¿Por qué la NASA ha decidido abortar el lanzamiento de Artemis I?
Un problema en uno de los motores ha causado primero el retraso y después la cancelación del primer vuelo del nuevo programa lunar, si bien los ingenieros han tenido que hacer frente a varios contratiempos más
Cuál es el verdadero objetivo de la misión Artemis I en la Luna
Desde febrero a septiembre de 1966, la NASA envió tres sondas al espacio: las misiones AS-201, AS-202 y AS-203. Aunque no son tan recordadas como otras (sobre todo porque no estuvieron tripuladas), marcaron el inicio del Programa Apolo y de ... la conquista del hombre de la Luna. Ahora, más de medio siglo después, Artemis I intentará el mismo propósito: demostrar que estamos preparados para un nuevo 'asalto' a nuestro satélite, esta vez con la intención no solo hacer una visita, sino de quedarnos de forma permanente. Pero la gesta tendrá que esperar, porque la NASA abortaba la primera intentona del lanzamiento, retrasando la gesta, como mínimo, hasta el próximo viernes, día 2 de septiembre.
El camino está siendo complicado. En el ensayo general húmedo, un test crucial antes del lanzamiento, hubo varios fallos que obligaron al equipo a repetir la prueba hasta en cuatro ocasiones. Incluso durante la última intentona -que la NASA dio por buena- se detectó una fuga de hidrógeno durante el abastecimiento de combustible, que se 'enmascaró' para continuar con el test, que tendría que haber sido un ensayo general que habría culminado a diez segundos del despegue (pero que se quedó a 29).
De hecho, algo parecido ocurrió a primera hora de la mañana de este lunes: los ingenieros de la NASA detectaron otra fuga de hidrógeno líquido en la interfaz de acoplamiento con la etapa central del cohete, si bien se pudo solucionar enfriando manualmente el hidrógeno líquido, con lo que las operaciones continuaron.
«Este es un vuelo de prueba, recuérdenlo», decía en todas sus intervenciones Bill Nelson, administrador de la NASA. Y los siguientes problemas no tardaron en aparecer. Un fallo en uno de los motores principales del cohete gigante, el Space Launch System (SLS), encargado de llevar al espacio a la cápsula Orion para que esta recorra un viaje de más de 40 días alrededor de la Luna, hacía detener la cuenta atrás a los 40 minutos. El trabajo no se paró sin embargo para los ingenieros, que empezaron una carrera contrarreloj para lanzar la misión en la ventana de tiempo prevista, dos horas.
Los motores del SLS se tienen que enfriar antes de que el combustible fluya en su interior. Si no, el choque de temperatura provocaría una contracción repentina de las piezas metálicas del motor. Tres de los cuatro motores funcionaron normalmente, pero el número 3 no logró pasar la prueba, a pesar de todos los esfuerzos por solucionarlo. «Los responsables de lanzamiento acondicionan los motores aumentando la presión en los tanques de la etapa central para purgar parte del propulsor criogénico a los motores y llevarlos al rango de temperatura adecuado para arrancarlos», explicaron desde la NASA. «El motor 3 no se está acondicionando correctamente a través del proceso de purga, por lo que los ingenieros están buscando cómo resolver el problema».
Los sistemas deberían haber llegado hasta este punto durante el ensayo general húmedo de junio, «pero no se pudo», explicó Derrol Nail, portavoz de la agencia espacial estadounidense. «Así que esta fue la primera oportunidad para que viéramos qué pasaba durante la acción», afirmó.
Más problemas aún
Y aún hubo más problemas. Los ingenieros detectaron lo que parecía una grieta en una de las bridas de la etapa central. Las bridas son juntas de conexión que funcionan como la costura de una camisa, fijándose en la parte superior e inferior de los tanques gigantes de hidrógeno y oxígeno líquidos, que custodian entre los dos 3,3 millones de litros del propulsor en su interior. Sin embargo, descubrieron que la grieta en realidad estaba en la espuma aislante de la brida, no en la estructura metálica del cohete. «Ese hielo que se formó es esencialmente aire que está siendo enfriado por el tanque que queda atrapado dentro de una grieta en la espuma, pero no en el tanque real», dijo Nail.
El clima también se volvió complicado. De hecho, el sábado un rayo golpeó a uno de los paneles del SLS, si bien desde la NASA afirmaron que no había dañado ningún sistema. Aún así, retrasó el trabajo en casi más de una hora, lo que apretó aún más los tiempos establecidos.
Finalmente, el director de lanzamiento detuvo el intento de despegue de Artemis I a las 8.34 hora local (14.34 hora española), tal y como confirmó la NASA en un comunicado. «El cohete SLS y la nave Orion permanecen en una configuración segura y estable. Los controladores de lanzamiento continuaban evaluando por qué una prueba para que los motores RS-25 en la parte inferior de la etapa central alcanzaran el rango de temperatura adecuado para el despegue no ha tenido éxito y se quedó sin tiempo en la ventana de lanzamiento de dos horas. Los ingenieros continúan recopilando datos adicionales», escribieron.
Dos oportunidades más
La NASA ya había informado de que las ventanas de lanzamiento se abrían a tres fechas diferentes: este lunes, 29 de agosto; el próximo viernes, 2 de septiembre; y el lunes, 5 de septiembre -aunque desde NASA aún no han confirmado oficialmente la nueva cita espacial-. Sin embargo, en la rueda de prensa posterior, los portavoces de la agencia no han confirmado la fecha: «Aún nos queda mucha información por analizar y el equipo tiene que descansar después de un gran trabajo -señaló Mike Sarafin, director de la misión-. Mañana se reunirá el grupo y evaluará el mejor camino a seguir. El 2 de septiembre aún sigue estando en nuestros planes, pero aún queda mucho trabajo que hacer». La NASA confirmará en los próximos días la fecha concreta para volver a intentar el lanzamiento.
«Los ingenieros harán, como siempre, su mayor esfuerzo por averiguar y solucionar los problemas. Pero no lanzaremos hasta que estemos listos», afirmaba en una intervención posterior Bill Nelson. «Es una maquinaria y un sistema muy complejos, por lo que todo tiene que estar bien. No encenderemos motores hasta asegurarnos de ello».
Pero, ¿qué ocurrirá si tampoco se puede despegar en una semana? Según los gerentes de la misión, tal y como recoge Space.com, lo más probable es que se retrase hasta el próximo mes de octubre, ya que las oportunidades de lanzamiento están limitadas por la etapa de la luna y las condiciones de iluminación al reingresar. De momento, habrá que esperar mínimo una semana para ser testigos de una misión que, aún sin tripulación a bordo, marcará el futuro de los viajes espaciales.
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