«Cualquier mujer puede ser multiorgásmica» y otras revelaciones sobre el clímax
La sexóloga Valèrie Tasso destierra algunas falsas creencias en torno a la 'petit mort'
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![Descodificando el orgasmo.](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/bienestar/2023/08/08/pareja-cama-U501664262995YvH-R3qbdTA1VWWR053OXaFVxsL-1200x840@abc.jpg)
«El orgasmo es el gran comedor de palabras. Solo permite el gemido, el aullido, la expresión infrahumana, pero no lo palabra«. Con esta frase introduce la sexóloga Valèrie Tasso su libro 'El orgasmo', una obra divulgativa con la que pretende dar visibilidad a ... este placentero fenómeno fisiológico y emocional de una forma directa, informativa y cercana.
Desde el punto de vista etimológico esta palabra proviene del término griego 'orgasmós', cuyo significado es un concepto cercano a la excitación. Pero si atendemos a una definición más académica puede citarse la que aporta la RAE, que lo describe como la «culminación del placer sexual».
Cuando se aborda el concepto desde una perspectiva fisiológica hablamos de una descarga repentina de la tensión sexual acumulada durante el ciclo de respuesta sexual en forma de contracciones musculares rítmicas en la región pélvica que resultan placenteras.
Desde el punto de vista metafórico o incluso poético la sexóloga hace referencia a la expresión acuñada por el antropólogo y pensador francés George Bataille, quien se refirió a este momento como la 'petit mort' o «pequeña muerte». «Muerte porque durante el orgasmo uno se va, se disuelve, desaparece simbólicamente, deja de existir. Y »pequeña« porque a diferencia de la muerte, uno vuelve, regresa», explica la sexóloga.
Lo que parece claro es que «orgasmo» es un concepto vivo, pues a lo largo de la historia las diferentes disciplinas han ido definiéndolo en base tanto los cambios fisiológicos del cuerpo como los emocionales y cognitivos.
Las bases del estudio del orgasmo fueron asentadas tanto por Alfred Kinsey, con sus investigaciones a mediados del siglo XX sobre el comportamiento sexual en el hombre y en la mujer, como por William H. Masters y Virginia Johnson (conocidos como Masters & Johnson), que en 1966 hicieron con su trabajo «Human Sexual Response», un estudio observacional en tiempo real de los efectos fisiológicos de los actos sexuales. Esto llevó a establecer la sexología como una disciplina científica y a día de hoy siguen siendo un referente en las teorías sobre el orgasmo.
Sin embargo, tal como precisa la sexóloga Valèrie Tasso en su libro, realizado en colaboración con la firma de juguetes eróticos LELO, estos científicos describieron cuatro fases en la respuesta sexual humana: excitación, meseta, orgasmo y resolución. Algo que, según asegura Tasso, hubo de completarse más adelante con el trabajo de la doctora Helen S. Kaplan, una psicóloga especialista en sexología y terapia sexual que en 1978 describió otra fase esencial: el deseo.
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El estudio científico del orgasmo es, por tanto, relativamente reciente, pues apenas se investiga desde algo más de medio siglo. Y si además se intenta focalizar en el orgasmo femenino puede afirmarse, sin miedo a equivocarse, que las investigaciones no han hecho más que empezar.
Por eso la sexóloga incide en la importancia de desterrar algunos de los mitos en torno al orgasmo femenino que siguen instalados en la creencia popular. Estos son algunos de los que propone repensar:
Mito 1. Cuando una mujer no siente un orgasmo durante una relación sexual es porque tiene un mal amante en la cama.
Falso. «Tendemos a echar la responsabilidad sobre el otro en lugar de sobre nosotras mismas. En nuestro caso nos olvidamos demasiadas veces de que tenemos que ser más egoístas en el buen sentido y pensar más en nuestro placer. ¿Os habéis preguntado si vuestra comunicación en la cama o fuera de ella es fluida?», propone Tasso.
Mito 2. Las mujeres multiorgásmicas son una excepción y lo son gracias a su pareja.
Falso. No tienen por qué ser una excepción pues si una mujer se lo propone y lo trabaja puede conseguir encadenar un orgasmo con otro. «No es cuestión de ser una privilegiada, todas podemos ser multiorgásmicas», sentencia.
Mito 3. Sé cómo procurar un orgasmo a cualquier mujer.
Falso. Tal como apunta Tasso, cada mujer es un mundo y si en algún momento esa persona tuvo una relación con una mujer a la que le gustaba mucho una práctica, tal vez otra no lo soporte. «No existe la mujer en genérico, sino mujeres, cada una con sus gustos. Sólo hace falta conocerlos y para eso hay que preguntar«, aclara.
Mito 4. Yo ya sé lo que le excita a mi pareja, no hace falta que lo diga.
