María de León, de influencer a referencer: «Hay que asumir la responsabilidad de llegar a tanta gente»
entrevista exclusiva
La sevillana pasó de trabajar en moda y viajes a formarse como coach, en yoga y en humanismo y a dedicar su vida y su fama en redes sociales a la educación en valores
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![María de León](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/bienestar/2024/05/20/1481167842-RjwtWrieZAqPRTYRUdEl8WL-1200x840@diario_abc.jpg)
María de León propone la revolución que ella encarna: pasar de ser 'influencer' a convertirse en una 'referencer'. Alarmada por los problemas de salud mental y adicción que están generando las redes sociales, y por la exacerbación de la apariencia física y los bienes materiales junto con la exhibición de la vida privada que se da en estas plataformas, la experta en comunicación sevillana ha dedicado los últimos años a formarse en humanismo, yoga y coaching, dejando atrás los años dedicada a la moda, cuando además de marcar tendencia ella misma con sus looks fue directora de comunicación de firmas como Pedro del Hierro y trabajó en la agencia Réplica.
«Me he reinventado muchas veces por por las circunstancias y también por necesidad personal", revela, aunque asegura que ningún camino le ha hecho sentir tan plena -prefiere no usar la palabra feliz- como este, dedicado a la educación en valores, que lleva adelante desde la pandemia. "Yo soy muy apasionada con lo que hago, porque creo mucho en ello, especialmente desde que todo está más alineado con quien realmente soy", añade.
Tu evolución no ha sido la natural de una periodista o de una influencer.
Me da pena que la exposición o imagen pública ensombrezca la esencia de la persona, todas las cosas que ha podido desarrollar más allá de de su apariencia y de su imagen. Yo tengo una trayectoria en comunicación de más de veinte años y por haber usado redes sociales la etiqueta que se me ha quedado es la de 'influencer', que por desgracia a día de hoy muy mal valorada. Se ha relacionado esto con personas que parece que viven de exponer públicamente la vida privada, y hay mucho más allá. Cuando empecé a trabajar en moda tenía claro que no me quería quedar ahí. Sentía un anhelo interior por profundizar y no quedarme en ser un escaparate, porque no me hacía sentir plena. El mundo de la moda es admirado por todos y yo viví cosas maravillosas en él, pero hay veces que corremos el peligro de quedarnos solo en la apariencia. Yo no estaba del todo satisfecha y quise ir más allá. En 2012 toqué fondo por temas personales bastante potentes que me pasaron todos a la vez y eso me ayudó a seguir explorando todo aquello que me pudiera ayudar a vivir más conectada con mi centro.
¿Cómo fue esa crisis, cómo la viviste?
Perdí el sentido de mi vida. Tenía unos planes en mi mente que ya no eran posibles. Por eso es tan importante la meditación, tienes que saber soltar todas esas ideas preconcebidas que tenemos, las expectativas, para poder vivir más felices, más plenos. La felicidad para mí es un concepto un poquito más superficial y efímero, por lo que prefiero hablar de la plenitud, del concepto de la eudaimonía, que es la felicidad que uno siente cuando es su mejor versión.
¿Cómo es esto?
La felicidad te la pueden dar momentos placenteros, que son fantásticos, pero también efímeros. Yo entiendo la felicidad más desde el concepto de esa plenitud duradera que es la que la que sientes cuando estás haciendo lo que estás llamado a hacer, lo que va alineado con tu propósito y te hace ser mejor persona cada día. Esto es para mí el éxito. Muchas veces lo relacionamos con la productividad, el materialismo, el beneficio económico, pero para mí el éxito está más enfocado a que la persona viva alineada con lo que es.
¿Todos tenemos un propósito?
Todos hemos nacido con una misión y la vida consiste en descubrirla. Por eso es muy importante tener consciencia de que cada uno es único y diferente, y tiene algo especial que aportar al mundo, pero a la vez tenemos algo que nos conecta y nos hace uno, y es que somos personas. Esto es muy importante en redes sociales, porque se suele poner más en valor al que tiene un millón de seguidores respecto del que tiene diez, cuando ambos tienen en común esa dignidad humana y así deben ser tratados.
Esta transformación que has hecho de ser un influencer al uso a alguien que vive y comunica de acuerdo a su propósito no te ha llevado sin embargo a abandonar las redes sociales.
Tuve un momento en el que quise abandonarlas, porque no le veía sentido a ser escaparate. Mi búsqueda de aportar algo más, mi viaje interior, me llevó a abrir la puerta de la formación, de las humanidades, del yoga y del coaching. No me gusta definirme como yogui o coach, pero son formaciones que he hecho y que me han ayudado a descubrirme, a identificar mi propósito y a saber cómo quería llevarlo a cabo.
