Ocho reglas de oro para triunfar frente a la adversidad
El experto en liderazgo, motivación y estrategia empresarial, Rubén Turienzo, revela en su obra 'Anticrisis' cómo tomar decisiones para afrontar con éxito las etapas de incertidumbre
La técnica para seducir y convencer a través de una pantalla
![Rubén Turienzo, autor de 'Anticrisis'](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/bienestar/2024/01/18/RUBEN-TURIENZO_20240118163632-RQ33PkvOV0TaRVTORs7vswL-1200x840@abc.jpg)
Podríamos haber usado algunas de las certeras y contundentes frases que brindó Rubén Turienzo durante esta entrevista que se hizo con más pausas que prisas. Pero lo cierto es que el título de su libro es tan claro que no encontramos mejor manera de mostrar la esencia de la charla que el experto en liderazgo, estrategia empresarial y motivación mantuvo con ABC Bienestar. Eso sí, durante la conversación le pedimos que hiciera el esfuerzo de trasladar al ámbito personal algunos de los consejos que han funcionado en el mundo profesional. Por tanto, vayan por delante mis disculpas: «Rubén, he usado el título de tu libro para captar la atención de los lectores». ¿El fin justifica los medios? No. Pero quizá con ello se pueda poner el acento en algunas de las cuestiones sobre las que incide en 'Anticrisis. Las 8 reglas de oro de las empresas centenarias para triunfar ante la adversidad' (Conecta). De hecho en su manual anticrisis lo que propone es extraer los conocimientos de las organizaciones más longevas del mundo, innovar con herramientas y técnicas adaptadas a los nuevos contextos e implementar una nueva filosofía de organizaciones.
Su objetivo, por tanto, es lograr que una organización esté preparada ante cualquier adversidad económica, de liderazgo o de reputación. Y esto entonces, ¿podría aplicarse a nivel personal? «Claro, todo aquello que sirva para una organización puede también contribuir a mejorar la calidad de vida de una persona. Al fin y al cabo de lo que habla el libro es de lo que puede ayudar a que una empresa no sucumba ante la próxima crisis, ¿y no es cierto que también a nivel personal estamos expuestos a constantes crisis?», argumenta.
Las cuatro decisiones estratégicas
Pues vayamos a ello, pero antes de pasar a analizar cada una de las reglas de oro el experto en liderazgo y motivación revela cuáles son las decisiones estratégicas que las empresas más longevas del mundo utilizan como principios esenciales: priorizar la trascendencia a la inmediatez, proteger la tradición propia y no plagiar la de los otros, incorporar la tecnología de forma inteligente y huir de las modas atemporales y aceptar el cambio y transformarse con él.
El hecho de priorizar la trascendencia a la inmediatez apela al hecho de no ser cortoplacistas y para ello cita algo que se ha probado científicamente (tanto a través del famoso experimento de los niños y los marshmallow como de otro tipo de pruebas) y es el hecho de que aquellas personas que son capaces de controlar los impulsos y esperar un beneficio a medio y a largo plazo tienen una mayor resiliencia pero también una mayor capacidad de satisfacción vital.
En cuanto al respeto por las tradiciones, Turienzo hace referencia a permanecer abiertos a mejorar y a las nuevas ideas, pero siempre desde una coherencia y un respeto hacia nuestros valores personales y a nuestras rutinas. «No importa tanto qué están haciendo los demás como de todo eso que veo y aprendo cuáles son realmente las ideas o los hábitos que quiero incorporar en mi vida porque sienta que están alineados con los valores que tengo», plantea.
Por otra parte, para incorporar la tecnología de forma inteligente y huir de las modas atemporales es importante, según recomienda, que la tecnología sirva para facilitarnos la vida, mejorar y simplificar nuestros procesos, pero no como fuente de agobios, estrés, frustración o comparación. «Usar la tecnología de forma inteligente no implica convertirnos en esclavos de ella», explica.
La cuarta decisión estratégica sería aceptar el cambio y transformarse con él. Y eso implica, según plantea el experto, que el contexto cambia y que las personas que sufren la mayor cantidad de crisis personales son las que se intentan agarrar a algo que ya no existe (desde rutinas o hábitos hasta dinámicas o tipos de relaciones). Por tanto, la idea es aceptar el cambio, entender el cambio y evolucionar con el cambio, pero no de cualquier manera y a cualquier precio pues, según alerta, «también conviene poner líneas rojas para preservar nuestra esencia y autenticidad».
Las 8 reglas de oro para triunfar
Y una vez sentadas las bases, desgranamos las ocho claves anticrisis («con aval científico, rigor histórico, ejemplos útiles y directrices concretas», según precisa el autor) que ha planteado Turienzo «no sólo para que sepas qué hacer sino para que también tengas una idea clara de cómo hacerlo».
1. Abraza la templanza. «En el mundo de las organizaciones, y en la vida, la moderación y la contención emocional nos ayuda a tomar mejores decisiones», aclara. De hecho, como revela el autor de 'Anticrisis', lo cierto es que ninguna decisión tomada en picos de dolor (tristeza, enfado, ira, agobio...) lleva a buen camino y tampoco llega a buen puerto aquellas decisiones que se tomen en picos de felicidad o de euforia. La explicación está, como ya explicaron en su día los estoicos, en que este tipo de decisiones más viscerales, que no abrazan la templanza, no han sido estudiadas ni analizadas por lo que difícilmente podrán llegar a buen fin pues estarán sesgadas o condicionadas. «No hagas que tu decisión sea un rehén del momento que vives», aconseja.
