Los fracasados no existen: la vida puede ser menos dura si se ve como un proceso
El filósofo Kieran Setiya, especializado en los campos de la ética, la epistemología y la filosofía de la mente, propone en su obra 'La vida es dura' una guía filosófica para afrontar las inevitables dificultades de la vida
Kieran Setiya, filósofo, profesor del MIT y autor de 'La vida es dura'.
Desde Aristóteles hasta las nuevas lecturas del estoicismo , los filósofos han formulado teorías en torno a la «buena vida» y, aunque las interpretaciones varían, todas parecen mantener una certeza: que debemos esforzarnos por lograr lo mejor en la vida. Sin embargo, el filósofo ... Kieran Setiya ve las cosas de un modo distinto pues para él una gran parte de las teorías filosóficas pasan por alto las formas en que la vida es inherentemente difícil. Por eso lo que propone es prestar atención a la adversidad porque solo así podremos comenzar a explorar cómo vivir.
Noticias relacionadas
«Amigos, la vida es dura y tenemos que decirlo. Es más dura para unos que para otros. En todas las vidas ha de caer la lluvia, pero mientras que los afortunados se secan junto al fuego, otros quedan empapados por las tormentas y las inundaciones, tanto en sentido literal como figurado. Vivimos después de una pandemia global y un desempleo masivo, sumidos en la creciente catástrofe del cambio climático y el resurgimiento del fascismo. Estas calamidades perjudicarán desproporcionadamente a los pobres, los vulnerables y los oprimidos...». Así arranca Kieran Setiya la introducción de su obra 'La vida es dura' (Paidós) en la que revela cómo la filosofía puede ayudar a aliviar el peso del sufrimiento humano y a vivir una vida en la que seamos capaces de afrontar el peso de la adversidad.
Portada de la obra 'La vida es dura'.
El autor hace en su obra un recorrido por las herramientas que ofrece filosofía para abordar la enfermedad , la soledad , el duelo , el fracaso , la injusticia , la absurdidad y la esperanza ; aunque en esta ocasión aprovechamos nuestro encuentro con él para hablar del fracaso, la funesta y manida palabra que tanto se usa en la sociedad de los vencedores y los vencidos.
En su obra explica que ninguna vida puede reducirse a un evento, a una meta o una ambición. Sin embargo, algunas personas se quedan ancladas en esos momentos en los que creyeron que fracasaron. ¿Por qué sucede esto?
Creo que hay presión social que nos lleva a definirnos en torno a a una narrativa única. La idea de que debemos idealizar a las personas según sus grandes logros hace que a veces sintamos esa presión por idolatrar a gente en función de su estatus social, su riqueza... etc. Y en cierto modo aplicamos eso a nuestra vida y buscamos narrativas que nos hagan resaltar o destacar frente a los demás . Eso viene del modo en que está organizada la sociedad y de cómo nos vemos. Pero no deberíamos hacer eso. De hecho, es muy peligroso definirnos en función de nuestros logros o fracasos porque supone ignorar la gran riqueza de la vida y nuestras conexiones y relaciones con los demás que, por cierto, no tienen que ver ni con el logro ni con el fracaso.
¿En qué medida influye lo que otras personas nos dicen sobre lo que somos y hacemos en nuestra sensación de fracaso en la vida?
Ejerce una gran influencia. En el libro cuento una historia sobre la palabra «fracaso» y sobre cómo se empezó a aplicar, al menos en el mundo anglosajón, para definir a las personas. Surge en el siglo XIX en Estados Unidos por la llegada del capitalismo industrial y por el hecho de que las vidan comiencen a poder juzgarse por una medida, que no es la consecución de un proyecto, sino una medida económica o de riqueza. Creo que ese trasfondo histórico ha dejado un legado. La sociedad a menudo nos juzga como fracasos o como éxitos en función del dinero que ganemos. Y eso es lo que tenemos que combatir a nivel personal, rechazando esa narrativa única sobre nuestra vida, pero también habrá que combatirlo socialmente para cambiar cómo se nos evalúa.
También sería interesante saber cómo nos influye lo que nos contamos a nosotros mismos sobre lo que somos...
Sí, creo que nos queda un gran trabajo por hacer para describir correctamente nuestra situación y que eso nos puede ayudar a lidiar con las dificultades de la vida. A veces pienso que la filosofía es como una terapia cognitiva del comportamiento que nos dice que hay errores que cometemos en la forma de entender nuestras vidas. Pero además nos revela que, si corregimos esos errores cognitivos, podemos cambiar cómo nos sentimos en la vida.
