Un nuevo estudio echa por tierra las conclusiones de un texto anterior que aseguraba que el incremento en un grado de la temperatura suponía un aumento del 50% en el número de los conflictos armados en el África subsahariana.
Un estudio sugiere que el cambio climático no es el responsable de las guerras en África. Su autor, Halvard Buhaug, del Instituto para la Investigación Internacional de la Paz (Oslo, Noruega), contesta a quienes apuntan a la sequía y a las olas de calor como las principales espitas de los disturbios originados en el continente negro.
En noviembre del año pasado, cuatro prestigiosas universidades de los Estados Unidos (Harvard, Stanford, Nueva York y Berkeley) mostraban al mundo las conclusiones de un informe publicado en la revista PNAS. «El calentamiento global aumentará un 54% el número de conflictos armados en el África subsahariana de aquí a 2030, con un balance de 393.000 muertos en combate adicionales», sugería el texto. Los investigadores analizaron los datos históricos del periodo 1981-2002 y descubrieron que, en los años más calurosos, el riesgo de conflictos armados era mayor. En algunos casos, un incremento de un grado en la temperatura media provocaba un aumento del 50% en el número de conflictos. «Estos chocantes resultados no son producto de la casualidad, sino de la causa-efecto», comentó Marshall Burke, de Berkeley.
El nuevo trabajo, publicado en la misma revista, contradice lo anterior. Buhaug asegura que existen otros condicionantes, como la disparidad económica, las tensiones étnicas, la inestabilidad histórica y política, así como el número de muertos que deben registrarse para que un conflicto se denomine guerra civil. En su opinión, los políticos han exagerado el fenómeno del cambio climático, estableciendo relaciones de forma precipitada. «También se dijo que cuando se puso fin a la Guerra Fría parecieron acentuarse las luchas armadas en las naciones africanas», sentencia el investigador.