcánica, ancestros escuálido de Rapa Nui y un ayudante del mundo espiritual de Papúa Occidental conectan el cuerpo divino con el último apartado, el de la transformación y, en última instancia, la muerte. Máscaras rituales, estelas sepulcrales y un sarcófago de basalto negro conviven aquí con los cuerpos traumatizados de Leonard Baskin, un aguafuerte de Ziggy Stardust cortesía de David Oxtoby, y máscaras diabólicas japonesas.
Acaba la exposición pero se mantiene la pregunta. «¿Por qué nos fascina tanto la imagen humana?», inquiere Cummins. La respuesta, o una de ellas, la brinda su colega Brendan Moore en el catálogo de la exposición. «Estas piezas son encarnaciones de nuestro conocimiento de la vida con todas sus posibilidades y limitaciones. Son proyecciones de nuestra humanidad; modelos de quiénes creemos ser y de qué aspiramos a ser».
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