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Las posturas sexuales que dan más placer a la mujer y al hombre

La sexóloga Rosa Navarro revela que, aunque el placer es una vivencia subjetiva, algunas prácticas que estimulan áreas concretas del cuerpo femenino o masculino pueden resultar especialmente satisfactorias

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Raquel Alcolea

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Aunque el titular pueda resultar categórico lo cierto es que no hay ninguna postura sexual que asegure el éxito al cien por cien, si entendemos la palabra éxito como la consecución del orgasmo. Hay que tener en cuenta, además, que el placer es una vivencia subjetiva en la que entran en juego, no solo los gustos individuales, sino también la imaginación, las experiencias previas o las preferencias por encuentros sexuales concretos.

Con las posturas, por tanto, sucede algo similar a lo que ocurre con las prácticas sexuales: cada persona tiene sus preferidas en función del placer que siente con ellas, pero si cambia el contexto o el partenaire también puede variar esa experiencia subjetiva. «Puede pasar que una postura concreta que nos parecía muy excitante con un pareja llegue a resultar incómoda o poco placentera con otra persona», explica Rosa Navarro, sexóloga de Diversual.

Y lo mismo sucede con el momento de la vida en el que se encuentre una persona pues, al igual que cada pareja sexual es única, también lo es cada interacción sexual. Se puede percibir de una forma distinta el placer que produce una postura concreta no solo en función de con quién se practique, sino también de la etapa vital. «Podría asemejarse a lo sucede cuando vemos una película o leemos un libro en diferentes momentos de nuestra vida: sentimos de forma distinta y vivimos de forma diferente cada visionado o lectura, aunque la película o el libro sean los mismos», precisa Navarro.

No solo se trata, por tanto, del hecho físico de realizar una postura con a estimulación y unos movimientos concretos. Lo más relevante, según revela la sexóloga, es la forma en la que se procesen esas sensaciones. Por eso asegura que nunca debería darse por hecho que algo que a uno mismo o a otra pareja le ha resultado placentero pueda funcionar igual con otra persona o incluso con uno mismo en otro momento vital. «Esto, lejos de ser una desventaja, es en realidad una clara invitación para jugar a explorarnos y a explorar a nuestras parejas con más frecuencia», propone.

Las reglas del placer

¿Qué sucede si la postura que resulta placentera a uno no coincide con la que resulta satisfactoria para su pareja? Tal como explica la sexóloga de Diversual, es importante tener en cuenta que el encuentro sexual es cosa de dos y que las reglas del placer dentro de una pareja se tienen que gestionar entre ambos miembros.

Asumir las diferencias es un buen punto de partida y lo siguiente, según aconseja Navarro, sería ser capaz de comunicar nuestras preferencias de forma asertiva, abierta y sincera, pero sin dar por hecho que conocemos los gustos de nuestra pareja y sin entrar a juzgar si una postura es mejor o peor que otra. Tampoco hay que tener miedo a establecer acuerdos y planificar. «No es cuestión de llegar con un listado de posturas y tiempos de práctica de cada una de ellas, pero sí se puede hablar de lo que se necesita y se espera de cada encuentro sexual y llegar a acuerdos que permitan ir haciendo un repaso de las que más gusten a los dos integrantes de la pareja», propone.

Posturas con más placer para ellas

A la hora de definir las posturas sexuales más placenteras para ellas, la experta parte de una base clara: un alto porcentaje de mujeres necesitan de una estimulación precisa del clítoris para alcanzar el orgasmo. Por eso, suelen ser aquellas que permiten masajear, rozar y estimular de forma directa esa parte de la anatomía femenina. Esto se puede conseguir con el roce de los cuerpos, realizando la estimulación de forma manual o con la ayuda de algún juguete erótico para mujer que permita complementar la postura.

También se pueden tener en cuenta aquellas posturas que estimulan un área que suele generar mucho placer, la famosa zona o punto G. Estas son, según explica la sexóloga de Diversual, algunas de las favoritas:

La vaquera. En esta postura la persona que penetra esta tumbada boca arriba y la mujer se sienta encima, imitando la posición que se hace al cabalgar. Lo bueno de esta postura es que deja libre las manos para poder acariciar y estimular distintas zonas erógenas. Además, la mujer puede controlar muy bien la intensidad de la penetración buscando así el ritmo que más le guste.

El misionero con pinza. Esta posición es una de las muchas variantes del clásico misionero. En ella la persona que penetra se coloca encima y la mujer está debajo, de cara. La mujer abre las piernas y las entrelaza alrededor de la cintura de la pareja. Es una postura que consigue adaptar bastante bien las diferentes profundidades de penetración y en la que es bastante sencillo ir pasando a otras.

La silla de la reina. La mujer se coloca a horcajadas sobre la boca de su pareja que está boca arriba para que esta le practique sexo oral. Es una postura que permite estimular muy bien toda la zona de la vulva y el clítoris y le confiere un papel de dominio a la mujer, y eso puede multiplicar la excitación.

El perrito. La mujer se coloca apoyada sobre sus manos y sus rodillas para adoptar una postura a cuatro patas. Quien penetra se coloca detrás, apoyándose sobre sus rodillas. Es una postura que por la inclinación con que se hace la penetración suele conseguir una estimulación muy buena del punto G.

Posturas con más placer para ellos

En el caso de ellos cabe precisar que algunas coinciden con las favoritas de ellas, como es el caso de la postura del perrito o la vaquera. Pero además suelen considerar otras también muy placenteras debido al componente visual que aportan. Estas suelen ser las más citadas, según explica la sexóloga:

La profunda . En esta postura la persona que va a ser penetrada se tumba boca arriba, levanta sus piernas y las coloca alrededor del cuello del hombre. Es una posición que permite penetraciones profundas, como bien indica su nombre. Además, permite que la otra persona use las manos para acariciarlo.

El 69. Es una posición que cuenta con una connotación erótica muy fuerte. Une en una misma postura la estimulación de los genitales de las dos personas que la están practicando. Dar y recibir sexo oral a la vez puede generar una gran excitación. Un plus añadido es que se puede aprovechar para estimular a la vez la zona del perineo y los testículos.

Flor de loto. El hombre se sienta con las piernas cruzadas mientras que la mujer se sienta sobre su pene y le rodea la cintura con sus piernas. En esta postura al quedar de cara podemos ver en todo momento las reacciones del otro, lo que suele poner a ambos a mil.

Uso de juguetes eróticos

Usar juguetes para acompañar la penetración puede ser una buena forma de innovar en las relaciones sexuales, según propone la sexóloga de Diversual. Se puede empezar con algo sencillo de usar como un anillo vibrador para el pene o una bala vibradora que provoquen esa vibración y fricción añadida.

También se puede recurrir a los juguetes sexuales para mujeres como los succionadores, que no tienen por qué limitarse al uso individual

Otra alternativa es el uso de las pinzas de pareja, unos vibradores con un diseño específico que permite que se puedan utilizar durante la penetración. Los más comunes, según apunta Navarro, son los que tienen forma de 'U' y cuentan con un brazo insertable en la vagina y otro que recae sobre la zona de la vulva.

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