Es probable que los problemas de fertilidad residan en Paca y Tola. Las hembras, veinteañeras ya, podrían ser demasiado mayores para poder ser mamás por primera vez.

Furaco ya ha sido padre de otros oseznos en Cabárceno
A Furaco «no le pasa nada», es un oso adulto y fértil que ya «ha dado la talla»: ha sido padre de otros oseznos en Cabárceno, asegura Miguel Celada, veterinario del Parque Natural cántabro. Así pues, es probable que los trastornos de fertilidad residan en Paca y Tola. A partir de los 25 años las osas experimentan serias dificultades para quedarse en estado. Y Paca y Tola rondan los veintitantos: «Quizás sean demasiado mayores para ser "primíparas" (mamás primerizas)», sugiere el veterinario. Aunque esta estimación varía «según el individuo y su estado general».
Furaco comparte cercado con Paca y Tola durante la época de cría (finales de abril-principios de julio) por tercer año consecutivo. Hasta en diecinueve ocasiones intimaron Furaco y Tola la pasada primavera por vez primera. Aunque sin éxito. Las esperanzas que los cuidadores depositaron en la hibernación de Tola, que se refugió en el Monte Fernachín, no se concretaron seis meses después.
Osos pardos puros
Paca y Tola son los únicos ejemplares de osos pardos cantábricos genéticamente puros que se encuentran en cautividad en la Península Ibérica. Por eso, Furaco fue escogido con mimo por la Fundación Oso de Asturias para llevar a buen puerto el proyecto de reproducción de las hermanas.
Paca y Tola quedaron huérfanas hace 18 años, cuando un furtivo mató a su madre. Con tan solo 5 meses de edad fueron entregadas al Fapas (Fondo Asturiano para la Protección de los Animales Salvajes). Desde entonces, su azaroso periplo les ha llevado a vivir en distintas instalaciones en Cataluña y en El Hosquillo (Cuenca). Doce años después de llegar a su actual residencia en Santo Adriano (Asturias, 1996), Furaco, procedente de Cabárceno, llamó a la puerta de su cercado.
Oso pasajero
Cabárceno cuenta con otro oso más. La Guardia Civil de Zaragoza localizó hace unos días a un cachorro de unos seis meses en el interior de un coche. Ahora, vivirá en el espacio natural junto a los otros 70 ejemplares con que cuenta el parque cántabro.