Cómo un paseo con 'Milka' dio origen a uno de los inventos más prácticos de la Historia
Ciencia por serendipia
El velcro se ha convertido en un elemento indispensable en nuestra vida cotidiana, se utiliza en una amplia variedad de productos y hasta ha llegado a la Luna
Los inventos para el espacio que han cambiado nuestras vidas
![George de Mestral paseaba por el campo con su perro cuando observó como unas semillas se adherían al pelaje del animal](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/ciencia/2024/11/09/velcro-R09ni82iMWpnbSNaQjMWq1L-1200x840@diario_abc.jpg)
La serendipia y el cerebro son un dúo eficiente que ha dado lugar a algunos de los descubrimientos más sorprendentes de la Historia. Imaginemos al cerebro como una selva exuberante, llena de senderos conocidos y caminos inexplorados. La serendipia es como tropezar con una ... flor rara y hermosa en medio de esa selva, un hallazgo inesperado que nos revela la belleza y complejidad de nuestro órgano pensante.
Nuestro cerebro es una red intrincada de miles de millones de neuronas que se comunican entre sí a través de sinapsis. Esta red neuronal es constantemente moldeada por nuestras experiencias, aprendiendo y adaptándose a nuestro entorno. Pero, ¿qué sucede cuando nos topamos con algo completamente inesperado?
La serendipia, ese feliz accidente que nos lleva a descubrir algo valioso sin buscarlo, ocurre cuando nuestro cerebro hace conexiones inesperadas entre diferentes piezas de información. Es como si de repente, dos senderos distantes en nuestra selva neuronal se cruzaran, creando un nuevo camino y una nueva perspectiva.
A nivel cerebral la serendipia actúa a tres niveles: plasticidad sináptica, red neuronal por defecto y creatividad. Hay que tener en cuenta que nuestro cerebro es excepcionalmente plástico, lo que significa que las conexiones entre neuronas pueden fortalecerse o debilitarse constantemente. Cuando nos enfrentamos a una situación nueva se forman conexiones sinápticas, lo que nos permite aprender y adaptarnos.
Incluso cuando estamos descansando o realizando tareas automáticas, nuestro cerebro está trabajando activamente, explorando diferentes posibilidades y generando conexiones. Esta red neuronal por defecto podría ser el caldo de cultivo perfecto para la serendipia. Otro ingrediente fundamental es la creatividad, al pensar de forma lateral y explorar ideas inusuales, aumentamos las posibilidades de hacer conexiones inesperadas.
La caminata, el perro sucio y el cardo alpino
Todo comenzó en un día cualquiera de 1941, cuando el ingeniero suizo George de Mestral paseaba por el campo con su perro 'Milka'. Al regresar a casa, De Mestral notó que su ropa y el pelaje de su mascota estaban cubiertos de pequeñas semillas de una planta llamada bardana (Arctium lappa), un cardo alpino. Intrigado por la fuerza con la que estas semillas se adherían a todo lo que tocaban, decidió examinarlas bajo un microscopio.
Al observar las semillas al detalle, De Mestral descubrió que estaban cubiertas de pequeños ganchos que se entrelazaban con las fibras de su ropa y el pelo de su perro. Esta observación lo llevó a preguntarse si sería posible crear un sistema de cierre basado en este principio natural.
Durante los siguientes años, De Mestral dedicó gran parte de su tiempo a desarrollar un sistema que imitara la estructura de las semillas de bardana. Experimentó con diferentes materiales y diseños hasta que finalmente logró crear un sistema de cierre con dos partes: una cubierta con pequeños ganchos y otra con bucles. Este sistema, al que bautizó como 'velcro' –un acrónimo de los términos franceses velours, terciopelo, y crochet, gancho- era fácil de usar, duradero y versátil.
En 1955, De Mestral patentó su invento y fundó una empresa para comercializarlo. Al principio el velcro fue recibido con escepticismo, pero poco a poco fue ganando popularidad gracias a sus múltiples aplicaciones.
Desde entonces, el velcro se ha convertido en un elemento indispensable en nuestra vida cotidiana, se utiliza en una amplia variedad de productos, desde ropa y calzado hasta equipos médicos y espaciales. Su versatilidad y facilidad de uso lo han convertido en uno de los inventos más exitosos de la historia.
Para los amantes de la curiosidad, la NASA se interesó por el sistema desarrollado por De Mestral y en 1968 utilizó los cierres de velcro en los trajes espaciales, las bolsas de recogida de muestras y los vehículos lunares que llevaron a la Luna.
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