Hallan en la Antártida el fósil más antiguo de un ave moderna
Se trata de un cráneo de 66 millones de años de antigüedad, y sus rasgos recuerdan a los de las aves acuáticas de la actualidad
Se trata de un cráneo de 66 millones de años de antigüedad, y sus rasgos recuerdan a los de las aves acuáticas de la actualidad

Hace sesenta y seis millones de años, al final del período Cretácico, el impacto de un gran asteroide cerca de lo que hoy es la península de Yucatán, en México, provocó la extinción de todos los dinosaurios no avianos conocidos. Pese a la catástrofe, sin ... embargo, algunos de ellos lograron sobrevivir: los que dieron origen a las aves. Una proeza que fue posible, en parte, gracias a que tuvieron la suerte de estar en el sitio adecuado. En aquellos tiempos de indescriptible destrucción, de hecho, lugares como la Antártida pudieron haber servido de refugios, protegidos por la distancia de la agitación reinante en el resto del planeta. La evidencia fósil sugiere que por aquel entonces el clima antártico era templado y la vegetación exuberante, por lo que es muy posible que la región sirviera entonces como 'incubadora' para los primeros miembros del grupo que ahora incluye patos y gansos.
Ahora, bajo la dirección de Chrietopher Torres, de la Universidad de Ohio, un estudio recién publicado en 'Nature' describe un nuevo e importante fósil: el del pájaro moderno más antiguo conocido hasta la fecha, un pariente temprano de patos y gansos que vivía en la Antártida al mismo tiempo que Tyrannosaurus Rex dominaba América del Norte.
Un cráneo excepcional
El fósil, un cráneo casi completo de hace 69 millones de años, pertenece a un pájaro extinto llamado Vegavis Iaai, y fue hallado en 2011 durante una expedición organizada por el 'Proyecto de Paleontología de la Península Antártica'. El cráneo exhibe un pico largo y puntiagudo, y la forma de su cerebro es única entre todas las aves mesozoicas conocidas, un tiempo en que los dinosaurios no avianos y una extraña colección de pájaros primitivos con dientes gobernaban el mundo. En cambio, sus inusuales características colocan a Vegavis en el grupo que incluye a todas las aves modernas, cuya abundancia en la actualidad demuestra su gran éxito evolutivo en todo el planeta.
«Muy pocas aves tienen la probabilidad de suscitar entre los paleontólogos tantas cuestiones como Vegavis -asegura Torres-. Este nuevo fósil ayudará a resolver muchas de ellas. La primera: ¿Dónde está Vegavis encaramado en el árbol de la vida de las aves?
El primer artículo sobre Vegavis fue publicado hace 20 años por un equipo encabezado por Julia Clarke, de la Universidad de Texas, coautora del estudio actual. En aquel momento, se le clasificó como representante temprano de las aves modernas, que evolutivamente se incluyeron dentro de las aves acuáticas. Pero las aves del tipo moderno son excepcionalmente raras antes de la extinción cretácica final, y estudios más recientes han puesto en duda la posición evolutiva de Vegavis. El nuevo espécimen ahora descrito, sin embargo, tiene algo que todos los fósiles anteriores de este pájaro no tenían: un cráneo casi completo, lo que ha puesto ese escepticismo en pausa.
Como las aves modernas
El nuevo fósil, de hecho, hace gala de varios rasgos, como la forma del cerebro y los huesos del pico, que son consistentes con las aves modernas, concretamente con las aves acuáticas. Aunque, a diferencia de la mayoría de las que existen hoy en día, el cráneo conserva rastros de poderosos músculos de la mandíbula que seguramente fueron útiles para superar la resistencia al agua mientras el ave se sumergía para capturar peces.
Otras partes del esqueleto también sugieren que Vegavis usaba sus patas para impulsarse bajo el agua mientras buscaba presas, una estrategia de alimentación que no está presente en las aves acuáticas modernas, pero sí en otras aves, como somormujos y zampullines. «Este fósil -afirma el coautor Patrick O'Connor- subraya que la Antártida tiene mucho que contarnos sobre las primeras etapas de la evolución de las aves modernas».
Extraños pájaros con dientes
A diferencia de Vegavis, los fósiles de aves de la misma época hallados en otras zonas del planeta apenas si encajan con los estándares de los pájaros modernos. Además, incluso los pocos lugares en los que han conseguido preservarse los delicados fósiles de aquellas aves producen especímenes tan incompletos que apenas dan pistas sobre su identidad.
«Por último -prosigue O'Connor- esos pocos lugares con fósiles de aves del Cretácico tardío, como Madagascar y Argentina, revelan un aviario de especies extrañas, ahora extintas, con dientes y largas colas óseas, sólo vagamente relacionadas con las aves modernas. Pero algo muy diferente parece haber estado sucediendo en los confines del hemisferio sur, especialmente en la Antártida».
MÁS INFORMACIÓN
El modo en que la masa de tierra antártica ayudó, en el pasado lejano, a dar forma a los ecosistemas modernos es un objeto de una activa investigación en todo el mundo. De hecho, según explica el coautor Matthew Lamanna del Museo de Historia Natural de Carnegie, «la Antártida es, en muchos sentidos, la frontera final de la humanidad para la comprensión de la vida durante la era de los dinosaurios».
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