He Jiankui, creador de los primeros bebés modificados genéticamente: «Si me dejaran, podría empezar a erradicar el alzhéimer en dos años»
El polémico científico chino concede una entrevista exclusiva a ABC después de un ataque y alerta sobre la capacidad de la edición genética para «reconfigurar el mundo como las armas nucleares»
El 'Frankenstein' del siglo XXI
![He Jiankui supervisa a una colaboradora en su laboratorio de Sanya](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/ciencia/2024/10/13/He-Jiankui-2-R5vIUy656oj4hg61bO1LZqI-1200x840@diario_abc.jpg)
Crear un hombre nuevo ha supuesto la fantasía común de científicos, artistas, políticos y genocidas varios; los más afamados nombres de la historia todos ellos. Sin embargo, dicho hito pertenece al individuo de aspecto anodino sentado al otro lado de la mesa. He Jiankui ... pasará a la posteridad, para bien o para mal, como la primera persona en realizar edición genética en seres humanos, un experimento que despertó la indignación mayoritaria de la comunidad internacional por quebrar todo límite ético y del que hoy se cumplen seis años.
Sus facciones resultan más genéricas aún dado que He cubre su rostro con unas gafas de sol para ocultar las marcas de una brutal agresión sufrida días antes, la cual cree que pretendía acabar con su vida a causa de sus investigaciones. Esta entrevista exclusiva con ABC, de hecho, iba a tener lugar en Sanya, donde He mantiene su residencia habitual y uno de sus principales laboratorios, pero el científico ha abandonado la ciudad tras el asalto, por lo que el encuentro transcurre en una localización confidencial de la capital china. Ante estas extraordinarias circunstancias, la pregunta inicial resulta tan corriente como obligatoria.
–¿Cómo se encuentra?
[He aparta por un instante sus gafas de sol, revelando un iris sangriento].
–Estoy mejor, pero todavía no veo del todo bien, y mi espalda ha sufrido un fuerte impacto.
–¿Cree que este ataque está conectado con sus investigaciones?
–Sin duda. El responsable es un joven de 29 años. Antes trabajaba en seguridad, pero hace poco perdió su empleo. Alguien le habló de la edición genética, hizo búsquedas en internet, donde hay mucha información falsa sobre supuestos daños a la condición humana, y desde la provincia de Shandong voló hasta Sanya para atacarme.
–¿Sospecha que hay más personas involucradas? ¿Contrató alguien a ese hombre?
–Él se ha negado a revelar esa información, y la policía todavía no lo ha descubierto. Esa tarde, al terminar de trabajar, salí solo al aparcamiento. Él vino hacia mí corriendo y me preguntó si yo era Jiankui, el que hace edición genética. Era un tipo muy alto, me agarró de la garganta sin que pudiera escapar y me golpeó diez o veinte veces. En ese momento pensé: voy a morir. No podía escapar, era demasiado fuerte, así que pensé que iba a morir. Había empezado una gran carrera científica con importantes logros pero ni siquiera iba a poder disfrutarlo un segundo porque iba a morir. Por suerte no fue así. Un guardia apareció y me salvó.
[Esta carrera científica se convirtió en el centro de un debate global cuando en noviembre de 2018 He anunció haber empleado la tecnología CRISPR-Cas9 para editar los genes de varios embriones humanos procedentes de padres infectados con VIH. Su objetivo declarado consistía en crear niños inmunes al virus mediante la alteración del gen CCR5. Fruto de su experimento, a mediados de octubre de ese año nacieron en alguna parte de China dos hermanas gemelas, conocidas solo por sus nombres en clave, Lulu y Nana. En agosto de 2019 vino al mundo una tercera bebé, Amy. Tres niñas en total, los tres primeros seres humanos editados genéticamente].
–¿Ha mantenido el contacto con las tres niñas? ¿Cómo están?
