A los pocos minutos de empezar «Tierra de lobos», los dos protagonistas ya se habían quitado la camisa. Es verdad que para lavarse en el río, que quizá lo exigía el guión, pero fue el primer momento en que se pudo comprobar que las novelas de Marcial Lafuente Estefanía habían celebrado un matrimonio de conveniencia con «Pasión de gavilanes». Para mí que en el casting de la serie, a los candidatos a galán les hacían enseñar el torso para ver si daban bien dramáticamente. De todas maneras, no esperábamos otra cosa porque la promoción de la serie de Telecinco se encargó muy bien de anticipar lo que se iba a ver. Hasta la escena final habían desvelado, así que supongo que lo interesante de la historia está en su desarrollo.
Pero es mucho suponer porque es difícil encontrar el interés entre tanto personaje estereotipado, entre tanta previsibilidad, entre tanto caballo (del que hay que bajarse con la pierna por delante, que mola más). Han traído el Oeste a España, con sus bonitos exteriores polvorientos y su casa de la pradera (vale, «La casa de la pradera» no estaba en el Oeste, pero es el concepto lo que cuenta). Han sacado las putas con corsé a las calles del pueblo (es casi lo primero que se encuentran los hermanos protagonistas al llegar), el saloon es una taberna y han cambiado los trabucos por revólveres y rifles. A Marcial Lafuente Estefanía y a «Pasión de Gavilanes» (con sus torsos desnudos, con sus hermanos y sus hermanas) hay que añadirle como referencia «Horizontes de grandeza» con sus clanes enfrentados. Con el terrateniente y su escudero. Aunque no tengo muy claro si el patillas Antonio Velázquez («Paquirri»), el escudero del malo malísimo (Juan Fernández), es más Charlton Heston o más Chuck Connors, por seguir con la referencia de «Horizontes de grandeza». Lo que no se ve por ningún lado, eso sí, es alguien parecido a Gregory Peck. ¿Dónde están los hombres? Los torsos están, sí, pero hombres guapos enteros no veo. Y ni siquiera hablo de la cabeza, como la escritora británica Andrea Newman («Me encanta el cuerpo de los hombres, está mejor diseñado que su mente»). Con algunos ejemplares presuntamente atractivos estoy más por acercarme a Baroja («El hombre: un milímetro por encima del mono, cuando no un centímetro por debajo del cerdo»).
Baroja se refería a los seres humanos pero lo mismo se podría aplicar a las estrellas cinematográficas y televisivas. Aunque es verdad que la «penelopecruziana» Silvia Alonso, una de las chicas, tiene el encanto de Jean Simmons. Sí, vale, toda la comparación está cogida por los pelos, pero es que los hermanos Bravo también tienen agua en sus tierras, como Julie Maragon (Jean Simmons). En la web de la serie, que ha hecho mucho ruido antes del estreno, se decía que los Bravo habían encontrado «un manantial de agua mineral en su finca». Un manantial de agua mineral, pues no va a ser un manantial de agua del grifo. Ah, otra referencia más actual. En la primera vez que César Bravo (Álex García) enseña el cuerpo serrano a Almudena Lobo (Silvia Alonso) le pide que le cosa una herida, como Jack a Kate en «Perdidos». «Tierra de lobos» (15,6 por ciento de «share») ganó por los pelos a «Raphael. Qué sabe nadie’» (un 13,7, en Antena 3).
Sigo sin encontrar el sentido a este despliegue y a esta superproducción patria sin una historia que contar. Para esto, que hubieran actualizado «Curro Jiménez». Igual que se ha hecho un nuevo «Hawai 5.0», quizá habría sido mejor idea modernizar al Estudiante, al Algarrobo o al Gitano. Aunque lo mismo ahora no se podría decir gitano.
Baroja se refería a los seres humanos pero lo mismo se podría aplicar a las estrellas cinematográficas y televisivas. Aunque es verdad que la «penelopecruziana» Silvia Alonso, una de las chicas, tiene el encanto de Jean Simmons. Sí, vale, toda la comparación está cogida por los pelos, pero es que los hermanos Bravo también tienen agua en sus tierras, como Julie Maragon (Jean Simmons). En la web de la serie, que ha hecho mucho ruido antes del estreno, se decía que los Bravo habían encontrado «un manantial de agua mineral en su finca». Un manantial de agua mineral, pues no va a ser un manantial de agua del grifo. Ah, otra referencia más actual. En la primera vez que César Bravo (Álex García) enseña el cuerpo serrano a Almudena Lobo (Silvia Alonso) le pide que le cosa una herida, como Jack a Kate en «Perdidos». «Tierra de lobos» (15,6 por ciento de «share») ganó por los pelos a «Raphael. Qué sabe nadie’» (un 13,7, en Antena 3).
Sigo sin encontrar el sentido a este despliegue y a esta superproducción patria sin una historia que contar. Para esto, que hubieran actualizado «Curro Jiménez». Igual que se ha hecho un nuevo «Hawai 5.0», quizá habría sido mejor idea modernizar al Estudiante, al Algarrobo o al Gitano. Aunque lo mismo ahora no se podría decir gitano.
;)
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