La ola de frío que llegó a helar la espuma del mar
Las temperaturas mínimas de febrekro de 1956 fueron las más bajas registradas por la Aemet, con -32ºC en Estany-Gento, en la provincia de Lérida
![Una fuente helada en el Paseo del Prado de Madrid](https://s3.abcstatics.com/media/archivo/2021/01/11/4770843-kqwB--620x349@abc.jpg)
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«La ola de frío de febrero de 1956 afectó a la totalidad de la Península, pero en la región nororiental se la recordará siempre como uno de los acontecimientos más extraordinarios de su historia: se vio cómo algunas variedades de árboles morían, las conducciones de agua estallaban y en la Costa Brava la espuma del mar llegaba a helarse, dando lugar a que el litoral adquiriese formas fantásticas nunca vistas en el Mediterráneo», explicaba Inocencio Font Tullot en ABC en enero de 1979. Han pasado más de cuarenta años desde que el prestigioso meteorólogo escribiera esas líneas, pero ninguna otra ola de frío ha logrado superar hasta el momento las increíbles cifras de 1956. Según la Agencia Estatal de Meteorología
, aquella fue «la más intensa de las registradas en España en el siglo XX y hasta hoy».
En Estany-Gento, en la provincia de Lérida, se registraron el 2 de febrero de aquel año los -32ºC, la temperatura más baja de las contabilizadas en el Banco Nacional de Datos Climatológicos de la Aemet.
![Unos niños juegan con la nieve frente a la Sagrada Familia en Barcelona](https://s2.abcstatics.com/media/archivo/2021/01/11/10828608-U303416188655S8G-U401799685224HCD-510x689@abc.jpg)
Al día siguiente, en Candanchú se registraron -24,3ºC y el 11 de febrero se alcanzaron los -21,4ºC en La Molina (Gerona) y los -18,6ºC en el puerto de Navacerrada. En ciudades como Vitoria, Pamplona, Albacete, Soria, Ávila, San Sebastián, Valladolid, Sefovia, Madrid, Gerona, León, Salamanca, Barcelona o Burgos los termómetros se desplomaron en aquella quincena por debajo de los -10ºC.
«España sufre los efectos de un riguroso y excepcional invierno», informaba ABC el 12 de febrero, dando cuenta de los numerosos pueblos que estaban incomunicados y los puertos cerrados en todo el norte y de las heladas y nevadas en el centro y en Levante. La persistencia de la ola de frío aumentaba cada día las víctimas y los daños por heladas en las cosechas.
![Trabajadores de los servicios municipales de Madrid recogen la nieve caída en la Gran Vía en enero de 1956](https://s2.abcstatics.com/media/archivo/2021/01/11/5045339-U303416188655S8G-U401799685224AAG-510x539@abc.jpg)
El periódico publicó en aquellos días imágenes con braseros callejeros improvisados en Barcelona, fuentes heladas en Madrid o quitanieves abriéndose camino en los puertos.
«El rigor climatológico ha arrojado de las cumbres a tres ejemplares de "capra hispánica", que fueron vistos en una finca situada a un kilómetro del pueblo de Alfara, en Tortosa», reseñaba como curiosidad ABC el 11 de febrero. Y el día 15 publicaba en su portada una acacia de la calle Toledo de Madrid que, tras ser bañada con el agua que saltó de una cañería rota, se congeló convirtiéndose en una gigantesca araña de cristal.
![](https://s3.abcstatics.com/media/archivo/2021/01/11/abc-madrid-19560205-51-kqwB-U4017996852244YB-220x300@abc.jpg)
Font Tullot explicaba que estas olas de frío intensas y de mayor duración correspondían a invasiones de aire polar continental y eran también las más perjudiciales para una gran parte de la Península.
En 1914 se registró una en el mes de enero que dejó temperaturas mínimas de -8.1ºC. El viento sopló durante días, y las temperaturas se mantuvieron muy bajas durante todo el mes. Se helaron las fuentes y estanques de Madrid, incluido el del Retiro. El temporal afectó a toda España, con heladas en el Pisuerga o el Duero y con fuertes nevadas en amplias zonas del Cantábrico. En Reinosa una tormenta de nieve duró más de tres días, con temperaturas que no subieron de -2º.
ABC publicaba ya su sección del Tiempo, «Mar y tierra. El termómetro», que tenía sus propias fuentes. El 4 de enero comentaba el que sería el día más frío de aquel glacial enero: « La temperatura mínima registrada fue la de 12 grados y tres décimas bajo cero al amanecer, en un termómetro colocado junto al suelo; a la misma hora, y en otro termómetro colocado a metro y medio de altura, la columna de mercurio descendió a 10 grados y una décima bajo cero. A las nueve de la mañana los termómetros marcaban cinco grados y dos décimas bajo cero». En el último caso no sabemos la altura en la que estaba el termómetro.
![Madrid, enero de 1914. Los leones de la fuente de la Cibeles cubiertos por el hielo producido por las fuertes heladas que azotaron buena parte de España. Detrás se observa el Palacio de Correos y Telecomunicaciones en construcción](https://s3.abcstatics.com/media/archivo/2021/01/11/6423900-kqwB-U401799685224glB-510x449@abc.jpg)
La sección informaba de otros sucesos relacionados con la ola de frío. El primero, un telegrama recibido por la Sociedad de comisionistas y viajantes de Madrid, en el que se daba cuenta del calvario padecido por cientos de viajeros detenidos en Mataporquera. Representantes de la Sociedad se dirigieron, apenas recibida la comunicación, al Ministerio de la Gobernación, «pero como eran las dos de la madrugada, el ministro y el subsecretario se habían retirado», aunque les dejaron aviso del suceso.
La noticia más triste informaba de una mujer de unos treinta años que fue encontrada en la calle de la Flor por una pareja de policías, que aunque fue trasladada a la Casa de Socorro, falleció. Literalmente, la nota terminaba: «Poco después fallecía, víctima del frío y del hambre». Sin más, sin nombre, sin rostro.