Por mucho que el embajador estadounidense en Haití, Kenneth Merten, afirmara en Washington que el incremento del caos y de la inseguridad en Puerto Príncipe «no es algo que sea imposible de manejar», lo cierto es que los brotes de delincuencia aumentan con las horas.

Incluso un grupo de haitianos que se agolpa cada mañana a las puertas del aeropuerto donde se almacena la ayuda humanitaria trató de acceder ayer por la fuerza a las instalaciones, donde se encuentra el campamento instalado por la Agencia Española de Cooperación Internacional.

Sin temor a la enorme presencia militar, la muchedumbre intentó acceder al recinto aeroportuario, por lo que las fuerzas antidisturbios tuvieron que dispersarlos con gases lacrimógenos. Según la cadena de televisión CNN, tres estadounidenses habrían resultado heridos durante los disturbios.

En declaraciones a la NBC, el jefe de la legación estadounidense admitía que la situación, «obviamente, no es perfecta», porque la policía «está bajo mínimos». Pese a todo, el diplomático norteamericano sostiene que «las cosas están marchando razonablemente bien». De la misma opinión es el general Ken Keen, comandante estadounidense de la fuerza conjunta, para quien «el nivel de violencia que vemos ahora está por debajo de los niveles previos al seísmo».

Pero el peligro de un estallido de una ola de violencia, tanto por necesidad como por afición al delito, es evidente después de que los tres mil reclusos de la cárcel de la capital consiguieran evadirse de las rejas. La Policía teme que la reorganización de las bandas criminales de la misérrima Cité Soleil pueda hacer peligrar las labores de ayuda.

Estos hechos coinciden con la decisión de la ONU de retirar las escoltas a todos los equipos humanitarios desplegados en la capital haitiana. A partir de ahora, debería asumir el mando el ejército estadounidense, pero éste no está escoltando a los camiones salvo a los de su propio país.

La misión, 8.965 militares

Sin embargo, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, pidió ayer al Consejo de Seguridad que amplíe en 3.500 efectivos más las fuerzas internacionales en Haití, para mejorar la seguridad y coordinación de la ayuda. La misión de la ONU (Minustah) cuenta en la actualidad con 8.965 militares y policías, así como con 482 civiles internacionales, 1.247 locales y 213 voluntarios, que suman un total de 10.907 personas. Las unidades militares proceden de 18 países, las policiales de otras 41 (incluida España) y los civiles de 115 naciones.