En el caso concreto del fracaso podemos hacer un cambio que consiste en pensar en la vida como proceso , en lugar de pensar en la vida como proyecto cuyo objetivo es ser finalizado en el futuro. ¿Por qué? Porque en un proceso no hay nada que se haya completado o que haya que completar y por tanto no podemos sentir que hayamos fracasado o que no hayamos conseguido nada. Hacer lo contrario es muy negativo. Un ejemplo es que esta entrevista tiene un principio y un final y su objetivo es transmitir lo que ha contado el entrevistado, pero después de ella el trabajo del periodista sigue, pues tendrá que hablar con más gente, escribir, descubrir cosas, investigar y eso no acaba nunca porque es un proceso... Es importante, por tanto, pensar en el proceso y no en el logro o en la vida como proyecto que se va tachando a medida que se completa. Creo que pensar así nos puede liberar de la amenaza del fracaso y puede llevarnos a sentir que nuestra vida es más plena.
¿Diría que cuando contamos la historia de nuestra vida es más habitual hacer referencia a los fracasos que a los logros?
No sé qué dicen las ciencias sociales sobre si nos centramos más en hablar de nuestros fracasos o nuestros logros. Supongo que es una cuestión de temperamento, pues habrá gente que vea el vaso medio lleno y otros que lo vean medio vacío. Pero tengo la sensación de que ese marco que hemos comentado, eso de pensar en términos de éxito o de fracaso, es algo que deberíamos evitar porque es una lente que distorsiona nuestra vida. La vida no va de ganar o perder . La mayor parte de las cosas que nos suceden no van en ese sentido. De hecho, las relaciones personales o el amor pueden salir bien o mal pero no hay una victoria o un fracaso en torno a lo que sucede entre esas personas. Debemos resistirnos a la tentación de vernos como un fracaso o como un logro.
¿Cómo se relacionan los conceptos de culpa y de fracaso?
Podemos pensar en el fracaso como algo muy amplio y externo. Pero creo que la culpa se centra en las respuestas emocionales negativas. Tendemos a sentirnos culpables cuando no conseguimos cumplir nuestras obligaciones para con los demás y creo que eso aporta una lección. Si queremos vivir una buena vida, tenemos que pensar en nuestras obligaciones para con los demás, tenemos que reconocer nuestras responsabilidades. Y creo que ahí es donde entra en juego la culpa.
«Pensar en términos de éxito o de fracaso, es algo que deberíamos evitar porque es una lente que distorsiona nuestra vida»
Ha hecho referencia a un recurso útil para que nuestras vidas sean menos vulnerables al destino y es distinguir entre las actividades que apuntan a un estado final y aquellas que no se definen como un estado terminado... ¿Cómo se consigue dar valor al proceso en lugar de dárselo al proyecto?
Al igual que sucede con otros aspectos del enfoque cognitivo hacia la vida, hay cuestiones en las que tenemos que hacer cambios. A veces es suficiente con empezar ese cambio, pero para centrarse en el proceso no basta con que queramos hacerlo. Existen prácticas como el mindfulness , por ejemplo, que a mí me han resultado útiles para empezar a centrarme en el presente , en lo que sucede en mi cuerpo y con mis sentidos y en desapegarme de pensamientos sobre el futuro, sobre el fracaso, sobre el éxito... Se trata de intentar aplicar esa presencia en el aquí y el ahora en mi día a día. Y justamente eso es algo que puede ayudar a que esta idea filosófica (atender al proceso) sea más concreta.
Por otro lado, esta presión de verse como éxito o fracaso es algo a lo que nos podemos resistir de diferentes maneras. Una de ellas es cambiar la sociedad para que esta nos brinde otra forma de valorar a las personas. Pero lo cierto es que cambiar cómo nos entiende, nos ve y nos valora la sociedad es más una cuestión política y social (e incluso de activismo) que una cuestión individual.
De hecho vivimos en una sociedad en la que se idolatra el éxito, ¿Qué es para usted el éxito?