¿Cómo?
A través de aplicar todo mi conocimiento humanista a mi labor. Hice el posgrado de Humanidades de la Universidad Francisco de Vitoria, que son palabras mayores, porque tuve que trabajar muy duro. Recopilé así una serie de enseñanzas y conocimientos que quería aplicar en el entorno digital, porque consideraba que esto podría ser una gran vacuna para evitar todos los problemas que se estaban derivando por un uso inadecuado de las redes, como los problemas de salud mental.
¿De qué manera se puede estar en ellas sin que te afecte negativamente?
Si uno fundamenta su actividad en algo más profundo, más trascendental, esto te hace sentir bien y en equilibrio.
Pero las cuentas más populares no son estas, sino las que muestran cosas divertidas y curiosas, o todo bonito y alegre. ¿No perdiste seguidores al cambiar tu perfil?
Ahora mismo tengo 128 mil personas en instagram. La mirada humanista te ayuda a ver que no son números de los que yo puedo obtener un beneficio y alimentar mi ego, sino una responsabilidad. Son personas que siguen tus pasos y con las que tienes que ejercer una responsabilidad de compartir contenidos que de verdad les ayuden a crecer. Cada uno desde su talento, que eso es lo que yo defiendo, que cada uno primero descubra quién es, qué es lo que le genera pasión y qué es lo que se le da bien, se forme en eso y luego use las redes para desplegar ese talento y ayudar a otros.
Ese es, entonces, tu referencer.
Eso es para mí lo que hace un auténtico influencer con conciencia, un referencer. No es el que está preocupado de vender algo, ni de exponer su vida privada porque sí (aunque sí digo que crear contenidos es una tarea ardua), sino de que con lo que hace genere un impacto positivo en las demás.
Estás centrada en esta transición, de influencer a referencer.
Lo que promuevo es que haya un cambio de mentalidad para evolucionar así. Para ello hay que formarse en algo específico y ser generoso para compartirlo con los demás. Pero, además, hay que enfocar tu actividad hacia los grandes valores: la verdad, la bondad, la belleza.
¿Qué provoca este referencer en su audiencia? ¿Cómo detectar que seguimos a uno que lo es?
Genera un impacto positivo en los demás, deja una buena huella, porque no está centrado en el exhibicionismo ni en mostrarse siempre guapo e ideal, sino en analizar qué comparte y qué efecto produce eso en los demás, con conciencia de la responsabilidad que conlleva llegar a tanta gente.
![Imagen - «Cuando uno hace un trabajo de autoconocimiento y sabe cuáles son sus talentos, aprende a relativizar lo que ve en redes sociales»](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/bienestar/2024/05/20/mariadeleon2-U67801022838bWV-170x170@diario_abc.jpg)
«Cuando uno hace un trabajo de autoconocimiento y sabe cuáles son sus talentos, aprende a relativizar lo que ve en redes sociales»
María de León
Comunicadora
Para quienes tras dedicar un rato a instagram o tiktok sienten angustia, ansiedad, desazón, ¿qué les dirías?
Lo primero que diría es que si tienes un problema gordo de ansiedad, de sentir vacío existencial, de pérdida de sentido, y ves que estás en un momento muy bajo de tu vida, debes pedir ayuda profesional sin dudarlo. Pero yo defiendo la educación humanista como vacuna, porque cuando uno hace un trabajo de autoconocimiento, de saber quién es, cuáles son sus talentos, que es único e irrepetible y el otro que veo en redes sociales también lo es y tiene sus circunstancias, esto te ayuda a ordenar interiormente las cosas más esenciales. Esto te sirve para relativizar lo que ves en redes sociales y a darle la importancia que se merece. A sentir admiración y no envidia, por ejemplo. Dejas de darle tanta importancia a lo material y más al ser. La educación humanista te lleva a cambiar la mirada y a estar más en equilibrio con uno mismo y con los demás, y darte cuenta de que somos una comunidad.
Hablando de comunidad, ¿encuentras muchas críticas y 'haters' en tus redes al compartir estos mensajes?