–Son niñas sanas que viven una vida normal. Lulu y Nana viven con sus padres, van al colegio..., no hay ningún tipo de programa de supervisión médica en marcha. Simplemente viven una vida normal, porque sus padres no han hecho ninguna petición especial, están muy contentos con la salud normal de sus hijas. Con respecto a la tercera niña, sus padres se divorciaron hace tres o cuatro años, no me acuerdo exactamente cuándo. La niña está con su madre y su vida no es sencilla, así que le doy algo de apoyo económico a esta madre soltera, lo mínimo para que tengan una vida aceptable.
He Jiankui
«Las niñas nacidas están sanas, viven con sus padres, van al colegio... no tienen ninguna supervisión médica»
–¿Saben estas niñas que son, en cierto sentido, diferentes al resto del mundo?
–No. Sus familias padecen el VIH, por lo que valoran mucho su privacidad. A veces ni siquiera sus propios parientes saben que tienen el virus. Así que no quieren que las niñas sepan lo que pasó, porque no solo les afecta a ellas sino a toda la familia. En China si eres un paciente VIH pierdes tu trabajo de inmediato.
–Pese a algunos sonados escándalos, el sida no representa una cuestión muy prominente en China. ¿Por qué decidió tratar de solucionarlo mediante la edición genética?
–Fue hace más de diez años, cuando visitaba uno de los pueblos del sida en la provincia de Henan. La gente allí es muy pobre, hubo granjeros que vendieron sangre y fueron infectados por agujas reutilizadas. En este pueblo en concreto más del 30% de la población tenía VIH. De la que me iba, vi por casualidad una guardería. Pregunté, y me dijeron que era solo para los hijos de las familias VIH. Los niños en realidad están sanos, no están infectados, pero las escuelas públicas no quieren admitirlos porque los padres de los otros niños tienen miedo, así que los aíslan. En ese momento decidí hacer algo. Si pudiéramos crear algo así como una vacuna para que estos bebés fueran inmunes al VIH, entonces no habría nada de lo que preocuparse, podrían tener contacto normal con otros niños. La edición genética es una vacuna, una vacuna no a través de un virus muerto, sino una vacuna genética, ese era mi objetivo original.
[Dicha reconceptualización de la edición genética aprovecha un contexto, He lo reconoce, en el que la definición de qué es una vacuna ha quedado enormemente ensanchada después de que la pandemia popularizara las soluciones de ARN mensajero. Si las fórmulas tradicionales inoculaban parte de un patógeno neutralizado, esta nueva generación aplica una molécula para que las células humanas produzcan por sí mismas proteínas idénticas a las de los virus. Sus creadores, Katalin Karikó y Drew Weissman, recibieron el año pasado el Premio Nobel de Medicina. El científico chino, en cambio, no ha recibido más distinción que el ostracismo, pues las problemáticas implicaciones de sus propuestas resultan para muchos inasumibles].
–Investigaciones académicas indican que el gen que usted editó, el CCR5, también está vinculado con una mayor actividad cognitiva y capacidad memorística. ¿Es eso algo que las niñas experimentan?
[He guarda silencio un momento].
–No voy a contestar a esa pregunta.
–De acuerdo. Permítame enfocar la cuestión de otro modo. ¿Formaba eso parte de su intención?
–No. Cuando hice el experimento no sabía nada sobre la conexión entre el gen CCR5 y la memoria o la inteligencia, era puramente por prevención del VIH.
He Jiankui
«El gen que edité está vinculado al VIH y a una mayor capacidad cognitiva, pero no sabía esta conexión. No voy a contestar si las niñas tratadas son más inteligentes»
–¿Son estas tres niñas los únicos seres humanos nacidos de embriones editados genéticamente en el transcurso de su investigación?
–Eso es.
–¿Sabe si hay más en alguna otra parte?
–Bueno, hay varios lugares que me han invitado a ir allí a trabajar. Honduras, por ejemplo. También una pequeña isla y un país del este de Europa. Me he negado, porque parecen muy interesados en eso. No sé si tienen a otras personas trabajando en ese mismo proyecto. Pero parece que están muy familiarizados. De todos modos, me negué, porque he decidido que solo trabajaré en países grandes, no en pequeños.
