Nueva carrera espacial: EE.UU. teme el ascenso de China
La NASA pierde terreno en la competición por conquistar la Luna por una serie de reveses en el programa Artemis, su esfuerzo para crear bases permanentes
¿Qué hay en la Luna que está fomentando una nueva carrera espacial?

Una nueva carrera lunar tiene a la Casa Blanca preocupada. Como durante la competición hace medio siglo por aterrizar por primera vez sobre la superficie del lunar, el Gobierno estadounidense teme que una serie de reveses recientes le den una ventaja decisiva a China, ... la potencia que ha ocupado el lugar de competidor directo de Estados Unidos que hace medio siglo le correspondía a la extinta Unión Soviética.
La última vez que un ser humano pisó la Luna fue durante la misión Apolo 17, llevada a cabo por la NASA en diciembre de 1972 y tripulada por los astronautas Eugene Cernan y Harrison Schmitt. Desde entonces, no ha habido misiones tripuladas a la Luna y los 12 astronautas que pisaron el satélite entre 1969 y 1972 son hombres estadounidenses.
Eso puede cambiar pronto. China está determinada a enviar a uno de sus astronautas a la Luna. La Agencia Espacial Nacional China ha logrado varios hitos importantes, como el alunizaje en la cara oculta de la Luna y su exploración con misiones robóticas. El régimen comunista aún no ha revelado un calendario para una misión tripulada, algo en la línea de su secretismo habitual; pero Washington teme que su programa espacial sea mucho más avanzado de lo que parece y que esté trabajando para llegar al satélite en 2030.
Trump quería ir a la Luna
Los planes de volver a la Luna son en realidad de Donald Trump, quien en 2019 exigió a su Gobierno que hiciera lo que fuera necesario para llevar a un americano a nuestra vecina este mismo año de 2024. Además, dijo que en 2025 un estadounidense debía pisar por primera vez Marte. En un decreto, Trump llegó a proclamar que los estadounidenses tenían la capacidad hasta de explotar minerales en la superficie lunar, en busca de nuevas fuentes de energía.
Joe Biden, que entró en la Casa Blanca en 2021, mantuvo los planes de Trump, pero han sido retrasados primero a 2025 y después a 2026. La condición que ha puesto el hoy presidente es que esta misión de vuelta a nuestro satélite lleve a la primera mujer y la primera persona negra sobre la Luna.
Este mismo enero, el director de la NASA, Bill Nelson, anunció la última demora. La agencia espacial había planeado enviar cuatro astronautas a orbitar alrededor de la Luna a finales de este año en la misión Artemis 2, que finalmente no despegará hasta finales de 2025. Eso implica que Artemis 3, la primera misión con alunizaje humano incluido, se postergue al menos hasta septiembre de 2026. Los retrasos se deben a preocupaciones de seguridad con las propias naves espaciales de NASA, así como a problemas de desarrollo con los trajes lunares y los diseños de vehículos de aterrizaje que vienen de la industria privada.
En realidad los tropiezos del sector privado son los que más están afectando a los planes de la Casa Blanca. Una empresa de Pittsburgh, Astrobotic Technology, fracasó en su intento de aterrizar su nave espacial en la Luna, el Peregrine Lander, debido a una fuga de combustible que puso fin a la misión.
SpaceX y su cohete Starship son otro elemento clave en el programa Artemis de NASA para el aterrizaje lunar. Sin embargo, los retrasos en el desarrollo y las pruebas de Starship (que, de momento, solo han acabado en explosiones) podrían afectar los planes de NASA para el aterrizaje lunar. Las relaciones entre el consejero delegado de SpaceX, Elon Musk, y la Casa Blanca son además manifiestamente mejorables.
Al anunciar las demoras, Nelson, el director de la NASA, dijo ser consciente de que «China tiene un plan muy agresivo». «Creo que les gustaría aterrizar antes que nosotros, porque eso podría darles un golpe de relaciones públicas. Pero la realidad es que no creo que lo logren», añadió. El año pasado, Nelson admitió en una entrevista que EE. UU. y China están en una carrera espacial en toda regla.
Sin fechas claras
La próxima fase de China en su programa de exploración lunar incluye una misión no tripulada este año para recabar muestras de terreno en la cara oculta de la Luna, lo que sería todo un logro. En diciembre de 2013, la sonda no tripulada Chang'e-3 de China realizó el primer descenso controlado sobre la Luna desde 1976. En enero de 2019, la también no tripulada Chang'e-4 aterrizó en el lado oculto.