'Haters' hay en todos lados, la clave está en la importancia que le damos. Lo que cuenta es cuando una persona es auténtica, es natural, se muestra como es. Todos tenemos nuestras luces y sombras, que muestres la parte bonita no significa que no sea auténtico, sino que eliges enseñar una parcela de tu realidad y de tu vida. No todos deben mostrar su intimidad, eso es un valor y una decisión. Si uno está seguro de lo que es y de su propósito y viene un 'hater' y te ataca sin fundamento, lo relativizas y no te afecta. Esta manera de ver las cosas te permite, por otra parte, acoger las críticas constructivas para mejorar. En la vida nos vamos a encontrar siempre obstáculos, personas a las que no les vamos a gustar, así que la base es sentirse bien con uno mismo. Además, quien se siente bien es más fácil que haga el bien. Mi formación me ha ayudado a centrarme imagen en todo aquello que nos une y no en lo que nos divide, en no ver al otro como un enemigo, sino como alguien complementario.
Estamos en un momento de extrema crispación social y política, de enfrentamientos, de bandos. ¿Cómo mantener este tono?
Así es, estamos en una sociedad polarizada. Pasa con las ideologías y también por ejemplo con cuestiones como el feminismo extremo. Para mí, hombres y mujeres no somos antagónicos, sino complementarios. No se trata de una lucha por establecer quién es mejor o peor, sino de fomentar la igualdad respetando a cada uno como es y con sus capacidades. Estamos en continua violencia a través del enfrentamiento, en lugar de vivir de manera más integral.
Muy personal
¿Cuál es entonces tu misión específica?
La educativa. Me defino como una profesional del mundo de la comunicación experta en temas de humanismo digital.
¿Cómo se traduce eso en tu día a día?
He creado con la Francisco de Vitoria, y soy codirectora, un programa de marca personal, liderazgo e influencia digital para fomentar, justamente, el uso profesional, humanista, saludable y ético, de las redes sociales. Además tengo un proyecto educativo llamado Referencers para fomentar esa transformación del influencer con el apoyo de la Fundación Mapfre.
Más los viajes.
Tras la moda me dediqué durante años a los viajes. Con la pandemia eso se paró y ahora he retomado pero también alineado, por lo que mis viajes están enfocados en el bienestar. No son retiros, sino viajes contemplativos en grupo que ayudan a conectar con el destino de manera profunda y en todas sus dimensiones, naturaleza, gastronomía, artesanía, cultura, salud.
¿Cuál es tu lema?
Haz lo que haces de la mejor manera que puedas. Eso para mí es el éxito, tratar cada día de cumplir con tu deber de la mejor manera posible y hacer felices a los demás. Es mi mejor índice de productividad, meterme en la cama por la noche y decir a cuántas personas he ayudado hoy.
Haces muchas cosas distintas, te cuidas mucho y además eres autónoma. ¿Cómo te organizas?
Es muy difícil la vida del autónomo. Primero, porque tienes que ser más creativo que nunca. Admiro de todas formas a quien tiene un puesto de trabajo desde hace tiempo, yo no podría por mi espíritu aventurero. Sin un trabajo fijo tengo menos seguridad, pero también más libertad para hacer un montón de cosas que de otra forma no hubiera podido. Me organizo priorizando. Además no tengo hijos, con lo cual tengo más tiempo que otros en este sentido, y nací el día de los trabajadores, por lo que soy un poco incansable, algo que va en mi contra, pues debo cuidarme para no convertirme en una 'workaholic'. Me apasiona lo que hago y eso es a veces un arma de doble filo, porque no paro.
¿Qué representa para ti tu Sevilla natal?
Mis raíces. Para mí es muy importante mi ciudad y mi familia, forman parte de mi esencia. Aunque me fui joven para buscar mi propio camino, siempre vuelvo a casa.
Para pasar de valorar a alguien por su imagen y seguidores a por su labor y mensaje, también deben comprometerse con ello las empresas y marcas.
Esto es muy importante. Para fomentar ese cambio necesitamos que instituciones y marcas apuesten por elegir como altavoces de sus proyectos a personas que tengan este perfil. Si se sigue apoyando a quienes tienen mucha influencia pero no la gestionan de una manera responsable, que trascienda el beneficio a uno mismo y que genere un impacto positivo en los demás, nos vamos a quedar en lo mismo.
¿Tú no sientes presión en redes por la apariencia física o por la edad?
Yo siempre he sido muy esteta. Pero es importante que la estética vaya unida a la ética. Siempre voy a defender que debemos vernos bien y sentirnos bien, aunque sin esa obsesión que hay ahora por la perfección, pero de qué sirve una persona bella que luego no actúa bien, fíjate que podía parecerte guapísima y te acaba pareciendo fea por cómo actúa. La vida virtuosa nos hace profundamente bellos. La actitud es lo que marca la diferencia.
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