–Entonces, en base a su experiencia e interacciones, no le sorprendería si hubiera otros expertos con la voluntad y los medios para llevar a cabo este tipo de proyectos.
–Así es.
[La edición genética de embriones humanos empleados en tratamientos de fertilización in vitro constituía una capacidad, estrictamente técnica, desde hace tiempo. Sin embargo, el consenso unánime de la comunidad científica establecía que no había conocimientos suficientes para manipular, con todas las garantías éticas, el código de la vida. Hasta que llegó He. Su experimento generó una modificación permanente del código genético que las tres niñas transmitirán a su descendencia, un atajo a miles de millones de años de evolución en forma de minúscula brecha de consecuencias, he ahí el problema inicial, desconocidas. Más allá, una puerta abierta a que la humanidad tome el control de su biología mediante la tecnología, con todas sus posibilidades, con todos sus riesgos. Por eso, el anuncio del científico chino fue recibido como una aberración].
–Volviendo a las niñas. Las objeciones éticas señalan la incertidumbre respecto a posibles efectos secundarios irreversibles como resultado de esta intervención. ¿Puede estar seguro de que no los habrá?
–Bueno, dado que hay millones de personas en Europa con mutaciones en CCR5, no me preocuparía demasiado que dichos efectos fueran significativos. Si los hubiera, ya hubieran sido revelados. No puedo estar seguro al cien por cien, pero esperemos dieciocho años, o cien, y veamos.
–Si después de esos dieciocho o cien años hubiera pruebas de efectos secundarios, positivos o negativos, ¿cómo afectaría eso a su opinión sobre lo sucedido?
–Sí, eso estaba escrito en el consentimiento informado de los padres. Así que tenemos la obligación de lidiar con cualquier cosa que surja de manera inesperada.
He Jiankui
¿Merecía la pena correr el riesgo? «Sí, en todas las pruebas médicas hay riesgos y beneficios. No me arrepiento, lo volvería a hacer»
–¿Cree que merecía la pena correr ese riesgo?
–Sí, en todas las pruebas médicas hay riesgos y beneficios, solo hay que mesurarlos y asegurarse de que los beneficios son evidentemente superiores a los riesgos.
–¿Considera entonces que la dimensión ética de su proyecto es sólida?
–Absolutamente sólida. Todavía hoy los padres están muy satisfechos y contentos con el resultado.
–¿Hay algo de lo que se arrepienta? ¿Algo que ahora, con la perspectiva de estos seis años, haría de manera diferente?
–Solo tengo arrepentimientos hacia mi propia familia, mi mujer y mis dos hijas. Para ellas estos seis años han sido muy duros, muy complicados. Así que me aseguraría de que esa situación no volviera a repetirse.
–Pero desde una perspectiva clínica, lo haría de nuevo.
–Si la ley y los organismos de supervisión ética lo aprobaran, sin duda lo haría.
–Pero entonces no lo aprobaron. Más allá de proteger a su familia, ¿el resto lo haría exactamente igual?
–Sí.
–Admira usted a Edward Jenner, el creador de la vacuna contra la viruela, vilipendiado por sus contemporáneos pero hoy visto como alguien que realizó una contribución muy valiosa a la salud pública. ¿Cómo cree que la historia le recordará a usted? ¿Como un villano o como un visionario?
–Seré recordado como otro Edward Jenner, otro Christian Barnard [responsable del primer trasplante de corazón], otro Miguel Servet [teólogo y científico español del siglo XVI descubridor de la circulación pulmonar y quemado en la hoguera por las iglesias calvinistas de Suiza].
![He Jiankui, en conversación con ABC desde una localización confidencial, cubre su rostro para ocultar las marcas de la agresión sufrida días antes](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/ciencia/2024/10/13/He-Jiankui-U80311674514uhJ-760x427@diario_abc.jpg)
–En el futuro la gente entenderá que lo que hizo era importante y necesario, no alberga dudas al respecto.
–Así es. Ni siquiera hace falta esperar al futuro, ya hay mucha gente que está de acuerdo conmigo, recibo muchos mensajes de apoyo.
