Proclamación de Felipe VI
Las últimas horas de Don Felipe antes de convertirse en Rey
El Príncipe dedica estos días a preparar el discurso más importante de su vida
A cuatro días de su proclamación como Rey, el Príncipe está «velando armas en versión moderna», comentan fuentes próximas a él. Don Felipe no tendrá que armarse caballero ni besar la cruz de su espada antes de coronarse, como hacían sus antepasados los monarcas aragoneses en la Edad Media. Ni siquiera tendrá que ponerse la capa de armiño, como hizo el año pasado su amigo el Rey Guillermo Alejandro de los Países Bajos. Pero sí tiene que preparar la intervención más importante de su vida: la que protagonizará el próximo jueves ante las Cortes y ante los millones de españoles que seguirán la ceremonia por televisión. Una intervención en la que muy probablemente tratará de contagiar su entusiasmo por España, una nación por la que -está convencido- merece la pena luchar y vivir.
La orden de caballería en la que se ha forjado este Príncipe del siglo XXI han sido los 19 años que lleva ejerciendo como Heredero de la Corona a tiempo completo, desde que terminó su formación académica y militar. Solo en los últimos diez años ha pronunciado 679 discursos, pero el del próximo jueves no tiene nada que ver con ellos. Los únicos en los que de verdad ha dejado vislumbrar esa España que le entusiasma han sido los que ha pronunciado en los últimos años en los premios Príncipe de Asturias.
La verdadera España
En ellos hablaba de «la verdadera España», la que «está en el fondo de la sociedad, en su alma, consciente de los problemas, pero firme en sus convicciones y decidida a superar las dificultades». De la España que «se rebela contra la adversidad» con «ideas de futuro» y «actos sencillos de generosidad», la que «se engrandece en los momentos difíciles».
Ahora, por primera vez en su vida, Don Felipe dejará de ser el «número dos», abandonará la sombra del Rey y deberá mostrar al Monarca que lleva dentro. Al hombre que quiere dedicar su vida a servir a los «millones de españoles que cada día batallan para salir adelante con honestidad, con esfuerzo, con valentía y con humildad». «No estamos en la España que entristeció a Unamuno», afirmaba.
Don Felipe se ha encerrado este fin de semana en La Zarzuela, dedicado a terminar de preparar el discurso del jueves, que está redactando con sus colaboradores habituales. Casi todos son internos, pero hay alguno externo. El Príncipe suele pedir ideas, valora unas y descarta otras, pero siempre le ha gustado terminar de escribir sus propios textos. También le gusta improvisar algunas palabras sobre el texto escrito, si las circunstancias se prestan a ello. A diferencia de Don Juan Carlos, que emplea frases cortas, los La popularidad de Don Felipe no ha cesado de batir sus propias marcasdiscursos de Don Felipe están escritos con largos párrafos y plasman ideas complejas que aparentemente tendrían más dificultades para llegar al gran público. Sin embargo, el Príncipe ha aprendido también a comunicar. A la influencia de Doña Letizia, que supo aportarle ritmo y expresividad, hay que añadir el aprendizaje de otras experiencias. Entre ellas, destaca su brillante intervención el pasado septiembre en Buenos Aires, cuando defendió la candidatura de Madrid ante el Comité Olímpico Internacional. La ciudad perdió, pero la popularidad de Don Felipe se disparó y, desde entonces, no ha cesado de batir sus propias marcas.
Todavía no se conoce la duración del discurso de proclamación, puesto que no está terminado. El de la proclamación de Don Juan Carlos tenía poco más de 1.400 palabras, y lo razonable es que el de Don Felipe sea más largo. Cuando esté terminado, La Zarzuela lo enviará a La Moncloa para que conozca su contenido con antelación, como se hace con los Mensajes de Navidad.
Vestidos de ceremonia
Mientras el Príncipe prepara su discurso, la Princesa también revisa su presentación como Reina. Aún no se sabe si irá vestida de corto o de largo, en consonancia con el uniforme de gran etiqueta del Ejército de Tierra que lucirá su marido. Su vestido, como el de las novias, es un secreto. Doña Letizia también se ocupa de la preparación de sus hijas, Leonor, de ocho años, futura Princesa de Asturias, y la Infanta Sofía, de siete. Será la primera vez que las niñas, a las que casi siempre se las ha visto vestidas de modo informal, asistan a una ceremonia solemne. El pasado miércoles, las Infantas participaron en la función de ballet de fin de curso de su colegio, el Santa María de los Rosales, y los Príncipes acudieron a verlas. Esta ha sido prácticamente su única salida de los últimos días.
Mientras los futuros Reyes se concentran en sus preparativos, La Zarzuela vive estos días una actividad frenética para afrontar el cambio de reinado. La Familia Real ha asistido esta semana a una veintena de actos y Don Felipe seguirá ejerciendo como Heredero de la Corona hasta el último momento. En principio, no tiene actos programados para mañana y pasado, pues debe preparar su discurso de proclamación, pero su último acto como Príncipe, en el Real Instituto Elcano, se celebrará la mañana del miércoles, pocas horas antes de que Don Juan Carlos firme su propia abdicación.
Sin tiempo para el descanso, La Zarzuela tiene que diseñar la agenda de los nuevos Reyes, que quieren empezar a trabajar lo antes posible. Hay que renovar la página web oficial, de la que desaparecerán las Infantas Doña Elena y Doña Cristina. Y hay que empezar a preparar viajes oficiales por España y el exterior. Probablemente comiencen por los países vecinos (Marruecos, Francia y Portugal) y acudan también a visitar al Papa Francisco. El reinado empezará con un ritmo trepidante.