Instalan microchip en abejas para medir su índice de mortandad

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El estudio, que se realiza en Salamanca, también efectuará pruebas de estrés a las abejas y analizará los efectos que un devastador ácaro produce en las colmenas

Día 12/09/2011 - 13.01h
Instalan microchip en abejas para medir su índice de mortandad

La provincia de Salamanca acoge un proyecto pionero en España que pretende estudiar su alto índice de mortandad, un fenómeno denominado «desabejamiento».

Las abejas seleccionadas -dentro de una población representativa- llevan un microchip en la parte del tórax que proporcionará datos a diario.

La investigación se va a canalizar a través de la Asociación de Apicultores de Salamanca, que cuenta con la colaboración de unos laboratorios de Granada, según ha informado su presidente, Castor Fernández.

El microchip es rectangular, mide 2 milímetros de largo y 1,5 milímetros de ancho, y estará conectado de forma inalámbrica con un dispositivo situado en la piqueta (agujero de entrada y salida) de la colmena, para saber las veces que entra y sale al día la abeja.

El «desabejamiento» hace que las abejas se mueran y se pierdan numerosas colmenas, las cuales son muy difíciles de recuperar.

Esta enfermedad, aún por diagnosticar, provoca que las abejas mueran por agotamiento después de los quince primeros días de la floración.

Los pesticidas podrían ser uno de los factores del «desabejamiento», que cada año provoca la muerte de más de un 30% de las abejas.

Instalan microchip en abejas para medir su índice de mortandad

Uno o dos años con el chip a cuestas

Las abejas experimentales tendrán colocados los microchip entre uno y dos años. Además, también serán sometidas a pruebas de estrés, mediante la colocación de cera limpia y cera contaminada en el interior de las colmenas.

Otro de los objetivos del estudio es el de acabar con el efecto devastador del ácaro denominado «varroa destructor», que es capaz de introducirse entre los alveolos de los panales.

Según los apicultores salmantinos, cuando la reina pone los huevos en los alveolos del panal, este ácaro se mete en ellos antes de que la abeja los cierre con cera y se come las patas y las alas de las crías que nacen 21 días despúes, produciendo malformaciones en las nuevas abejas obreras.

Las abejas expulsan de la colmena a este tipo de crías, ya que no son aptas para la elaboración de miel, un factor que reduce en gran medida la producción apícola.

En la provincia de Salamanca se concentra la mitad de los apicultores de Castilla y León, con un total de 488 profesionales, donde están registradas 260.737 colmenas, de las poco más de 400.000 que hay en toda la región.

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