El fin de un sueño: ninguno de los siete mundos de Trappist-1 es adecuado para la vida
Un nuevo estudio concluye que la radiación de la estrella de este sistema es lo suficientemente intensa para 'arrancar' las atmósferas de todos sus planetas
El James Webb no halla atmósfera en el primer planeta Trappist, un mundo pequeño y rocoso como el nuestro
![Los siete planetas del sistema Trappist-1 son lugares áridos y calientes](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/ciencia/2024/02/06/Trappist-1-RXEw6lTVXZskJva2kZ4eeKO-1200x840@abc.jpg)
El 16 de octubre de 2016, un equipo de astrónomos de Bélgica anunció al mundo el descubrimiento de tres planetas similares a la Tierra alrededor de Trappist-1, una pequeña estrella roja a 39 años luz de distancia. Apenas unos meses después, en febrero ... de 2017, se descubrieron allí mismo cuatro planetas más, todos ellos rocosos y templados. Fue algo inaudito. Siete mundos parecidos al nuestro alrededor de una misma estrella. Y tres de ellos, además, justo en la zona habitable, es decir, a la distancia precisa para que su temperatura superficial permita la existencia de agua en estado líquido. Las esperanzas de encontrar allí grandes océanos, y quizá vida, corrieron como la pólvora por todo el mundo.
Pero el sueño, ahora, parece haber terminado. Un nuevo estudio, en efecto, ha supuesto un auténtico jarro de agua fría sobre las posibilidades de encontrar vida en ese prometedor sistema solar, y ha concluido que los siete planetas, despojados de sus atmósferas por la estrella, son actualmente lugares secos, áridos y en los que ningún organismo viviente puede existir. El descorazonador trabajo se acaba de publicar en 'Astronomy & Astrophysics'.
Difíciles condiciones
Cuando fue descubierto, el sistema Trappist-1 parecía ser el lugar perfecto. Muchos mundos terrestres, como el nuestro, varios de ellos en la zona habitable... Solo la estrella, una enana roja, era del todo diferente de la que brilla sobre la Tierra. Lo cual suscitó una importante cuestión ¿Resultan adecuadas estas estrellas para sostener mundos habitables?
Para empezar, las enanas rojas son las estrellas más abundantes que existen. Y al ser mucho más pequeñas y frías que el Sol, cualquier mundo potencialmente habitable necesita estar muy cerca de ellas para recibir el calor suficiente. Y ahí puede estar el problema, porque se sabe que las enanas rojas pueden hacer gala de un carácter realmente explosivo. De hecho, emiten con frecuencia poderosas llamaradas (a menudo mucho más fuertes de las que lanza nuestro Sol) que tienen la capacidad de abrasar a los planetas cercanos con sus rayos X y de 'llevarse por delante' cualquier atmósfera que esos mundos pudieran tener. ¿Podría la vida resistir en estas condiciones durante millones de años?. Según el estudio, por lo menos en el caso de Trappist-1, la respuesta es que no.
El trabajo se centra en las potenciales atmósferas de los diversos mundos de este sistema planetario. Como era de esperar, los dos planetas más próximos a la estrella, como sucede con Mercurio en nuestro propio sistema, carecen de una atmósfera, pero se pensaba que el resto de mundos, más fríos y distantes de la estrella, sí que podrían tenerlas.
A partir de las observaciones de Trappist-1 y de otras estrellas enanas rojas, los autores llevaron a cabo simulaciones para calcular la cantidad de radiación de alta energía que la estrella emite a lo largo del tiempo. Luego simularon los efectos de esa radiación en las posibles atmósferas tempranas de los exoplanetas trapenses exteriores. Y a partir de ahí, modelaron la tasa de evaporación atmosférica. Todos los planetas pierden un poco de atmósfera con el tiempo, incluso la Tierra. La pregunta es en qué cantidad lo hacen, y con qué rapidez. Por desgracia, el equipo descubrió que, por lo menos en el caso de los mundos trapenses, la respuesta es que pierden mucha, y muy rápidamente.
Según los niveles de radiación actuales de Trappist-1, en efecto, incluso los planetas exteriores perderían una cantidad de gases equivalentes a los de la atmósfera terrestre en apenas unos pocos cientos de millones de años. Sabemos que planetas como la Tierra, Marte y Venus tenían atmósferas muy gruesas y densas en su juventud, por lo que podríamos suponer que los mundos trapenses también las tuvieron. Pero las enanas rojas jóvenes emiten aún más radiación de alta energía que en su madurez, y eso hace que las atmósferas se evaporen mucho más rápido. Por lo tanto, y dado que Trappist-1 es un poco más antiguo que nuestro Sol (tiene alrededor de 8 mil millones de años), es probable que cualquier atmósfera que pudieran haber tenido los mundos trapenses haya desaparecido hace ya mucho tiempo.
La conclusión es que, con toda probabilidad, el sistema Trappist-1 es poco más que una colección de rocas áridas y secas. Y esto podría ser cierto también para la mayoría de los demás sistemas planetarios de enanas rojas. El hallazgo, por tanto, tiene implicaciones bastante serias para la posibilidad de vida extraterrestre. Las enanas rojas, de hecho, constituyen aproximadamente el 75% de las estrellas de nuestra galaxia, en comparación al escueto 8% de las estrellas similares al Sol. Pero si, como en Trappist-1, las enanas rojas arrancan las atmósferas de sus mundos, entonces la mayoría de los sistemas planetarios de la galaxia se quedarán sin vida.
MÁS INFORMACIÓN
La conclusión, desde luego, no resulta demasiado alentadora. Y la vida que inunda nuestro planeta por todas partes puede ser, ahí fuera, mucho más rara de lo que pensábamos.
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