En el sentido más amplio de la palabra diría que el éxito es nada más y nada menos que completar un proyecto o llegar a una meta. No sé, cosas como conseguir un trabajo, casarse, que te asciendan en el trabajo... Y eso, o sucede, o no sucede o no sucede de la forma en la que pensábamos que iba a suceder. Pero cuando las cosas se complican es cuando empezamos a pensar en la gente como fracasos o como éxitos. Pero es una idea a la que nos deberíamos resistir pues corremos el riesgo de terminar con visiones que se basen en el estatus social o en la riqueza . Evaluar una vida entera como si fuera un fracaso o un éxito no arroja luz alguna sobre la vida humana. Debemos por tanto centrarnos en los logros y en los fracasos en relación a los pequeños proyectos que emprendamos de modo que podamso valorar si los hemos completado o terminado. Pero también debemos tener en cuenta que, si completamos un proyecto que no nos aporta nada ni nos hace vivir mejor, tal vez sea un éxito por haberse completado pero no aporta una vida mejor. Los éxitos que deberíamos acoger con mejor grado son los que tengan un carácer más social, pero siempre pensando en el proceso. Se consiga o no, lo importante es encontrar valor en el propio proceso.
Hablar del fracasado o fracasada es algo que se hace a menudo en el día a día, en las películas, en las series, en la cultura en general... ¿Qué es para usted un fracasado?
El fracasado no es un concepto que exista. Ha sido un error trasladar a las personas las ideas del éxito o del fracaso. Hay otras palabras como 'looser', 'pringado', 'crack', 'ganador'... Pero este lenguaje hace parecer que lo que nos define es que hayamos conseguido o no un único proyecto. Pero la vida no funciona así, hay pequeños fracasos y pequeños éxitos en nuestro día a día. Este enfoque es dañino para las personas. Desde el punto de vista histórico podemos ver que no es necesario que el ser humano aplique estos términos y que se pueden evitar pues en realidad es un fenómeno relativamente reciente. De hecho creo que podríamos vivir perfectamente en una sociedad en la que no se empleasen esos conceptos.
Creo que hay una dificultad en vivir en esta sociedad y es que el lenguaje está por todos lados. El concepto de gamificación de la vida es el que nos impone este lenguaje del éxito o del fracaso. Un ejemplo para entender que esto no tiene sentido sería hablar de la amistad. Tal vez una amistad pueda ir bien, mejor, peor o mal pero no se puede ganar o perder en la amistad. Pero la gente usa estos conceptos como si realmente se pudiera ganar o perder en el juego de la amistad o incluso se valora según el número de amigos o de seguidores que se tengan en Instagram. Deberíamos pensar en que las relaciones vayan lo mejor posible pero sin que haya una especie de victoria que se base en la competitividad.
He querido centrar esta entrevista en el fracaso, pero sí que me gustaría tener un apunte general para entender por qué, tal como reza el título de su obra, la vida es dura...
La dureza de la vida tiene mucho que ver con el aspecto de la vida humana que no va a cambiar como la enfermedad, el dolor, la pérdida... La medicina puede limitar estas cuestiones pero al final sucederán pues vamos a enfermar, vamos a envejecer y vamos a morir y tenemos que lidiar con ello. Algunos de estos temas son atemporales pero otros nos vienen impuestos por la sociedad y podemos cambiar la sociedad en la que vivimos para que en el futuro no existan esos conceptos. Un ejemplo es el éxito y el fracaso, que son estándares que nos autoimponemos y que no necesitamos realmente. Podríamos resistirnos a ellos si la sociedad cambiase. Y lo mismo sucede con la injusticia pues también planteo en el libro la confianza en que sea algo contra lo que pueda luchar el ser humano para cambiarlo.
El título viene por tanto de reflexionar sobre el futuro, sobre el cambio climático, sobre la supervivencia de la democracia... Son cuestiones actuales y que tenemos muy presentes. De hecho en el libro empiezo hablando del dolor crónico, de la pérdida, del duelo, del fracaso... pero también hablo de esas otras cuestiones de carácer social, de carácter filosófico que creo que sí que pueden formar parte de la pregunta de cómo podemos vivir mejor y cómo podemos abordar cuestiones que, a día de hoy, nos dan especial miedo.
Quién es Kieran Setiya
Profesor de filosofía en el Massachusetts Institute of Technology (MIT) , está especializado en los campos de la ética, la epistemología y la filosofía de la mente. Sus obras han aparecido en 'Los Ángeles Review of Books', el 'Times Literary Supplement', la 'London Review of Books' y 'The New York Times'. Se dio a concoer con su obra 'En la mitad de la vida (2019), traducida a una docena de idiomas.