2. Sé previsible. Tal vez, según comenta el experto, esta recomendación pueda parecer algo que va contra el discurso hegemónico actual en el que imperan conceptos como disrupción, innovación y cambio. Pero el sentido de esta recomendación, tal como argumenta, es que en el fondo lo que la mayoría buscamos es un refugio de tranquilidad, confianza y calma en un mundo cambiante en el que todo se transforma a gran velocidad. Ser previsible aporta seguridad y confianza pues a menudo elegimos a las personas por la experiencia emocional que sabemos que viviremos con ellas. Por tanto, ser coherente y fiel hace que los demás tengan claro qué haces y qué pueden esperar de ti. «Las etiquetas positivas que podemos construir de nosotros mismos facilita la vida a los demás y eso es un gran valor«, plantea.
3. Compite contigo mismo. Defiende el autor que cuando uno intenta competir con otros se limita a seguir sus reglas en lugar de crear un juego propio y que eso genera un estrés adicional que nos lleva a dirigirnos a los logros de otra persona en lugar de avanzar en nuestra propia dirección. De hecho, tal como asegura, lo que realmente potencia competir con uno mismo es la innata capacidad creativa que tenemos. «Lo importante no es la inspiración, ni tampoco en qué o en quién nos inspiremos, sino que se trata de saber qué cambios estamos dispuestos a hacer y a aplicar en nuestra vida para mejorar y competir con tu yo del pasado para acertarte a tu yo ideal del futuro», propone. Y para ello, según asegura, es importante evaluarnos con una cierta periodicidad.
4. Ojos de aprendiz y manos de sabio. La idea es no dar nada por hecho ni por sabido y estar abierto a nuevas opiniones, tendencias, ideas o hábitos, tengan o no tengan que ver con tu trabajo. Pero con criterio pues, como precisa Turienzo, las «manos de sabio» hacen referencia a elegir o a incorporar aquello que sea realmente bueno para nosotros o que conecte con nosotros. «No puedo hacer algo simplemente porque lo haga todo el mundo o porque esté de moda», recuerda. De lo que se trata, por tanto, es de estar siempre atento a todo lo que está pasando y m. Es importante estar siempre atento a todo lo que está pasando y mantener el radar activo, pero descartar aquello que no respete tu esencia.
5. Haz que gane tu entorno. Lo cierto es que, tal como comenta Turienzo, en realidad no estamos demasiado acostumbrados a encontrar gente que nos quiera mejorar la vida sin pedir nada a cambio, pues la nota dominante es más bien vivir en la queja o en la crítica. Por tanto el experto invita a abrazar la idea de dedicar una parte del día a ayudar a los otros, no con la intención de romantizar esta idea ni tampoco con la idea de ser «una ONG con patas» sino pensando que usando la creatividad para hacer a los demás la vida más fácil y haciendo que el entorno se beneficie de lo que haces, también uno mismo se beneficia.
6. Sé 'equipocentrista'. Las relaciones entre las personas, ya sea en el plano profesional o personal, son complejas. Y a esto hay que sumar que no siempre estamos dispuestos a dedicar tiempo de calidad o tiempo de verdad a los nuestros, saber de ellos, interesarnos por sus cosas y cuidarles. «Muchas relaciones parecen sostenerse a base de citas puntuales como Navidad, cumpleaños, aniversarios o cualquier otro evento obligado, mientras que en el resto del tiempo apenas sabemos nada de ellos. ¿De verdad es tan difícil llamar a alguien porque sí, para saber cómo está y no para pedirle algo?», argumenta Turienzo. Hay que intentar, según propone, que tu gente sepa que tiene en ti un refugio.
7. Hazlo sencillo. «La complejidad siempre es el caldo de cultivo de las crisis», explica el autor. Pero la idea no es confundir lo simple con lo sencillo, sino revisar en el día a día aquellas cosas que introducen elementos complejos (procesos, relaciones personales, ideas...), ya que simplificar la vida permite tomar decisiones más rápido y además expone menos al estrés. «Estudia dónde puedes aplicar protocolo de sencillez pues cuanto más sencillo es un hábito, más sólido es. Y con las relaciones pasa lo mismo», avisa.
8. Persigue la trascendencia o busca tu propósito. Pensar en el legado que dejarás a los tuyos y al mundo es enriquecedor, según afirma Turienzo, quien invita a preguntarnos cómo queremos ser recordados y qué huella queremos dejar en las personas de nuestro entorno. «Si todos fuéramos conscientes de cómo vamos a ser recordados, trabajaríamos un poco más en ser nuestra mejor versión», concluye.
En definitiva, como recoge Turienzo en su libro, la enseñanza esencial que transmiten tanto las decisiones estratégicas como las reglas de oro se puede resumir en una frase: las crisis no se pueden evitar, pero podemos prepararnos para ser fuertes y resistir su embestida.
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