FELIPE VI
El Rey se estrena con estas diez apelaciones
El primer discurso de Felipe VI ha sido un regio llamamiento a la concordia, el diálogo, la unidad, el avance, la conciencia social y la ejemplaridad política
El Rey se estrena con diez claras apelaciones en el discurso inicial de su reinado. Pronunciado entre las 10.50 y las 11.15 horas de este jueves 19 de junio en el epicentro de la soberanía nacional, el hemiciclo de las Cortes Generales, poco después de ser jaleado en las calles de Madrid al grito de «Felipe, Felipe» y de ser el primer Monarca que juraba sobre un ejemplar de la Constitución de 1978, Felipe VI ha llamado a la concordia, el diálogo, la unidad, el avance, la conciencia social y la ejemplaridad política. [Así contamos en directo la proclamación de Felipe VI en ABC.es]
Estos son sus diez aldabonazos a la España del futuro, la que marcará su nuevo reinado, «una Monarquía parlamentaria para un nuevo tiempo», como se ha encargado él mismo de titular y reiterar por dos veces en su primera intervención regia: 1-. Recuerdo perenne y respeto al pasado: «En la persona del Rey Juan Carlos rendimos hoy el agradecimiento que merece una generación de ciudadanos que abrió camino a la democracia, al entendimiento entre los españoles y a su convivencia en libertad. Esa generación, bajo su liderazgo y con el impulso protagonista del pueblo español, construyó los cimientos de un edificio político que logró superar diferencias que parecían insalvables, conseguir la reconciliación de los españoles, reconocer a España en su pluralidad y recuperar para nuestra Nación su lugar en el mundo». [Consulta aquí el documento íntegro enviado por La Zarzuela]
2-. Lealtad a la norma suprema de la España democrática: «A lo largo de mi vida como Príncipe de Asturias, de Girona y de Viana, mi fidelidad a la Constitución ha sido permanente, como irrenunciable ha sido -y es- mi compromiso con los valores en los que descansa nuestra convivencia democrática. Así fui educado desde niño en mi familia, al igual que por mis maestros y profesores. En esos mismos valores de libertad, responsabilidad, solidaridad y tolerancia, la Reina y yo educamos a nuestras hijas, la Princesa de Asturias y la Infanta Sofía». Se compromete con los valores en los que descansa la convivencia democrática
3-. La Corona como símbolo: «El Rey debe atenerse al ejercicio de las funciones que constitucionalmente le han sido encomendadas y, por ello, ser símbolo de la unidad y permanencia del Estado, asumir su más alta representación y arbitrar y moderar el funcionamiento regular de las instituciones». «La Monarquía Parlamentaria puede y debe seguir prestando un servicio fundamental a España».
4-. Apartidismo e independencia: «ElRey ha de respetar también el principio de separación de poderes y, por tanto, cumplir las leyes aprobadas por las Cortes Generales, colaborar con el Gobierno de la Nación -a quien corresponde la dirección de la política nacional- y respetar en todo momento la independencia del Poder Judicial». [Lee el discurso íntegro de Felipe VI]
5-. Deberes en primera persona: «Encontrarán en mí a un Jefe del Estado leal y dispuesto a escuchar, a comprender, a advertir y a aconsejar; y también a defender siempre los intereses generales».
6-. Estabilidad política garantizada por la Monarquía: «La independencia de la Corona, su neutralidad política y su vocación integradora ante las diferentes opciones ideológicas, le permiten contribuir a la estabilidad de nuestro sistema político, facilitar el equilibrio con los demás órganos constitucionales y territoriales, favorecer el ordenado funcionamiento del Estado y ser cauce para la cohesión entre los españoles. Todos ellos, valores políticos esenciales para la convivencia, para la organización y desarrollo de nuestra vida colectiva».
7-. Cercanía con la ciudadanía y sus inquietudes y la lucha por su bienestar: «Las exigencias de la Corona no se agotan en el cumplimiento de sus funciones constitucionales. He sido consciente, desde siempre, de que la Monarquía Parlamentaria debe estar abierta y comprometida con la sociedad a la que sirve; ha de ser una fiel y leal intérprete de las aspiraciones y esperanzas de los ciudadanos, y debe compartir -y sentir como propios- sus éxitos y sus fracasos. La Corona debe buscar la cercanía con los ciudadanos, saber ganarse su aprecio, su respeto y su confianza». La Monarquía ha de tener «una conducta íntegra, honesta y transparente»
8-. Compromiso con la transparencia y la ejemplaridad: «La ciudadanía ha de observar en la Monarquía una conducta íntegra, honesta y transparente. Porque, sólo de esa manera, se hará acreedora de la autoridad moral necesaria para el ejercicio de sus funciones. Hoy, más que nunca, los ciudadanos demandan con toda razón que los principios morales y éticos inspiren -y la ejemplaridad presida- nuestra vida pública. Y el Rey, a la cabeza del Estado, tiene que ser no sólo un referente sino también un servidor de esa justa y legítima exigencia de los ciudadanos».
9-. Deber de trabajar por los desprotegidos: «Tenemos el deber moral de trabajar para revertir esta situación económica y el deber ciudadano de ofrecer protección a las personas y a las familias más vulnerables. Y tenemos la obligación de transmitir un mensaje de esperanza -especialmente a los más jóvenes- de que la solución de sus problemas y en particular la obtención de un empleo, sea una prioridad para la sociedad y para el Estado».
10-. Horizonte conjunto de concordia, con acuerdos políticos y confianza en su generación: junto al respeto a la diversidad de los españoles y sus sensiblidades,el Rey ha pedido «mirar hacia adelante, hacia el futuro; hacia la España renovada que debemos seguir construyendo todos juntos al comenzar este nuevo reinado». «Estos últimos años hemos convivido en democracia, superando tiempos de tragedia, de silencio y oscuridad. Preservar los principios e ideales en los que se ha basado esa convivencia no sólo es un acto de justicia con las generaciones que nos han precedido, sino una fuente de inspiración y ejemplo para nuestra vida pública». «Las personas de mi generación aspiramos a una España en la que se puedan alcanzar acuerdos entre las fuerzas políticas sobre materias y en momentos en que lo aconseje el interés general. Queremos que los ciudadanos sean el eje de la acción política, pues son ellos quienes con su esfuerzo, trabajo y sacrificio engrandecen nuestro Estado y dan sentido a las instituciones que lo integran».