De 'influencer' a 'referencer'

Del personaje público a la persona real

Cuando uno vive en coherencia con su verdadero ser se siente mejor e irradia una luz más luminosa

Uno de los grandes peligros de las redes sociales es que nos desconecten de nuestra verdadera esencia. Este es parta del precio que hay que pagar, especialmente, cuando se tiene una exposición pública notoria: que el personaje que uno crea como escudo ... para salir al cuadrilátero virtual acabe ensombreciendo a la persona que hay detrás de ese disfraz.

Cuando esto ocurre uno se siente perdido porque ya no se reconoce a sí mismo. Un ejemplo es Lady Gaga. Detrás de su máscara, un auténtico ídolo de masas, está Stefani Germanotta, una mujer sensible y talentosa que admitió ante el mundo que, en ocasiones se siente «insegura, sola y fea» y que a veces que «no practica lo que predica». Reconocerlo fue un acto de valentía y humildad, al igual que el agradecimiento que expresó a su director y compañero de reparto, Bradley Cooper, en uno de los emotivos discursos que ofreció con motivo del lanzamiento de su ya famosa película 'Ha nacido una estrella'. Él aceptó a la verdadera Stefani, con sus virtudes y con sus defectos, lo que para ella fue una enorme inyección de autoestima.

Y es que, cuando uno vive en coherencia con su verdadero ser, se siente mejor e irradia una luz más luminosa. Una de las definiciones del concepto de la belleza que más me gustan la dio el doctor Javier Rubio Hípola en una de sus fantásticas clases en el Máster de Humanidades de la Universidad Francisco de Vitoria que cursé, donde dijo que es «el resplandor de la verdad y del bien».

«Aceptar nuestra vulnerabilidad nos ayuda a lidiar con ella»

María de León Castillejo

La falta de amor propio es una de las causas que puede derivar en un problema psicológico, pero es aceptando que la vulnerabilidad forma parte de nuestra naturaleza como mejor podemos lidiar con ella. Es más, nuestras debilidades son las que nos ayudan a conectar mejor con los demás. Las imágenes de catálogo no impactan tanto como los 'posts' en los que nos mostramos naturales, con celulitis o compartiendo un momento duro.

Esto es algo que no llevo a la práctica con mi hipoacusia, que me obliga a usar audífonos de por vida. No tengo complejos en contarlo por si, con ello, puedo ayudar a romper tabúes. Las redes sociales pueden potenciar los efectos de la falta de confianza en uno mismo si la mirada no está bien educada, porque te lleva a compararte continuamente con los demás y a poner el foco en lo que te falta, más que en lo que ya tienes.

La mirada sana y madura es la que ve en otros una fuente de inspiración o de admiración en lugar de una figura a la que copiar o envidiar. «Conócete a ti mismo» es el gran principio de la sabiduría inscrito en el 'Oráculo de Delfos' y en el que Sócrates hizo énfasis. Aún con nuestro misterio, si hay algo claro es que somos más que la imagen que proyectamos, que es lo que se suele valorar más en las redes. Ni el número de seguidores, los 'likes' o los comentarios determinan el valor de la persona, sino nuestra dignidad. Somos una unión de dimensiones (física, mental, emocional y espiritual) a la vez que seres contradictorios por la mezcla de grandeza y miseria.

Reconocer a la persona que hay tras el personaje, ponernos en valor como seres únicos e irrepetibles, aceptarnos como somos, vivir en coherencia con ello y luchar por mejorar es fundamental para el equilibrio emocional, porque si hay algo claro es que no se puede llegar a amar lo que no se conoce.

Otros artículos de María de León en ABC:

- Por unas redes sociales con valores.

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