–Usted presentó el proyecto mediante un vídeo de YouTube y, pocos días después, en una conferencia médica. ¿Qué tipo de reacción esperaba?
–Bueno, en realidad no estaba preparado para hacer la presentación completa durante aquel encuentro. Mi plan original era hablar solo de resultados en pruebas con animales.
–¿Por qué decidió entonces desvelarlo todo?
–La noticia se había hecho pública, hubo periodistas especializados que se hicieron con parte de la información, así que tenía que hablar.
–¿Cuándo pensaba compartir los resultados completos?
–Quería esperar dos años, hasta tener más información sobre la salud de los bebés y estar seguro de que estaban bien.
–De haberlo hecho, ¿cree que la reacción de la comunidad científica hubiera sido diferente?
–Nada hubiera cambiado. A la gente siempre le cuesta aceptar las nuevas tecnologías. Esto no es lo que pensaba hace seis años, pero es lo que pienso ahora.
–¿Qué pensaba hace seis años?
–Pensaba que tendría datos muy sólidos, la ciencia estaría de mi parte y la gente lo aceptaría. Pensaba que la gente diría que es un gran logro médico, [las niñas] están sanas, todos contentos.
[He se encoge de hombros, a modo de resignado lamento].
–La reacción inicial en China fue muy positiva.
–Solo durante una hora (ríe).
[Tres días después del impactante anuncio, las autoridades chinas paralizaron todas sus investigaciones en curso por contravenir la ley y suponer «una abominación extrema». Un año más tarde, en diciembre de 2019, un tribunal local le condenó a tres años de cárcel y una multa de tres millones de yuanes (400.000 euros). En abril de 2022, He Jiankui recuperó la libertad].
–Recuerdo haber escrito la noticia de su entrada en prisión, y jamás pensé que tendría la oportunidad de entrevistarle. Usted perdió todo. ¿Cómo fue esa experiencia?
–Fue una experiencia dura. Algo que no querría experimentar de nuevo.
He Jiankui
¿Le trataron en prisión como a cualquier reo? «No voy a contestar a esa pregunta»
–En la cárcel, ¿le trataron como a cualquier otro reo?
–No voy a contestar a esa pregunta.
–Debo admitir que, después de todo lo que sucedió, me sorprendió que usted fuera capaz de retomar sus investigaciones. ¿Por qué decidió quedarse en China?
–Porque no pude conseguir mi pasaporte chino.
–¿Se hubiera ido a otro sitio de haber tenido la oportunidad?
–Por supuesto. Para empezar, no voy a volver a Sanya, no es un lugar seguro para mí. Voy a quedarme aquí durante unos días, luego decidiré adónde voy.
–Pero no puede ir al extranjero.
–Lo solicitaré, hablaré con gente. Haré lo posible por tener una oportunidad. Me han hecho llegar invitaciones desde Estados Unidos, el Reino Unido... De hecho, también me han contactado desde España.
–¿Qué va a suceder con su laboratorio en Sanya? ¿Puede seguir operativo sin usted?
–Por supuesto, se verá afectado. Quizá cierre gradualmente mis instalaciones en Sanya y ojalá pueda hacer viajes internacionales, quizá a Estados Unidos o a Europa para continuar mis investigaciones sobre el alzhéimer. Ese es el principal proyecto en el que quiero trabajar.
[He apenas llevaba siete meses en la calle cuando volvió a la carga. En noviembre de 2022, divulgó sus planes de instalar un nuevo laboratorio para proseguir con su actividad científica. Su propósito, aseguró, consistía en lograr que la terapia genética fuera accesible para todos los bolsillos y así empezar a eliminar enfermedades hereditarias. Su primer objetivo: el alzhéimer].
He Jiankui
«Quizá nuestros nietos ya no tengan que preocuparse por el alzhéimer. Recibirán una vacuna antes de nacer»
–Usted cree que el alzhéimer puede ser erradicado mediante la edición genética.