Mientras China ha ido sumando éxitos en sus misiones lunares, otras naciones como India y empresas de Israel y Japón han enfrentado dificultades en sus intentos recientes de aterrizaje lunar.
India se convirtió en el primer país en aterrizar una nave robotizada cerca del polo sur de la Luna el año pasado, lo que se consideró un paso importante en su intento de consolidarse como superpotencia científica. Fue un logro especialmente celebrado después de un fallo en 2019 que resultó en el accidente de un aterrizador indio durante su descenso lunar. Los científicos indios ahora planean una misión lunar tripulada.
Mientras tanto, Rusia, enfangada en la guerra de Ucrania, se enfrenta a graves desafíos en su programa espacial, incluido el fracaso de una misión que en 2023 intentó posarse en la misma área de la luna que India alcanzó. A pesar de ser pionero en la exploración espacial, el programa espacial ruso ha enfrentado dificultades desde el colapso de la URSS, lo que ha llevado a una disminución de la influencia y el liderazgo en el ámbito espacial.
El programa estadounidense se llama Artemis, y lo lanzó Trump. En realidad es un gran acuerdo con 34 países para participar conjuntamente en la exploración lunar. España se unió en mayo de 2023 durante la visita de el director de la NASA a Madrid, donde se vio con Pedro Sánchez. Este dijo entonces que el programa para volver a la Luna es «un ejemplo de colaboración internacional y una prioridad para nuestro proyecto de país».
Problemas en curso
La primera carrera espacial fue una competición del siglo XX entre los dos rivales de la Guerra Fría, Estados Unidos y la Unión Soviética, para lograr una capacidad superior de vuelo espacial. Tuvo sus orígenes en la carrera de armamentos nucleares de misiles balísticos e después de la Segunda Guerra Mundial y alcanzó su punto máximo con la carrera lunar para aterrizar en la Luna. El hecho de que la Unión Soviética lanzara al primer hombre a orbitar la tierra en 1961 presionó a EE.UU. para conseguir el alunizaje.
El coste total del programa de regreso a la Luna, entre 2012 y 2025, supera los 93.000 millones de dólares, unos 86.000 millones de euros.
La cápsula Orion voló alrededor de la luna sin nadie a bordo en 2022 en una misión conocida como Artemis 1. Desde entonces, sin embargo, la NASA ha detectado una erosión inesperada del escudo térmico cuando la cápsula regresó a través de la atmósfera a altas temperaturas.
Esos problemas deben solucionarse antes de que la NASA realice la misión Artemis 2, enviando a los astronautas de la NASA Christina Koch, Victor Glover y Reid Wiseman, así como al astronauta canadiense Jeremy Hansen, en un viaje de diez días alrededor de la luna.
Pero, incluso con los retrasos, la NASA debería estar en condiciones de hacer aterrizar a sus astronautas en la luna en la misión Artemis 3 antes que China, dijo Nelson.
Mientras, la NASA ha dado inicio a una nueva etapa en su exploración de Marte, por la vía comercial. La agencia ha abierto un concurso al sector privado titulado «Explorando Marte Juntos: Estudios de Servicios Comerciales». En él invita a la industria espacial estadounidense a proponer cómo llevar a cabo una serie de misiones privadas al planeta, que van desde la entrega de satélites en órbita hasta la prestación de servicios de imágenes. Este enfoque busca aprovechar la colaboración con la industria para reducir costes y acelerar la exploración del espacio.
Es una nueva carrera espacial, con subcontratas incluidas. Según Maia Cross, profesora titular de ciencias políticas, asuntos internacionales y diplomacia, y directora del Centro de Asuntos Internacionales y Culturas Mundiales en la Universidad Northeastern, la llegada del cohete reutilizable que SpaceX logró crear fue lo que abrió el panorama para pensar en enviar humanos de nuevo al espacio. «Una vez que las empresas privadas comenzaron a crear realmente un ecosistema propio y los viajes espaciales se volvieron dramáticamente más baratos, esta idea de regresar a la Luna se volvió prominente», asegura. «Las empresas privadas no desean una guerra en el espacio; quieren obtener beneficios de las tecnologías espaciales».
MÁS INFORMACIÓN
El 80% de la economía espacial está controlado por empresas como SpaceX, Blue Origin y Virgin Galactic, todas ligadas a grandes magnates con grandes ideas futuristas. Los gobiernos ya no dependen tanto de los impuestos para financiar misiones espaciales, ya que estas empresas invierten en tecnología espacial con voluntad de obtener beneficios.
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