No hay que olvidar, según propone la experta, que la sexualidad es plástica y que lo que le podía gustar a la pareja hace cinco años puede haber cambiado con el tiempo, así que siempre hay que seguir explorando e investigando.
Mito 5. Cuando una mujer tiene pareja no tiene necesidad de masturbarse.
Falso. Según explica la sexóloga, la masturbación es una práctica que no debería entrar en conflicto con tener o no pareja pues permite el autoconocimiento y ayuda a trabajar el deseo, las fantasías y la complicidad con la pareja. De hecho asegura que es un error pensar que esa persona se masturba porque no su pareja no le satisface.
Mito 6. Si una mujer no acaba el acto sexual con un orgasmo, la relación no ha sido completa.
Falso. Tal como recuerda Tasso, se puede disfrutar y pasarlo bien sin un orgasmo pues la finalidad de una interacción íntima no es el clímax a toda costa sino el recorrido del juego erótico. «Somos viajeras, no turistas», define la sexóloga.
7. Las mujeres tardan más en tener un orgasmo que los hombres.
Falso. Esto depende de cada mujer, de sus ganas de prolognar la fase de meseta y del momento en el que se encuentre pues una mujer, al igual que el hombre, puede tener un orgasmo en segundos.
Curiosidades sobre el orgasmo
El orgasmo femenino suele tener una duración de entre seis y 10 segundos y se sabe también que, conforme la mujer alcanza una mayor madurez resulta menos complicado llegar a él. Sin embargo alrededor del clímax de la mujer circulan otras curiosidades. Repasamos las más llamativas.
1. Estuvo en el germen del psicoanálisis. Hasta la mitad del siglo XIX existía una enfermedad conocida como la histeria femenina , cuyos síntomas pasaban por sufrir desvanecimientos, insomnio, espasmos musculares, irritabilidad o pérdida de apetito entre otros. Las pacientes diagnosticadas con esta 'enfermedad' tenían que acudir al doctor para que les realizase un masaje pélvico que no era otra cosa que una masturbación hasta que ésta llegase al orgasmo. En ese contexto se llamaba 'paroxismo histérico', ya que lo que verdaderamente se estaba considerando una enfermedad no era otra cosa que la represión del deseo sexual en las mujeres. Fue a partir de esta 'enfermedad' con la que Sigmund Freud llegó a afirmar que este paroxismo estaba provocado por la represión del deseo sexual en el inconsciente, lo cual fue la antesala para el desarrollo posterior del psicoanálisis.
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2. Puede darse solo con juego oral y táctil. La estimulación genital es una forma más de alcanzar el orgasmo en un encuentro sexual, bien individualmente o con más personas. Es más, se ha comprobado que muchas mujeres llegan al orgasmo únicamente mediante la estimulación de los pezones, debido a que tienen numerosas terminaciones nerviosas. A veces, el orgasmo puede llegar por el jugueteo táctil u oral, pasando sutilmente la lengua por los pezones mientras, además, se acarician otras partes del cuerpo.
3. La penetración está sobrevalorada. Se estima que entre el 20 y el 30% de las mujeres alcanzan el orgasmo solo con penetración vaginal (encuesta de IFOP, 2019). Lo que significa que entre el 70 y el 80% de las mujeres necesitan estimulación externa en el clítoris para sentir estas sensaciones. Al final, la sexualidad no es como la sociedad –y las películas pornográficas–, nos hacen creer.
4. El estrés anula la capacidad orgásmica. «El estrés limita significativamente la secreción de hormonas sexuales. La hormona esteroide pregnenolona, en vez de convertirse en hormonas sexuales, se convertirá en cortisol , la hormona del estrés», desarrolla Laurène Dorléac, CEO de Climax. Esto significa que para disfrutar es importante dejar a un lado las prisas y los agobios, dedicarse tiempo a uno mismo y desconectar.
El cerebro es el principal órgano sexual, así que para conseguir placer se requiere liberar fantasías y dejarse llevar por la excitación . «Comienza disfrutando del placer de sentir. Conócete, experimenta… La masturbación te ayudará a liberar endorfinas y a sentirte mejor», finaliza la experta.
5. Se pueden experimentar en sueños. No solo los hombres se lo pasan bien cuando están en su fase REM. También hay mujeres que han podido disfrutar de orgasmos mientras duermen plácidamente, y lo mejor es que se produce sin ningún tipo de intención. La función sexual del cerebro femenino sigue activa durante el sueño, por lo que si por ejemplo tenemos un sueño erótico mientras estamos descansando, esto provocará un mayor flujo de sangre y una sensación mayor de relajación, por lo que no es de extrañar que la mujer pueda llegar al orgasmo cuando ni siquiera está despierta.
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