–Sí, quizá nuestros nietos ya no tengan que preocuparse por el alzhéimer. Recibirán una vacuna antes de nacer.
–Una vacuna que sería edición genética.
–Correcto.
–Y lo haría a través del mismo mecanismo, CRISPR-Cas9, que empleó con el VIH.
–Sí, con una versión actualizada que se llama edición de base.
–¿Su protocolo ya está listo, desde un punto de vista técnico, para ser aplicado? Si hoy le dieran luz verde, ¿cuánto tardaría en erradicar el alzhéimer?
–No. He hecho algunos experimentos en ratones y monos. Necesitaría al menos dos años para tenerlo totalmente listo.
–¿Por qué ha decidido centrar sus esfuerzos en el alzhéimer?
–Porque mi madre lo padece. Por desgracia ella ya no me conoce. Quizá yo también lo tenga, o mis hijos.
[He nació en 1984 en un condado agrícola de la provincia de Henan, pero su brillante desempeño académico pronto le llevó lejos. Tras graduarse en Física por la Universidad de Ciencia y Tecnología de China, se trasladó a Estados Unidos para cursar en la Universidad Rice un doctorado en ingeniería de proteínas bajo la supervisión de Michael W. Deem. A continuación pasó a Stanford, donde junto a Stephen Quake aprendió técnicas de edición genética como la susodicha CRISPR-Cas9.
En 2012 regresó a China dispuesto a poner en práctica sus conocimientos, estimulado por los incentivos del régimen para recuperar talento patrio. Una trayectoria de ida y vuelta que hace de él un hombre entre dos mundos. He, de hecho, no habla como un científico chino, no ya por el hecho mismo de hablar, sino por hacerlo con respuestas directas cargadas de su verdad. Todo ello le coloca en un lugar crítico ante la creciente hostilidad geopolítica que cada vez se extiende a más ámbitos].
–Vivimos una era marcada por la innovación, pero cada país mantiene un estándar ético propio a la hora de establecer la barrera de lo aceptable. ¿Aquellos con menos exigencias poseen una ventaja competitiva?
–Sí, creo que un país puede obtener una ventaja tecnológica al relajar el control ético. Eso es cierto. Porque toda tecnología científica acaba por romper las normas convencionales, a veces entendidas como ética. Así que cuanto más rápido se adapte un país, normalmente más ventaja tendrá en la competición científica internacional.
–¿Cree que las exigencias éticas deberían disminuir de manera general?
–No, no lo creo, las discusiones éticas deben hacerse caso a caso. En lo tocante a la edición genética, en concreto para tratar enfermedades como el alzhéimer, sin duda defiendo la necesidad de dar vía libre. Pero si es para fortalecer la inteligencia o crear 'supersoldados', por ejemplo, me opondría.
–Vivimos una era marcada por la innovación, también por la competición. ¿Teme que la carrera tecnológica entre Estados Unidos y China se vuelva biotecnológica?
–Por supuesto. La biotecnología es como las armas nucleares, tiene el poder de reconfigurar el mundo.
[Un taciturno He se detiene, y en el silencio su advertencia resuena aún más lúgubre, hasta que prosigue].
–... pero, por desgracia, China tiene los controles éticos más estrictos a nivel global.
–¿De verdad?
–Así es. No hablo de hace seis años, hablo de ahora.
–¿Fue una reacción a su caso?
–Exacto. Son muy estrictos porque están incluidos en el Derecho penal. En Estados Unidos, por ejemplo, no.
–¿Cuáles son sus planes para el futuro? En particular después de este ataque que le ha llevado a abandonar una de sus instalaciones.
–Si me dejasen, querría continuar mi proyecto de edición genética para el tratamiento del alzhéimer en Estados Unidos o Europa, esa sería mi preferencia.
–Decía usted que la edición genética puede reconfigurar el mundo como las armas nucleares. Ante este escenario de hostilidad geopolítica, ¿cree que es importante para el Gobierno chino que su trabajo permanezca aquí?
–El Gobierno no habla conmigo, así que no sé lo que están pensando.
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